Capítulo 3: Sueño

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Durante el partido no despegue los ojos del chico de ojos azules. No importaba quien anotara, yo no me levantaba. Me sentí como un robot, programada para solo observar a un jugador moverse a través de la cancha. El balón iba y venía, realmente no entendía mucho el fútbol por lo que no me preocupaba por el juego. Hubo medio tiempo y perdí el rastro del rubio entre el montón de lobos que se dirigían a los bancos a descansar.     

-Quiero algo de comer.- Se quejó Megan.

-Ve a comprártelo.- Le respondí buscando con la mirada por toda la cancha al chico.

-No quiero ir sola.- Hizo un puchero de niña pequeña.

- No soy un hombre eso no funciona conmigo.-No le preste atención.

-Yo voy contigo.- Angie se levantó para luego alisarse el vestido con las manos. Megan imitó sus gestos con su falda y juntas fueron a comprarse algo de comer. Volví mi atención al campo después de ver a ambas alejarse.

Uno de los jaguares se acercó caminando hasta la pequeña cerca que separaba las gradas del campo, supe que era Mike cuando se quitó el casco y me hizo señas con las manos para que me acercará a él.

Baje corriendo hasta donde estaba.

- ¿Qué...-iba preguntar pero me vi interrumpida por mi mejor amigo.

-¿Que rayos te sucede?-En su rostro se veía claramente que estaba enojado.

- Yo no he hecho nada malo.- dije a la defensiva. Mike frunció más el ceño.

- Por dios deja de mirar al tipo ese, es el enemigo. - Grito mientras señalaba al grupo de los lobos que se encontraban reunidos. -Es el líder del enemigo, apóyame al menos.-Baje la cabeza avergonzada, como una niña a la que acaban de regañar. - Ni siquiera lo conoces. ¿Qué te sucede?- Mike tenía razón.

- Lo lamento, yo no sé lo que me pasa.- Respondí con voz quedada.

Tomo mi mano por uno de los huecos de la cerca y la acaricio con su pulgar. Mike no era un chico dulce pero tenía sus momentos.

-Lo lamento no quería gritarte. - Se disculpó, pareció querer decir algo más pero el silbato sonó y tuvo que regresar con su equipo.

Me dirigí a las gradas pero algo me detuvo. Alguien me miraba fijamente, odiaba cuando lo hacían, tenía esa sensación rara.

Giré y observe a mí alrededor. Mi respiración se detuvo al verlo mirándome fijamente, sus ojos azules se volvieron a encontrar con los míos. No se veía nada feliz, tenía el ceño fruncido y aquellos ojos que en su momento vi llenos de determinación ahora se encontraban ardiendo de una forma que me desconcertó. Se colocó el casco y se dirigió al campo.

Volví a mi asiento pensando que Mike tenía razón. Él era mi amigo, debía de apoyarlo en vez de estar babeando por un chico al que ni siquiera conocía.

Mis amigas regresaron apenas el partido se reanudo.

Durante el resto del juego me levante y celebre cada vez que los jaguares anotaban, aunque fueron muy pocas. Al final del partido los Lobos Árticos habían ganado 24 -10. Todos los jaguares se habían quitado los cascos y los habían lanzado al suelo. Mike también lo había hecho, sé pasaba las manos una y otra vez por el cabello mojado por el sudor. Nunca había sido buen perdedor, se veía frustrado.

Todos empezaban a irse de forma que las gradas se fueron vaciando.

Decidí que lo mejor era irme, llamaría después a Mike y lo invitaría a ver una película en mi casa o a comer helado. A hacer algo que le levantará el ánimo, porque conociéndolo, duraría un tiempo deprimido.

Baje las gradas junto a Angie y Megan dispuesta a irme.

-Espérame en el estacionamiento.- grito una voz conocida-Yo te llevo a casa. 

Gire para ver Mike junto a la cerca. Estaba hecho un desastre y tenía un poco de tierra en las mejillas.

Asentí y volví a seguir a las chicas, quienes miraban la escena con una sonrisa de idiota.

Las despedí y espere a Mike en el estacionamiento como él me había pedido.

Me quede observando la salida. Una mano tomo mi cintura, causando una extraña sensación que recorrió todo mi cuerpo.

No aparte la mano, me había acostumbrado a lo largo de los años al tacto de mi mejor amigo.

-Lamento que perdieras. ¿Que te parece si vamos a comer un helado?-dije tratando de consolarlo, la mano en mi cintura hizo más presión. -Hicieron un gran esfuerzo.- Me di media vuelta dispuesta a darle un abrazo en forma de consuelo.

Pero me encontré con unos ojos azules y me paralice.

-No perdí pero igual me encantaría ir a comer un helado contigo.- dijo con picardía pero sus ojos delataban que estaba un poco molesto.

-Suéltame. - Le di un manotazo a la mano que se encontraba en mi cintura. Al instante me soltó.-Te confundí con alguien. - Lo observe recorriendo su cuerpo envuelto en ropa casual que siendo sincera le quedaba mucho mejor. Llevaba una camiseta azul claro junto con unos jeans. Con una gran altura, hombros anchos y una cintura estrecha que delataban sus jeans, se veía exactamente como el chico malo que siempre se mete en problemas.     

-Adivinare.- Apoyó dos dedos en su barbilla de forma pensativa - Con el tal Mike.

-¿Cómo sabes que se llama Mike?- fruncí el ceño.

-Tengo mis contactos.- Hizo un gesto con la mano para quitarle importancia.- Quería saber quién se portaba tan amistoso con mi futura chica.- Mordió su labio y me vi distraída por el movimiento.

-¿Tu futura chica?-dije incrédula cuando logre procesar lo que había dicho.-Por favor, ni siquiera te conozco.

- Si ese es el problema, mi nombre es Noah West. Nací en 4 de febrero, soy signo acuario...

-No quería decir que me contarás tu vida.- Lo corte.

- ¿Entonces qué tengo que hacer para salir contigo? -Su voz ahora sonaba más suelta, seductora.

-Nada.- respondí. Tratando de apartarme de él.

-¿Eso significa que puedo salir contigo, Aimi? - Se volvió a acercar bajando su cabeza peligrosamente cerca de mi boca.

-¿Cómo sabes mi nombre?

Estaba muy segura de que no le había dicho mi nombre.

- Como te dije, tengo mis contactos.

- ¿Así que eres un aprendiz de acosador? - Intente nuevamente apartarme de él.

-No.- Una pequeña sonrisa tiraba de sus labios. - Solo quería saber quién era la chica linda que se encontraba sentada en las gradas.-Su mano se acercó a mi mejilla y la rozó ligeramente, luego coloco un mechón de cabello detrás de mí oreja. - Solo quiero conocerte.

-Ya la conociste, ahora apártate de ella.- Mire por encima del hombro de Noah y me encontré con un Mike enojado, limpio y aseado. Su cabello mojado ahora se veía más oscuro, vestía una camiseta verde junto con sus típicos vaqueros.

Noah se giró a enfrentarse al chico recién llegado. Sabía que se pelearían si pudieran, así que me interpuse entre ambos.

- ¿Que eres tú de ella? -pregunto el rubio.- ¿Su novio, su hermano o simplemente su amigo?-Su voz claramente era de burla.

- Soy más importante para ella de lo que tú nunca podrás ser.- Respondió con una sonrisa socarrona. -Soy todo lo que has dicho.- Mike terminó con la distancia que nos separaba y me tomo por la cintura, acercándome a su pecho de manera posesiva. 

Me quede pensando en lo que mi mejor amigo de toda la vida acababa de decir.

- Muy buena respuesta amigo.- La risa de Noah era como el canto, me maldije a mí misma por el hecho de que todo lo que hacía me fascinaba. -Pero no siempre estarás al lado de ella.-Saco unas llaves de su bolsillo y jugo con ellas -Será mejor que me vaya.-Se dio media vuelta encaminándose hacia los autos pero paro en la mitad del camino. Se giró- Hasta luego, mi amor.- Grito soplándome un beso-Nos vemos cuñado.-Volvió a gritar pero esta vez dirigiéndose a Mike.



Por un partidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora