Inseguridad

56 6 0
                                    

Miro para todos los lados, nerviosa. Juego con las mangas de mi túnica y miro para las cajas llenas de bromas de los gemelos. Estar en el baño del séptimo piso a altas horas de la noche no me hace mucha gracia, pues como Umbridge nos pille, nos va a caer una buena.
Y yo no quiero que me vuelvan a castigar.
Ya he tenido suficiente.
Pero al lío, estoy aquí porque he quedado con George.
Ya han pasado dos semanas, y no hemos tenido tiempo de vernos nada.
Que si mis clases, que si las suyas... Solo nos veíamos los lunes en la última clase, y luego tenía que irme toda escopetada para mi sala común, para estudiar y acabar mis cursos, para así llegar a tiempo para los TIMOS y hacerlos con mis compaleros de año.
Le hecho mucho de menos. Nos hemos dado algún que otro beso, y nos hemos dicho no sé cuantas veces "te quiero", supongo que para apaciguar nuestro amor.
Ahora Umbridge tiene vigilado todos los pasillos. Una vez nos pilló demasiado cerca y nos avisó de que la próxima vez haríamos copias.
Aún por encima lo han echado a él, a Fred y a Harry del equipo, y no sé como se lo ha tomado...
Y supongo que el vernos tan poco hace que esté un tanto nerviosa...
Oigo un ruído y me sobresalto, pensando en Filch y su gata, en las serpientes que tiene Umbridge como "lameculos" o... O en ella, qué caray...
Pero me calmo al ver que es George que corría hasta llegar a la entrada del baño.
Respira fuertemente y sonríe al verme. Yo también sonrío, algo tímida, pero alegre de verlo.
Corre hacia mí y me abraza, dándome vueltas y más vueltas. Río como una loca y me apoyo en los hombros del pelirrojo, que me mira y me sonríe de esa forma extraña que a mí tanto me gusta.
Después de estar más mareados que unas peonzas, me posa en el suelo, me agarra de la cintura y me besa con una intensidad ardiente.
Sin coñas, ¡casi me quema!
Debora mis labios con hambre, y yo no soy menos, es lo que tiene no haberlos probado en dos semanas.
Una vez que pruebas ese sabor dulzón, te vuelves adicto. O adicta en mi caso.
Lo cojo de la cara y me pego a él todo lo que puedo, y luego le acaricio el pelo con tal locura que... No sé.
ME ENCANTA.
-Mm... Te eché de menos... -me dice, y caminamos hasta una pared cercana, donde me acorrala y se pega a mí todo lo que la física nos permite.
A pesar de que él no tenga ni idea de qué es eso, pero vosotros sí, ¿no?
Yo sé lo que es, pero en el instituto de muggles se me daba como el culo, jé.
-Yo también, zanahorio...
-Mm... Me ha gustado eso.
-A mí me gustas tú...
-¿Sólo eso...? -me muerde un lado del cuello y yo me quejo.
Bueno, es un intento de quejido, en realidad... Creo que he gemido, pero no pienso aceptarlo delante de él.
-Me encantas... -le digo.
-Eso está mejor... Vuelve a hacer ese ruídito, por favor... Me vuelve loco... Era un gemido, ¿verdad?
-No, claro que no, me he quejado.
-Ya, ya...
-¡Es verdad! -George se ríe, pero no deja su labor. Yo tiro de su pelo y le muerdo el lóbulo de la oreja.
-Ohh...
-¡Eso sí ha sido un gemido! -le acuso, besando su cuello.
-No, claro que no. Eres una pervertida.
-No es cierto... -le muerdo de nuevo y ahora sí, se queja.
-¿Está rico o qué?
-Estás sabrosón. -le digo, volviendo a besar sus labios.
¡ADORO A ESTE HOMBRE MUY FUERTE, EN SERIO!
-Me encanta cuando estás así...
-¿Así cómo?
-Suelta... -me besa.- Sin pavor ninguno. -me besa de nuevo.- Eres preciosa. -vuelve a besarme.- Cuando. -beso.- Eres. -beso.- Tú. -beso.- Misma. -beso, y este último me lo da quitándome incluso la respiración, conociendo a fondo mi lengua y yo la suya.
Lo abrazo tan fuerte que a mí me duelen los brazos, pero él parece no notar nada. Le paso las manos por esa espalda ancha que tanto me gusta y sonrío un poquitín, lo justo para no interrumpir el beso. Cuando nos separamos para coger aire, yo echo la cabeza para atrás para respirar y suspiro.
George aprovecha para besarme el cuello y yo tiemblo.
-Ay...
-¿Qué? ¿Qué ocurre? -dice George, algo asustado.
-Que me voy a morir... Me das demasiado amor...
Chasquea la lengua y niega con la cabeza. Vuelve a besarme y me sonríe.
-Tonterías. Claro que no te vas a morir. Ni siquiera por mí, fíjate lo que te digo.
-Me vuelves loca, Weasley.
-Tú si que me vuelves loco, Rocío. -me besa de nuevo, cogiéndome la cara y arrimando su cadera a la mía.
-Oye, ¿qué te crees arrimando cebolleta?
-¿Perdona? -ríe y se arrima más. Me mira picaramente y yo ennarco una ceja, sonríente.
-Lo que has oído. -me arrimo ahora a él y George ríe.
-Te arrimas a mi cebolleta, ¿eh? ¿Y que pasaría si empiezo a restregarme contra ti?
-¡George, por favor!
-Por favor nada. ¡Has empezado tú!
-¿¡Cómo que he empezado yo!?
-¡Has dicho que estaba arrimando cebolleta!
-¿¡Y acaso no es verdad!?
-Yo no he dicho que lo fuera. -comienza a restregarse y yo me pongo tiesa. Me tapo la cara con las manos por la vergüenza y oigo a George reírse. Me quita las manos de la cara y me las pone encima de la cabeza, haciendo que no pueda moverlas.
-George...
-Me gusta mucho tu rojo. Mucho, mucho, mucho... -vuelve a besarme y se restriega contra mí, suspirando.
Yo también suspiro. Y noto como el calor que tengo en las mejillas se me expande por todo el cuerpo. Empiezo a sudar. A querer algo de fresco... Pero no quiero despegarme de él... De hecho... Tampoco es que me moleste que se restriegue a mí...
Espera un segundo...
-George... George, para... George...
-Mm... -no da a basto, besa cada centímetro de mi cara y de mi cuello, intentando pegarse más y más...
-George, pueden pillarnos...
-Clafo que no. -dice, sin despegar sus labios de los míos y yo suspiro.
-Georgie...
-Me encanta que me llames así...
-Lo sé, cariño... Pero... En serio... Tenemos que parar...
-¿Pero pof qué?
-Porque... Porque...
Lo beso yo ahora, me pueden las ganas. Él suspira y me muerde un labio, lamiéndolo, succionándolo...
Me estoy volviendo loca...
George se separa de mí y me mira, no dando a basto para respirar.
-Tú tampoco puedes parar, ¿verdad?
Niego. Quiero seguir besándolo, pero la poca cordura que me queda me hace pensar...
<<¿Y si por lo que fuera no damos parado?>>
George ríe y acaricia mi nariz con la suya. Nuestras respiraciones se mezclan y nos sonreímos.
-Pensé que era el único... Me alegra saber que tú también estás acelerada...
-¡N-no estoy acelerada! ¿¡Qué insinúas!?
George sonríe y ennarca una ceja, mirándome. Se inclina hacia mí y me pone morritos para darme un beso.
-Nada, no insinúo nada. ¿Quieres dar un paseo?
Yo parpadeo y lo aparto.
¿Me está tomando el pelo?
¡SON MÁS DE LAS ONCE Y MEDIA DE LA NOCHE!
-George... A lo mejor no te has dado cuenta, pero...
-¿Pero...?
-Pero... ¡¡Es casi media noche!!
-¡Shh, calla, loca! -ríe en bajo.- ¿Confías en mí?
-Sí, claro.
-Pues ven, vamos. -me agarra la mano y salimos del baño. Vamos caminando rápidamente por el pasillo y mirando a todos lados, casi rezando para que nada nos encuentre.
-George... -susurro.
-Shh, me lo dices después.
-Pero...
-Shh, Rosie...
Seguimos andando y bajamos las escaleras, llegando al quinto piso. Cogemos uno de los muchos pasillos y andamos más deprisa, pero silenciosamente, hasta un cuadro de un señor muy, muy, muy mayor sentad en una silla.
George le dice algo que no alcanzo a entender y el viejo sonríe.
-¿Traes a otra chica contigo? Eres un ligoncete, pequeño Weasley... -ríe, apartándose el cuadro para dejar un hueco por la pared suficientemente grande como para que cojan dos personas.
<<¿Eh...?>>
-Oh, cállese... -dice, George, apresurado.
¿Qué ha sido eso?
George tira de mi mano y entramos por ese hueco, donde a mí me corre un repelús.
Aunque creo que no es del todo por el frío.
<<¿Qué es eso de que "¿Traes a otra chica, Weasley?"? No, George no... No, ¿verdad? No, fijo que se referiría a cualquier otra cosa, ni que George no me hubiese demostrado lo mucho que me quiere cantidad de veces...>>
Pero... ¿Y si...?
No.
No, claro que no.
El cuadro vuelve a tapar el pasadizo y nos quedamos completamente a oscuras. Noto como George aprieta su agarre y caminamos rapidamente.
Estoy un poco confusa.
¿Se referirá a alguna de sus novias anteriores? Casi que prefiero eso a que...
A que...
Oh Dios...
¡No! ¡Se supone que George me quiere mucho!
<<Pero... ¿Y si estas dos semanas en las que no me ha visto nada, se sentía solo...? ¿Y...?>>
El pecho comienza a dolerme y me encojo, andando más despacio.
-Estás muy callada. -me dice.
-Me dijiste que estuviera callada.
-Ah... Bueno pues ya puedes hablar con total libertad. -ríe.- Hemos escapado de Filch y de su gata. ¡Reto conseguido! -me hace cosquillas, pero yo no siento nada.
Maldita preocupación, que no me deja disfrutar de mi novio...
Mi novio, ¿verdad?
<<Oh, ¿qué estoy diciendo?>>
-Eh, ¿no tienes cosquillas? Eso sí que es raro...
-Claro que tengo...
-Pues no te has retorcido ni un poquito. Conociéndote...
-Es que en los brazos no tengo cosquillas.
Se queda callado y anda más despacio para ponerse a mi nivel.
-Juraría que te había tocado la cintura...
No digo nada. Caminamos, y caminamos, y caminamos hasta que salimos al aire libre. Ni cuenta me doy hasta que noto la brisa de la noche, pues está todo tan oscuro que aún pensaba que estábamos en esa especie de túnel.
Lo que no sé es...
¿Dónde estamos?
Nos paramos y veo que George mira hacia todos lados, sonríente.
Hay luna llena, gracias a eso, puedo ver al pelirrojo en todo su esplendor.
A pesar de que ahora mismo no me interese mucho eso... O más bien no me apetezca...
Suelta mi mano y se abrocha el abrigo que lleva hasta arriba y lo veo sonreír.
-¿No vas a preguntar dónde estamos?
Miro a mi alrededor. A pesar de estar muy oscuro, veo perfectamente, parezco un gato. Mi abuelo siempre me decía que no entendía como veía tanto en la oscuridad, y yo les decía a todos "¡SOIS TODOS UNOS CIEGOS!"
Que risas...
Veo el bar de Las tres escobas, aún abiero, Honeyducks y la tienda de bromas Zonko.
-No.
-¿No? ¿No quieres saber dónde estamos? -inclina la cabeza, confundido, y yo me enojo de hombros.
-Ya sé dónde estamos.
-¿Ah, sí?
-Sí.
-¿Y dónde estamos entonces, listilla? -se acerca a mí y yo me alejo un poco.
-En Hogsmeade.
Él para en seco y yo ennarco una ceja. Abre los ojos y se lleva a las mabos a la cabeza.
-¿¡Como lo supiste!? ¿Ya sabías algo sobre este pasadizo?
-¿Eh? No.
-¿¡Entonces!?
-¿Las tiendas que hay alrededor, quizás?
Él se queda callado y sonríe, encogiéndose de hombros.
-¡Ah, que guay! ¡Ahora tienes visión gatuna!
Yo fuerzo una sonrisa y me encojo de hombros.
-Ya ves.
-¿Te apetece una cerveza de mantequilla?
<<Me apetece estar sola y pensar.>>
Asiento.
-Vale.
Él intenta cogerme la mano, pero yo comienzo a andar hacia el bar con las manos metidas en los bolsillos.
-¡Oye, espérame...! ¡Que no veo nada...! ¡Y yo no tengo visión gatuna!
-Ve hacia la luz. -le digo, sin pararme.
-¿¡Hacia la luz!? ¡No! ¡¡No Rosie, no vayas hacia la luz!! ¡¡NO!!
Sigo andando sin hacer caso a sus bromas.
Estoy demasiado preocupada.
-¿Rosie...? No, ahora en serio, no veo... -me doy la vuelta y lo veo andar hacia ninguna parte.
Sonrío, a pesar de no querer hacerlo.
Voy hacia él y le cojo de un brazo para tirar de él y llevarlo hasta cerca de una tienda. Cuando llegamos a la calle principal, lo suelto y camino de nuevo con las manos en los bolsillos, mirando al suelo.
-¡Jo, que rápida vas! ¿Tantas ganas tenías de una cerveza de mantequilla?
No respondo.
Quizás no sea casualidad. Las pocas veces que he estado con él, he podido ver como muchas chicas que pasaban a nuestro lado lo miraban, le hacían ojitos, le lanzaban besos, lo saludaban, suspiraban... Y también con Fred, pero entedme, estoy más pendiente de George que de Fred.
De todas formas, ¿qué esperaba? Es un chico muy guapo, las chicas iban  detrás de él aún teniendo novia.
Que hasta ahora solo lo saben nuestros amigos y Blaise Zabini junto con la niña esa, que fijo que no han dicho nada para no ponerse en evidencia. Si los demás Slytherin se enteran de que una tejón les ha metido una paliza...
-¡ROSIEEE!
Me sobresalto y miro hacia atrás asustada. George se cruza de brazos y me mira, con una ceja ennarcada y con una pequeña sonrisa.
-¿Me escuchabas?
Asiento y sigo andando, volviendo a darme la vuelta.
-¿Y por qué no me respondes?
Él se pone a mi altura, y yo ando un poco más rápido para seguir yendo hacia la tienda.
<<Quizás esté yo haciendo algo malo. Veamos, todas esas chicas que intentaban ser algo para él, son...>>
-¡ROSIE, POR MERLÍN, ESCÚCHAMEEE!
-¿¡Pero qué coño quieres!?
Me doy la vuelta y puedo ver que George está sorprendido y tieso. Me mira, como intentando saber a qué vino esa contestación.
Yo procuro arreglarlo lo más rápido posible.
-Oh, perdona, George... Yo... Lo siento, andaba con la cabeza en otra parte, no debí contestar así...
Él me mira, quizá un poco más relajado, y no tarda en sonreír. Se acerca a mí para agarrarme la cintura y acercarme a él.
-Sin problema. -me da un beso en la mejilla y yo fuerzo una sonrisa.- ¿Hay algo que te preocupe?
<<Si le digo que no, me insistirá hasta dar con ello...>>
-Exámenes. Los... Los exámenes. Tengo la cabeza a punto de reventar... -intento seguir andando, pero él me coge de la cadera con ambas manos y no deja que me vaya.
-Debí suponer que era eso, estás en la recta final. -se acerca a mí y ma abraza mientras seguimos andando.- No te preocupes, ¡seguro que lo consigues aprobar todo! Eres muy testaruda para esas cosas. ¡En el buen sentido, por favor, no me malinterpretes!
Niego, mirando para el suelo. Llegamos hasta el local, vacío a esas horas y nos sentamos en una mesa un tanto apartada. George va a pedir las cervezas mientras que yo sigo pensando.
<<Cómo iba diciendo antes, las chicas que pasaban por nuestro lado y coqueteaban con él, eran más... Más chicas. Yo parezco una niña. Una niña que... Que no tiene buen cuerpo, las chicas con las que habla George (y las más guapas, hay que reconocerlo) son todas delgaditas, con el pelo largo y sedoso. Yo tengo el pelo hecho un desastre por culpa del corte que me he pegado en la melena y claro, lo tengo corto. Ellas son esbeltas y yo soy... Soy alta, sí, pero no soy esbelta para nada. Maldita comida, ¡está todo demasiado bueno! Ellas tienen curvas y yo no, ellas están delgadas y yo no, ellas son coquetas y yo no... Porque vamos a ver, parece que no, pero sé perfectamente que ir soltando palabrotas a diestro y siniestro e ir pegando tortazos a la gente... Muy de "señorita" no es... Aunque odio eso de "¡Así no se comporta una señorita, bla bla bla...!". ¡Me comporto como a mí me da la gana, jolines! Aunque... Ay Dios... Era obvio que, si George llevó por ese pasadizo a esa chica hace bien poco, fue porque yo no estaba y le decía que no podía estar con él, que tenía que estudiar... Meh... Sinceramente... Creo... Creo que esto se veía venir.>>
-Señorita, ¡baje de las nubes!
Miro al frente y me encuentro con que George ya está sentado con dos cervezas de mantequilla, una a mi lado y otra cerca de él.
-No pienses en los exámenes, guapa. -pone las manos encima de la mesa y yo escondo las mías, por si acaso fuera a coger la mía estando yo despistada.- Hablemos de otra cosa. ¿Sabes que Umbridge me ha echado del equipo de quidditch?
-¿¡Qué!?
Eso me ha dejado demasiado sorprendida, más de lo que me gustaría. ¿¡Cómo que lo han echado del equipo!?
-A mí, a Fred y a Harry, sí. Supongo que era normal, Fred y yo no la obedecemos para nada. -ríe.- Y Harry, con todo esto del Ejército de Dumbledore... Era normal también.
-¿Entonces no vais a estar en la final?
Niega con la cabeza.
-Suspongo que no hay nada que hacerle. Me hubiese gustado competir contra tu equipo. Fijo que molaría muchísimo... Digo, jugando tú en un equipo, yo en otro...
Asiento. Sin embargo, conociéndolos, a pesar de estar fuera del equipo de quidditch, no dejarán de vender sus productos, y menos estando ya tan cerca de conseguir ambos su objetivo.
La tienda de bromas.
-Pero entonces el equipo de quidditch de Gryffindor estaría incompleto... Y al estar incompleto, vuestra casa no podrá competir. Es como si fuera descalificado...
-Ginny ahora es la capitana. -sonríe.- Está buscando como loca a miembros para, aunque pierdan, poder jugar.
-No creo que pierdan. Perderemos nosotros, estando ella de cazadora...
George ríe en bajo y acerca su silla hasta la mía, lo que hace que yo me ponga un poco nerviosa.
-Es muy buena, todo se diga... Pero... ¿Tengo que recordarte que Hufflepuff tiene también a la mejor cazadora?
-Smith y Cadwallader son buenos cazadores y...
-He dicho cazadora, no cazador. ¿Es que acaso se han cambiado de género y yo no lo sabía? -dice, en broma.
Yo sonrío y bebo un poco de mi cerveza. George pone un brazo sobre mis hombros y, sin dejar de mirarme, me acerca a él.
-¿No te ríes? ¿No ha sido gracioso?
-¿Eh? Claro que sí.
-No te has reído.
-Me he reído interiormente.
-Eso es que no ha sido del todo gracioso.
Miro hacia otro lado y vuelvo a beber mi cerveza. El local está oscuro, unicamente iluminado por un par de lamparillas y poco más. En la barra, la señora que había atendido a George, desapareció de allí, habiendo antes ordenado todos los vasos y los cacharros que anteriormente, había lavado y secado.
Solo estábamos nosotros dos allí.
-Estás rara. -me susurra.
-No, no estoy rara.
-Sí, sí lo estás.
-Que no.
-Que sí.
-George...
-Estás rara, admítelo.
-No voy a admitir algo que no es verdad.
-¿Te lo tengo que sonsacar? -sonríe.
-Ni se te ocurra, Weasley.
Levanta las manos, maliciosamente e intenta hacerme cosquillas, pero se pone serio cuando se las agarro.
-No George.
-¿Por qué?
-Porque no.
-¿Y por qué no?
-Pues porque no, y punto.
Le suelto las manos y vuelvo a beber la cerveza. Dejo un último trago para luego y miro hacia afuera.
<<No se ve un burro a tres pasos...>>
-Te has manchado de espuma.
Lo miro y veo que tiene una pequeña sonrisa. Voy a limpiarme con la manga, y él me aparta la mano.
-No deja, te limpio yo. -se acerca a mi cara y cierra los ojos, entreabriendo los labios.
<<Va a besarme...>>
Y no es que no quiera, pero acabo de venir de una confusión mental que tengo aún ahora relacionada con su persona, y no me puedo jurar a mí misma que pueda darle un beso ahora mismo.
<<Rápido, piensa en algo... Piensa, piensa...>>
Intento pararlo, y cuando nota mi fuerza en su pecho, abre los ojos e inclina la cabeza.
-¿Qué pasa?
-Entiendes que si intentas limparme de esa forma, también te mancharás ¿no?
Me mira, confundido, pero luego sonríe.
-Esa es mi intención. Así me ganaré un beso. -ríe.- Eres muy inteligente.
Se acerca a mí de nuevo y yo intento alejarme un poco.
-¿Sabes? Ayer he tenido fibre. -le digo.
Él para en seco y me mira, de forma extrañada.
-¿Qué?
-Si me besas, puede que te contagie. -le digo.
Lo siento, es lo único que se me ocurre, no trabajo bien a presión.
Frunce un poco el ceño y se acerca a mí.
-Tres cosas, bonita: la primera, eso es mentira, te vi durante los descansos y la comida y cena, y estabas perfectamente. La segunda, no me importa contagiarme, me da un poco igual, preferiría besar a mi novia, estamos hablando de una supuesta fiebre que, si me contagia, puede derivar en un catarro. Y tercero... Si fuera verdad eso, y no querías que me contagiase, ¿por qué no me has dicho nada cuando nos estábamos dando el lote antes?
<<MIERDA, MIERDA, MIERDA.>>
Me quedo blanca. No pensé que me fuera a pillar.
Lo miro, observando que tiene el ceño ligeramente fruncido. Yo sonrío a modo de disculpa y él me mira de forma impasible.
<<Ay Dios. Si es que soy tonta, pero tonta para un rato. T-O-N-T-A.>>
-Eh... Es que... Yo... Bueno, a ver...
-Te escucho.
-La verdad es que... Esto...
<<¡MIERDA, ME HE QUEDADO SIN IDEAS...!>>
-¿Ajá?
Me quedo callada e intento pensar a la velocidad de la luz en algo de lo que George no pueda reprochar, y me rasco la nuca.
-Yo... Bueno... Te parecerá una tontería... Yo...
Me mira, parece que con el ceño todavía más fruncido.
Entonces es cuando se me ocurren la peor burrada (pero con sentido) que he podido decir.
-No te rías... ¡Ni sientas asco, jolín, se me olvidó...! Se... Se me olvidó lavarme los dientes...
Él me mira, asombrado ahora.
Yo me pongo colorada.
¡Hay que ser idiota!
-Pero cuando te besé, sabías a menta... ¿Cómo explicas eso?
-Fue tan repentina la quedada que me preparé a prisa y... Cogí una ratoncito de menta. -improviso.
Él parpadea, obviamente no se esperaba eso. Luego sonríe, como aguantándose la risa y por fin, ríe.
Yo aprovecho para beber cerveza y terminarla, para luego limpiarme cualquier rastro de espuma que pudiera haber.
No me da tiempo ni de apartarme un poco, pues en seguida me coge la cara con las dos manos y me da un beso tan intenso como el calor de mi cara.
Yo no le sigo el beso, pero tampoco es que se pudiese notar eso, se separa en seguida y me sonríe con ternura.
-Eres única, Rocío Pérez. -me da un beso en la mejilla y yo me estremezco.
<<¿Le dirá eso a todas las demás...?>>
-¿Sabes? Hay algo que no me gusta en ti.
-¿Ah, sí? -pregunto desinteresada.
-Sí. -se me acerca.- Tu apellido.
-¿Qué? ¿Qué tiene de malo mi apellido? -le pregunto, descolocada.
-Normalmente nada. Pero... Es algo que... No encaja. Yo lo cambiaría.
-¿Lo cambiarías? -lo miro con una ceja ennarcada y él sonríe.
-Sí. Te quedaría mejor... Weasley. Rocío Weasley. ¿No crees?
-Oh, no empieces con eso de nuevo...
-Piénsalo. ¡Te quedaría de fábula!
-Supongo que sí, pero de momento estoy bien como estoy.
-¿Prefieres seguir siendo "Rocío Pérez" que "Rocío Weasley"? No te entiendo.
-Yo tampoco entiendo como puedes seguir todavía con ese tema.
-Oh, vamos, si es una muy buena idea...
-Lo será cuando yo tenga veintidós o veintitrés años.
-Es muy tarde...
-Pues antes no me voy a casar. -digo cruzándome de brazos molesta.
<<¡No tengo ni idea de si está con otra al mismo tiempo que conmigo y me vuelve a hablar del maldito matrimonio! ¡Tío!>>
-¿Y quién dice eso? -pregunta juguetón y acercándose a mí.
Puede que sea algo estúpido, pero tengo ganas de llorar.
Lo quiero muchísimo, y me duele que pueda haber la mínima posibilidad de engaño hacia mi persona.
Me levanto rápidamente y dejo un par de sickles en la mesa.
-Me voy a tomar el aire.
A ojos realmente sorprendidos de George, camino hacia la salida, algo malhumorada y triste, pensando que al estar en contacto con el aire fresco, se me pasaría toda esta tontería.
Pero no.
Camino, sin rumbo fijo, hacia cualquier lugar lejos de esa cafetería.
<<Tengo al mejor chico del mundo detrás de mí. Y yo lo único que estoy haciendo es alejarlo de mí... Pero... ¿Y si fuera verdad? ¿Y si...? ¿Y si George estuviera con otra y al mismo tiempo, conmigo...?>>
Maldito amor...
-¡Rosie!
Ya tardaba. Pero qué iba a hacer, ¿quedarse en la cafetería?
No me doy la vuelta, sigo mi camino. ¿Qué cuál era?
Ni idea.
-¡Rosie, espera...!
Lo oigo correr hacia mí y yo empiezo a tener ganas de correr, pero me da que si lo hago, terminaría de cagarla.
George me alcanza y me coge un brazo para determe. Me doy la vuelta y lo miro, molesta.
-¡Lo siento, lo siento muchísimo! Te prometo que no volveré a sacar ese tema jamás, hasta que tengas suficiente edad, lo siento mucho... Y tampoco te diré nada de niños, ni de bebés, nada de nada, lo prometo, ¿vale? No te enfades, solo era una broma...
Pongo los ojos en blanco y miro al suelo.
-Anda, por favor... ¿Qué puedo hacer para que me perdones?
-Estás perdonado, George.
Sonríe e intenta abrazarme, pero doy un paso atrás.
-¿Me haces un favor?
-Claro, ¡lo que quieras!
-Llévame al castillo. Por favor.
Me mira de forma triste ahora, triste y perpleja.
-Pero... Pero aún quería...
-Por favor George. Si te quieres quedar, o tienes que hacer algo, dime por donde tengo que ir, mañana tengo clase, y es tardísimo. ¿Te recuerdo que yo me levanto a las siete de la mañana?
Él mira al suelo, cual niño triste, y niega. Luego me mira, suplicante, y al descubrir que yo no me voy a mover de ahí, asiente.
-Vale. Es por aquí...



Digamos que fue la noche algo extraña, y por mi culpa, a decir verdad. George quiso acompañarme hasta mi sala común, pero no lo dejé ir, queriendo estar sola durante, al menos, unos minutos antes de meterme en la cama. Él insistió, y yo le dije que no era inútil. Me miró de forma extraña y asintió, marchándose por el cuadro que llevaba a su sala común.
Yo iba andando con todo el cuidado del mundo, y no me pillaron, he de decir que siempre he sido sigilosa a más no poder.
Claro, que cuando iba a hacer mi queridísimo ritmo de los barriles, me di cuenta de que una cabellera naranja me había seguido durante todo el trayecto, intentando no ser visto.
Pero claro, ¿dónde escondes esa semejante altura?
No le di la mayor importancia. Me metí en mi sala común, y al cerrar la portezuela, me fui directamente hacia mi habitación.
Allí, ya metida en cama y con el pijama puesto, me puse a pensar.
Quería mucho a George.
Quería, y quiero mucho a ese pelirrojo pecoso.
Pero en serio, necesito saber que ha querido decir el viejo del cuadro...



Amigosssssss, ¡¡¡¡¡ya soy libreeeEEEEEEE!!!!!
SE ACABARON LOS EXÁMENES, EL ESTRÉS, EL ESTUDIAR, LOS DEBERES...
Así que me complace informaros que...
¡LA HISTORIA SE SEGUIRÁ PUBLICANDO LOS JUEVES A ESTA HORA! ¡CÓMO SIEMPRE!
Ya era hora XD
Y era raro que no pudieran pasar tres semanas de novios en Hogwarts tranquilos, vaya. :v
Maldito viejo del cuadro...
Y sí, puede que Rosie vuelva a estar metida en una de sus investigaciones. Y de hecho, puede que en el próximo capítulo dé comienzo esa... ¿Investigación?
Realmente, no sé como llamarlo XD
Espero que os haya gustado mucho, mucho, mucho, y... Y tengo una idea.
LAS IDEAS RANDOM, ¡MALDITAS IDEAS RANDOM! D:
¡Se os quiere! <3

¿Y si fueras a Hogwarts...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora