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Costantine

El sabor de los labios de Diane aún persiste en mí. A unos metros de mi mansión mientras mi chofer avisa para que abran el portón me llega un mensaje. Ruego porque no sea otra de mis ex amantes y pienso seriamente en cambiar mi número cuando me doy cuenta de que es de Diane

"por favor avísame cuando llegues a tu casa, yo también necesito saber que estas a salvo"

Nunca, ninguna de las mujeres con las que salí se había preocupado porque yo llegara a salvo a casa. Una bola de emoción se junta en mi garganta y cuando el automóvil llega a la puerta de casa le doy las buenas noches a Roberto y entro. Tomo el teléfono en mi mano y le contesto

"llegue a casa, descansa"

¨tú también, realmente me gusto cenar contigo" y ese simple mensaje me hace sonreír.

Mi casa es un pequeño palacio. Tienes diez habitaciones con baño privado y la principal en suite con hidromasaje y ducha acristalada con vista a mi lago artificial particular donde nadan peces de todas las especies. Tiene una cascada que se alimenta por la misma fuerza del agua circundante y un puente estilo japonés que lo cruza de lado a lado para dar paseos tranquilos desde el fondo de la casa hasta una pequeña glorieta cenador, también estilo japonés. Rodeada de flores exóticas de todas partes del mundo. Un pequeño pedazo de paraíso dentro de la gran ciudad. Una extensión de parque de dos calles hacia las cuatro esquinas, para eso tuve que comprar las propiedades linderas derribarlas y construir un muro de 4 metros de alto. Cámaras de seguridad internas y externas. Guardias 24 hs... quizás sea exagerado pero mi privacidad es algo que vale cualquier dinero.

Mi casa es mi santuario. Solo pocas personas la conocen. Cuando hago reuniones o fiestas siempre son en un hotel o salón. Nunca aquí. No me gusta tener personas en casa. Es más. Odio las visitas. Así que si alguien quiere cenar conmigo por negocios siempre voy a donde me inviten y no estoy más que lo justo y necesario. Vivo rodeado de gente por lo que la soledad es para mí algo invaluable.

Entro a mi dormitorio, un lugar sagrado donde ninguna mujer a estado. No quiero el recuerdo de ningún aroma aquí. Solo mi tranquilidad y la paz de mi mente.

Después de quitarme la ropa y ducharme me recuesto en mi cama. Y mi mente va a Diane, dándome cuenta de que en realidad no deje de pensar en ella. Es tan diferente a lo que estoy acostumbrado que remueve cosas dentro de mí...

Sin embargo me resisto. La única mujer que deje entrar en mi vida profundamente me destrozo por completo. Casi me hunde no solo económicamente si no también hizo pedazos mi alma. No puedo dejar que eso pase de nuevo. 

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