Capítulo 1.

5.6K 336 124
                                    

Capítulo 1.

Caminado por las pequeñas calles de Chile, observando la luna... esperando algún tipo de respuesta... pero no la hay, no me habla... y creo que jamás lo hará.

— ¿Porque no me hablas? –Le pregunté esperanzada en recibir algún indicio que sacie mi ansiedad— No me has ablando como hace unos 270 años... eso es mucho tiempo —Me detengo apretando los puños en signo de impotencia— no sé qué es lo que hago aquí... por favor ayúdame.

Como no obtuve respuesta alguna, empecé a caminar nuevamente por las frías calles de Santiago, miraba a mí alrededor y vía personas caminado apuradas por las veredas, mientras que otras salían o entraban de las tiendas con bolsas. Siempre tan transitado.

— Hola –Dice dulcemente un niño acercándose, bajando su mirada ocultando sus ojos cafés con su cabello negro.

— Hola, pequeño –le sonrió hincándome hasta quedar hasta su porte, una calidez inundó mi pecho.

— Eres ____ Melody, ¿cierto? –Habló él con la típica voz chillona que poseen los infantes.

Elevó su mirada evualándome con sus inocentes ojos, una ternura bajo mi humilde perspectiva.
 
— Sí, así me llamo... —Respondo risueña, acariciando sus suaves hebras— Y ¿Cómo tú te llamas, pequeñín?

Hizo una pequeña pausa, dudando entre si responder o no pero en el instante que se decidió una voz irrumpió con nuestro ambiente con ímpetu.

— ¡Thomas ven para acá!  –Exclama una chica mayor por unos pocos años molesta, mientras lo agarra del brazo para tironearlo- Mamá se va a enojar si estás hablando solo –lo retaba mientras lo tironea-

— ¡No estoy hablando solo! –Se quejó poniendo resistencia, casi hasta el punto que se tira al suelo.

— Es cierto, está hablando conmigo –Defendí al niño pequeño sabiendo que sería en vano. Ni que mi voz fuera a llegar a sus oídos.

— No mientas –Refunfuña molesta mientras aprieta el brazo del pelinegro, mientras que Thomas, por inercia, hacía una mueca de dolor.

— ¡Eh déjalo! Le haces daño –Gruñí cansada de su arrogante actitud.

Vuelo hacia ella en posición de pelea con el único fin de proteger a la pequeña vida que en esos momentos se encontraba a espaldas mía. Pero en vez de proteger al pequeño salí dañada de manera inminente cuando me traspasaron.

Esa sensación... es horrible, es como si te faltara el aire por un momento, te sientes solo, la soledad en ese corto momento parece ser tu fiel compañera... además de sentir unas inmensas ganas de llorar, pero no lo hago soy fuerte y... eso ya me ha pasado otras veces. No es nuevo este agobiante sentimiento.

— ¡Mamá! –Se escucha una voz de una niña desde una tienda trayéndome de vuelta a la realidad– ¿tú crees que Santa Claus me traiga mi bicicleta?

 En ese momento me di cuenta de que nuevamente me encontraba sola en la calle.

— Sí, hija –Obtuvo como respuesta casi de inmediato.

Falta poco para navidad, por eso esta tan transitado en estos momentos, muchas personas pasan por aquí... en Chile nunca llegan los regalos como se deben, llegan de una forma que nadie se lo espera, de la forma en que se puede ir tu infancia a la punta del cerro si lo descubren... yo lo sé. Porque he visto y he escuchado como los niños descubren como se encuentran los regalos, algunos pillan a sus padres con las manos en la masa como se dice. Pero hay algunos padres que se preocupan de se haga realidad lo que ocurre en Europa... que los regalos sean envidados por Santa Claus.

Los niños nos unieron -Jack Frost y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora