1| Predictions (Elijah Mikaelson)

22- From a Cradle to a Grave

- ¿Cami?- le llamó Davina abriéndose paso entre los cuerpos de los nocturnos. La rubia se volvió a observarla con algo de lástima, cosa que la extrañó mucho hasta que Marcel se giró hacia ella. Fue entonces que pudo ver la mordida en su cuello- Ay Dios... ¿qué pasó?- preguntó sumamente preocupada, acercándose al moreno frente a ella.

- Klaus...- dijo él como respuesta.

- Pelearon y lo mordió- añadió Camille mientras limpiaba las heridas de Diego, luego se retiró por más agua.

- Marcel...

- Está bien, hice lo mejor que pude- intervino el mencionado intentando tranquilizar a Davina- La sangre de Klaus es la cura- aclaró con simpleza antes de ir a atender a otro de sus chicos.

- ¿Cuando peleaste con Klaus él sangró?- inquirió la bruja con curiosidad.

- Lo golpeé fuerte... si- confirmó Marcel.

- ¿Dónde?

Minutos después caminaba calle abajo a la dirección que le había dado el moreno. Recolectaría la sangre que Klaus había derramado durante la pelea y con eso curaría a todos. Cada gota contaba para los amigos de Marcel, quien cabe destacar era como un padre para ella a pesar de todo lo que había hecho en el pasado, incluyendo el haberla usado como su arma secreta contra las brujas. Era por ese cariño por el que usaría su magia para recolectar la sangre del híbrido más odiado de la ciudad para luego dársela a todo el que la necesitara incluyendo a Josh.

Llegó cerca de un local donde habían vidrios rotos esparcidos por el suelo, algunos vasos de plástico también. Su mirada se posó en un auto color rojo brillante que curiosamente estaba salpicado de sangre, Davina supuso que allí se había llevado a cabo la pelea. Rápidamente tomó uno de los vasos del suelo y se aproximó al capó del auto manchado con la sangre que supuso era de Klaus, colocó aquel recipiente en el capó y alzó sus brazos a la altura de su pecho, alzó su rostro al cielo y cerró sus ojos para comenzar a cantar entre murmullos un hechizo a mitad de la calle totalmente vacía a altas horas de la madrugada. El viento azotaba su cabello mientras recitaba una y otra vez aquel hechizo esperando que funcionase.

- Davina... ¿qué rayos?- ella se detuvo al escuchar la voz de Josh. Observó rápidamente a su amigo, quien sudaba y jadeaba debido a los efectos del veneno.

- ¡Josh!- exclamó sorprendida- ¿Qué haces aquí? te dije que descansaras- le reprochó la bruja con el ceño fruncido, el que se moviera solo aceleraba el proceso del veneno en su sistema y no podía imaginarse perder a su mejor y único amigo.

- Estoy bien- repuso el nocturno con una sonrisa, hablando como si algún tipo de anestesia recorriese su cuerpo.

- Pronto empezarás a alucinar- le recordó ella en tono de reproche.

- A menos que sea una alucinación verte a la mitad de la calle cantando sin razón ¿cierto?

Davina miró el vaso de plástico sobre el capó del auto.

- Voy a salvarte- le aseguró con determinación- Los salvaré a todos.

Davina nuevamente alzó los brazos a la altura de su pecho y alzó el rostro al cielo, cerró los ojos comenzó a recitar nuevamente entre murmullos aquel hechizo. Inmediatamente la sangre comenzó a elevarse, despegándose del auto y levitando en el aire dejando a Josh sumamente perplejo. A medida que la voz de Davina se hacía mucho más fuerte la sangre se alzaba y aterrizaba en el vaso de plástico que la bruja había colocado en el capó del auto.

- Espera, estoy alucinando- comentó Josh estupefacto, observando como la sangre se elevaba incluso del suelo para aterrizar en el vaso de plástico.

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