Introducción I

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El sonido de balones rebotando, el chirrido de los tenis y una que otra voz gritando inundaba el gimnasio de karasuno como en todos sus entrenamientos, pero no era igual que siempre.

Faltaba concentración, faltaba energía, faltaba su inagotable entusiasmo, faltaban ellos.

Apenas habían pasado dos días desde que los miembros de cuarto semestre estaban ausentes, habían estado hasta el cuello de ocupados, y cómo no, si tanto sus exámenes para ingresar a la universidad como su graduación estaban a la vuelta de la esquina.

Habían ganado las nacionales contra Nekoma.
Maldición, de verdad lo hicieron. Llegaron a la cima, fueron triunfadores y fue perfecto; pero ahora todo había terminado.

Los mayores tendrían que seguir y su tiempo en la cancha había terminado, por lo menos en Karasuno.

A la pequeña carnada del equipo se le revolvía el estómago sólo de pensarlo. Ennoshita, Narita y Kinoshita (que si bien no había compartido mucho en las canchas con ellos) habían apoyado a los menores a gran escala enseñándoles, practicando con ellos, sacando lo mejor de cada uno y limitándolos un poco cuando era necesario.

Kyoko, la manager. Era muy seria, por lo que no hablaba mucho, pero siempre tenía las palabras correctas cuando el equipo las necesitaba. Siempre apoyándolos.

Asahi, su confiable as. Que remataba cómo nadie y atemorizaba a todo el que no lo conociera aunque era la persona mas dócil y humilde del equipo.

Suga, la madre del equipo. Y aunque a veces le molestaba que lo llamaran así, el apodo no le podía quedar más a la medida. Siempre velando por el bienestar de todos, ayudándolos y consolándolos cuando las situaciones no eran las mejores.

Y su inquebrantable capitán (También llamado a veces el papá del equipo, más por venganza de Suga que por nada). Manteniendo a raya a todos los revoltosos jugadores, regañándolos y felicitándolos, siempre diciendo lo orgullos que estaba de todos.

Él no quería cambiar nada de eso, pero tampoco podía hacer algo, era inevitable después de todo.

¿Cómo se había adaptado de tal manera a su equipo en tan sólo un año?

«Uno se acostumbra rápido a lo bueno». dicen por ahí y a Shouyo, en ése momento, no le podía parecer más cierto.

Las horas pasaron extrañamente lentas y cuando finalmente era hora de irse, mientras cambiaban su ropa deportiva por el usual uniforme en los vestidores dos chicos rompieron el sofocante silencio.

—Waoh— soltó Noya mientras cerraba su casillero y se recargaba en él—se gradúan ya ¿Eh?, Y pensar que nosotros podríamos estar en las mismas.

—Lo sé, que triste. ¡Nos han dejado atrás!— exclama Tanaka aún sin pantalones, dejando ver los infantiles bóxer por más tiempo del necesario.

—¡Sí! ¡Qué injusto!

—No es su culpa que ustedes hayan sido tan tontos como para perder un año.

—Tsukki...

—¡Oye cabrón! ¡Seguimos siendo tus Senpais, ten más respeto!

—No, de hecho no lo son.

Ambos acusados se miran, le dan la espalda, empiezan a murmurar un momento y rápidamente vuelven a encarar al rubio.

—Bueno, somos mayores que tú así que igual debes tenernos respeto.— dice el más pequeño y el rapado asiente con los brazos cruzados.

—Hinata también es mayor que yo, y tampoco le tengo respeto.

—¡O-oye! ¡¿A-acaso quieres pelear, eh?!

Años de Enigma. #Haikyuu!!Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt