_ ¿Por qué?_ pregunto al tiempo que tomaba el libro y lo refugiaba contra su pecho.

_ No preguntes cuando no quieres escuchar las respuestas._ La sonrisa se borró de sus labios._ Solo acepta el regalo.

Aunque no sonreía Enid podía sentir su cálida energía emanando de su cuerpo lo que era ridículo si te detenías a pensar que él estaba muerto y su alma condenada por la eternidad. Castigado a permanecer en el mundo, errando sin rumbo y sin ninguna motivación para existir.

El misterioso hombre se colocó la capucha de su capa y se giró avanzando lentamente hacia la puerta, Enid lo miraba y se aferraba al único trozo de bondad que podría tener alguna vez. Cuando llego a la puerta se giró hacia ella y un destello de vergüenza atravesó su mirada de sangre.

_ La espera de los W'rêumlr ha terminado, al fin llegaron a un acuerdo con los demonios y pronto los hijos de Adán volverán a ser atacados y lo que queda de tu amada isla también.

El corazón de Enid se presionó con dolor dentro de su pecho.

_ ¿Por qué a ellos, Crixus?

_ Porque son una piedra en nuestro camino.

La puerta se cerró y el cuerpo de Crixus desapareció completamente mientras el corazón de Enid se desplomaba en un ruido sordo pero terriblemente doloroso.

***

Crixus miro la puerta de roble fijamente y por un pequeño momento de debilidad quiso dejarla abierta para que ella consiguiera escapar de aquel encarcelamiento cruel, pero si la dejaba marcharse entonces no la volvería a ver jamás y eso era demasiado para él. Su egoísmo era tanto que jamás le podría dar la oportunidad de ser libre, ella era lo único que lo conectaba a la vida, a la verdadera vida.

El calor de su piel, el flujo de su sangre por sus venas, el latido constante y fuerte de su corazón y el sonido de sus pensamientos eran el único recuerdo de lo que se sentía estar vivo y poseer un cuerpo que envejecería y un alma que continuaría su círculo de vida cuando el último aliento de su cuerpo se extinguiera. Para muchos la muerte era motivo de miedo, muchos querían ser eternos y no tener que pasar por el lamentable momento de la muerte pero para él era una quimera que jamás conseguiría y que anhelaba conseguir para el descanso de su alma.

_ Lo siento Enid._ Murmuro con la mano apoyada sobre la puerta.

No quería lastimarla contándole parte de sus planes pero aunque era muy egoísta y no la quería perder tampoco era un completo déspota así que le dio el único motivo para desear escapar de su confinamiento. Con la semilla plantada en su corazón volvería a intentar con la poca fuerza que le quedaba escapar o al menos contactarse con sus amigos para alertarlos del peligro.

_ Me arriesgo a perderte pero sé que esto no es lo que mereces.

Tampoco era lo que él merecía pero ya había aceptado su destino y lo enfrentaría con valor.

_ Pero este no es tu destino._ Cerro la mano en un puño._ Tu mereces amor de un alma igual de cálida y viva como la tuya.

Crixus se alejó de la puerta y comenzó su ascenso por las escaleras, alejándose de su única debilidad al tiempo que algo muy en el fondo de su pecho se rompía. Alguien ahí afuera la esperaba, alguien la buscaría, alguien que la amaba y que sin duda la arrancaría de su lado para llevarla lejos.

Cuando esa persona apareciera se haría un lado y la dejaría pasar.

Le diría adiós y entonces el único destello de vida en su cuerpo se marchitaría para siempre.

***

La luz de la luna llena se filtraba por la lumbrera iluminando el rostro de lrwögelkh, su piel lucia aún más pálida y sus rizos rojizos se movían bruscamente con el viento. El pacto de armisticio finalmente llegaba a su final, sus padres por fin les daban el permiso de arremeter sin contemplación contra los hijos de Adán.

Los Hijos de Anac - El Jardin del EdenWhere stories live. Discover now