Parte 1 Sin Título

Start from the beginning
                                    

Un año pasó, mientras Matías pensaba su venganza.

Él había repetido un año, por lo cual tenía de compañeros a los mismos chicos que su difunta amiga, y se había hecho amigos de ellos.

La noche previa a la graduación, casi todos los chicos se reunieron en la casa de Matías para celebrar con tragos, comidas y música. Era una gran noche, hasta que Luz cayó desmayada al piso, pero todos rieron creyendo que estaba muy borracha; de hecho le dibujaron la cara a modo de broma: lentes, unos bigotes y un pene en la frente. Todos reían, sin saber que en realidad ella estaba muerta.

Mientras más transcurría la noche todos se empezaron a sentir mal y a vomitar, algunos tenían convulsiones y de uno en uno todos fueron cayendo muertos al piso, algunos con sus últimos alientos pedían llamar a un doctor, pero nadie los escuchó.

Al llegar la mañana la escena era terrible, todos estaban muertos. Todos a excepción de Matías, el cual se había regodeado con la escena unos momentos antes y luego había llamado a la policía simulando que lloraba.

Fue una noticia nacional: 18 jóvenes de entre 17 y 18 años murieron intoxicados en una fiesta. El único sobreviviente atribuyó la culpa al posible mal estado de la carne, dado que esa noche habían comido hamburguesas; menos él, porque era vegetariano.

La ciudad estaba de duelo, no podían creer que tantos chicos con una vida por delante hubieran muerto de forma tan repentina.

Obviamente la graduación se canceló porque sólo quedaban 2 de los 21 alumnos del curso: Pilar, que no había ido a la fiesta por un castigo, y Matías. Ella había decidido hacer la vista gorda, pero le parecía muy raro el asunto. No creía en la palabra de Matías, hasta hacía unos meses no era vegetariano, disfrutaba ir al Hot Dog King y tener parrilladas con sus amigos, ¿por qué cambiaría de parecer tan rápido? ¿Cómo una simple carne en mal estado pudo llevar tan rápido a la muerte? Algo no cuadraba.

Llamó a la policía para dar ese punto de vista, pero sólo recibió negativas, diciendo que no podían hacer un examen toxicológico. Luego de esa desalentadora respuesta, llamó a Matías para que fuera a su casa con la excusa de ver una película; pero con la verdadera intención de interrogarlo.

Al cabo de unos minutos Matías llegó a la casa, recibiendo al entrar un insulto y una increpación de parte de la dueña de ésta:

—Yo sé que tú tienes la culpa, no creo ese cuento de que eres vegetariano.

—No, pilar, de verdad. Yo no fui —dijo casi llorando.

—Lágrimas de cocodrilo, no te creo.

— ¿Por qué no? —retrucó.

—Hay algo que se llama cianuro, bebé, y sé que lo usaste para matar a nuestros compañeros. Voy a llamar a la policía —dijo sosteniendo un celular con su mano.

—No, no lo harás —respondió, y sacó de su bolsillo una cuchilla bien afilada con la cual apuñaló a la chica en el estómago. La sangre salía a borbotones de su abdomen, y ella no dejaba de gritar y pedir piedad.

—Cállate, no me das pena. Acabaste con la vida de Melina, ¡yo acabaré con la tuya!

—No...no —dijo con sus últimos alientos, y él le asestó una apuñalada en el corazón, matándola en el acto.

Lleno de sangre se quedó contemplando el cadáver un momento, era una especie de morbo que tenía, ver como alguien moría delante de sus ojos.

El show terminó cuando empezó a sentir sirenas de policía de fondo, seguramente algún vecino había alertado a los policías; por lo cual salió por el patio, saltó por el tapial y corrió una cuadra hasta la vieja casa de Melina. Ésta estaba en completo abandono, ya que los padres de melina se habían ido a otra ciudad.

Matías entró por una ventana rota y rápido se refugió en la vieja habitación de la muchacha. Casi vacía, con manchas de humedad, la ventana rota, mucho polvo. No era así como la recordaba.

—¡Sal de ahí con las manos en alto!—gritaba un policía con voz gruesa a través de un megáfono.

—¡Sal de ahí o entraremos por la fuerza!

Al no recibir respuesta por parte del muchacho, derribaron la puerta y rápidamente registraron la planta baja. Cuando Matías escuchó los ruidos de varias personas subiendo rápidamente la escalera, supo que era su fin. Se sentó en una esquina, con la cuchilla ensangrentada la cual había usado para matar a la chica hacia unos minutos en la mano.

La puerta se abrió de golpe y varios uniformados a punta de pistola lo apuntaban con armas de alto calibre.

-¡Deja ese cuchillo y arriba las manos!

Él, al verse rodeado por la policía, colocó la punta afilada del cuchillo en su pecho, en voz baja dijo.

—Esto fue por ti, Melina, logré vengarte. Te amo —y se apuñaló a sí mismo en el corazón.

Murió después de agonizar unas horas en el hospital.

Pasaron muchos años, la ciudad se fue recuperando de la trágica masacre que hizo el muchacho, pero la casa de Melina nunca más fue habitada. De hecho, dicen que a la noche se ven rondando por la propiedad dos fantasmas tomados de las manos.

FIN

Muchas gracias a @GuadaVarela525 por corregirme el cuento

La ListaWhere stories live. Discover now