Dos amigos

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Mo siempre había tenido un humor muy tonto. Le hacían gracia las caídas, las voces ridículas o los chistes sobre guarradas. Contra todo pronóstico, igual que el sándwich, la peli estaba bien divertida. ¡Incluso había soltado alguna carcajada! El sofá era cómodo y, además, Mo podía jurar que nunca había visto una peli en una pantalla tan grande. Ya nada quedaba de la anterior angustia. En ocasiones la ansiedad y los recuerdos le jugaban una mala pasada, pero con los años había aprendido a vivir con ello. Simplemente tenía que pensar en otra cosa y ya está. Quizás...quizás si se hubiera ido a casa justo después aun estaría hecho un ovillo en la cama. Mo volvió a la tierra. Quizás debía un agradecimiento. Pese a esto observó (y sintió) como él y He Tian estaban completamente pegados de hombro a rodilla. Mo recostó su peso intentando alejarse y apoyándose de nuevo en la oreja del sofá. Pese a sus intentos de hacer correr el aire entre sus cuerpos, estaban tan juntos que fracasó estrepitosamente. Mo empezó a sentirse incómodo y a sudar, pasando las manos erráticamente por sus pantalones en un intento de secárselas. Finalmente, decidió cortar por lo sano y se levantó abruptamente, tieso como el palo de una escoba. He Tian le miró desde abajo, cuestionándole.

- Voy...emm... ¿baño? - He Tian hizo ademán de levantarse. - No, no. Solo dime donde está. - He Tian acentuó la mirada, esta vez más confundido.

- Está lejos. Pondré la pausa.

Caminaron en silencio por el pasillo oscuro hasta llegar a una puerta. He Tian la abrió con una mano, manteniendo la otra en el bolsillo. Mo dio un paso hacia adelante y la luz se encendió de repente. Un enorme baño de estilo europeo con una gran bañera central. Como todas las estancias de la casa que hasta ahora Mo había visto tenía una gran cristalera completa. Al pelirrojo le asaltó el pánico del pudor y se giró hacia He Tian. Como si este le leyera la mente dijo:

- No te preocupes, es un cristal tintado. – le despeinó el pelo con gesto tranquilo y cerró la puerta quedándose fuera.

Mo Guan Shan se quedó plantado en medio de la estancia, más grande que su propia habitación. Se acercó a la pila, posando sus manos sobre el mármol oscuro. Miró el espejo y contempló su rostro sudado y decrépito. Negó con la cabeza y respiró profundo.

- Venga, joder. No es para tanto. ¿Qué cojones me pasa? - pronunció para si.

No era tan raro en realidad. Sheng también solía tocarle y esas cosas. Le daba tan poca importancia que no recordaba ni la última vez que se habían abrazado. No hacía falta hacer drama. Y repitió esto una y otra vez, convenciéndose. Pero esa imagen volvía y se repetía en su mente como un disco rayado. La presión sobre su mentón, la cabeza alzada, el calor y la humedad, su corazón latiendo frenético. Mo apretó aún más fuerte el lavamanos. Como podía estar tranquilo con un acosador sexual al lado, era obvio. Pese a esto, pensó, eso fue hacía mucho. He Tian ya no tenía esa actitud, de hecho, no había vuelto a hacer algo así.

- Sí...seguro que todo se trató de una broma y se ha estado riendo de mi todo este tiempo. Ya está...

Tenía que salir allí, con los dos cojones que su madre le había dado. Plantarse en el sofá y no amedrentarse por nada. Dos amigos. Viendo una peli. Ya está, nada más. Mo se mojó el rostro y se miró a si mismo decidido. Allá iba.

Abrió la puerta encontrándose a He Tian apoyado en la pared, con los brazos cruzados.

- Has tardado un rato.

- ¿Y para que me esperas cabeza-polla?

- Pues para que no te pierdas. -dijo con la sonrisa en el rostro que le caracterizaba.

Esta vez Mo fue más hábil y al llegar al sofá aligeró el paso, sentándose él primero bien ancho un lateral. Al llegar He Tian no lo dudó ni un segundo y volvió a sentarse a su lado, esta vez sin tocarle. Mo maldeció por dentro. "Tranquilo Mo, tranquilo. No es para tanto", se dijo. La peli volvió a empezar y pese a que lo intentó, de verás lo hizo, Mo no pudo dejar de estar pendiente del espació que les separaba.

El tiempo pasaba lento y espeso, como si Mo lo forzara a pasar por un embudo con la salida demasiado pequeña. Todo se precipitó cuando el pelirrojo volvió a sentir la calidez de un cuerpo ajeno. He Tian posó los dedos huesudos sobre el antebrazo del muchacho. Mo se quedó completamente congelado. ¿Y eso? ¿Eso lo debía considerar normal o podía empezar a montar el drama? Habría querido gritar y patearle la espalda, pero el moreno estaba distraído, con su otro brazo sobre el respaldo del sofá, las piernas abiertas y la mirada en la pantalla. Quizás simplemente había dejado caer el brazo y no se había dado cuenta... Mo respiró ligeramente aliviado e intento disimular su nerviosismo. Todas las dudas se disiparon cuando los dedos se empezaron a mover convirtiendo el contacto en una caricia sutil. Todo sucedió deprisa. Mo entró en pánico y sin siquiera pensarlo se levantó, preparado para salir corriendo. De repente no pudo avanzar más y se preparó, reuniendo todas sus fuerzas, para enfrentar al chico que le agarraba el brazo.

Salvando las distancias [19days - TianShan]Where stories live. Discover now