Introducción a la historia.

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La historia de la Bella Durmiente ha sido contada muchas veces. Con tintes más o tintes menos, no he conocido a un sólo niño que no la sepa. Se ha vuelto uno de los mejores clásicos que arrullan sueños y alimentan la infancia.

Mi intensión no es repetirla ni mucho menos, pues ya ustedes la sabrán de memoria.

La joven de cabellos dorados que cae en un profundo sueño que sólo puede ser interrumpido por un apuesto príncipe.

Me alegra anunciar de una vez por todas, que en la época donde los colores aún tenían vida y los reinos convivían en paz, tuve la suerte de conocer a una mujer que me contó lo que verdaderamente pasó...

Érase una vez, hace muchos años atrás y en un reino muy lejano, se llevaba a cabo una inmensa celebración. La música era armoniosa al oído y los pájaros con su trinar no hacían más que avivar el gozo que sentían los miembros de la realeza porque su pequeña y graciosa criatura había sido dada a luz.

Jötunheim alzaba voces de alegría ante el que sería su nuevo príncipe en un futuro; cabello negro cual azabache y piel de un color azul radiante. Sus ojos eran una maravilla que la vista de los que lo admiraban no terminaban de creer, eran de un verde brillante y sin embargo, el cambio de luz podía hacer que parecieran un extenso mar azul.

Su nombre sería entonces 'Loki', un nombre que recordaría la gente del reino hasta el final de sus días.

Tres hadas fueron invitadas a la celebración. Tal vez te hayan pintado a aquellas hadas como pequeñas señoras voladoras con vocecitas irritantes, pero la verdad no podía estar más alejada.

Las hadas que asistieron, eran hadas hombres. Lo que de alguna manera los volvía más torpes de lo que nos muestran los cuentos. Cada uno tenía que darle un don al pequeño Jotunn para que se convirtiera un día en un gran rey.

El primero de ellos, Steve, el más correcto y responsable decidió comenzar con el don de la valentía.

-Príncipe, vengo hoy a ofrecerte el don de ser valiente. A pesar de tus miedos, siempre estarás dispuesto a luchar por tus ideales y por las personas que quieres. Ese es mi regalo para ti. -Dicho eso, con un movimiento de su varita, una luz azul rodeó a la pequeña criatura, dibujando en el aire una manada de lobos corriendo. Loki levantó las manos intentando tocarlos mientras sus ojos parecían estar maravillados.

El segundo, Tony, el más pequeño pero que parecía más seguro de sí mismo, dio un paso al frente y anunció su don con orgullo.

-Dulce príncipe de Jötunheim, he traído para ti el don de la inteligencia. Nadie podrá engañarte fácilmente, serás sagaz y perspicaz, capaz de manejar cosas que para otros sería imposible, ese es mi regalo para ti. -Con un movimiento de su varita, esta vez una luz roja dio vueltas al rededor del bebé.

La luz tomó forma de águila y voló libremente por el castillo antes de finalmente desaparecer.

El tercero, Bruce, era algo más retraído y podía notarse por la torpeza con la que movía sus alas. Cuando al fin se decidió por abrir la boca y hacer conocer su don, hubo un sonido que hizo que todos se espantaran.

-¡Rey Laufey! -Sonó la voz de ella. Todos la conocían sólo por referencias, pero ninguno de los invitados la había visto en persona antes.

Era intimidante desde su voz, hasta su manera de caminar. Irradiaba una luz verde y la acompañaba un cuervo a todos lados. Lo que más atraía la atención eran los cuernos que se alzaban sobre su cabeza, dándole un aspecto más atemorizante.

Esta vio al rey como si éste le hubiera arrebatado algo muy preciado, con el odio y rencor más puro en toda su esencia. Tan sólo esa mirada lograba helar por completo la sangre del mencionado rey.

-Me he enterado que estás celebrando el nacimiento de tu hijo. -Continuó ella con maneras más tranquilas sin dejar de inspirar terror. -Veo que todos están aquí. -Miró a su alrededor. -La realeza, la nobleza, la aristocracia... -Miró a las tres hadas a un lado de la criatura. -Qué curioso, hasta la plebe. -Dijo con desprecio. -Mi invitación debió haberse perdido en el correo.

El ambiente estaba en completo silencio, los invitados eran meros expectantes sin ser partícipes de nada, la tensión podía cortarse con un cuchillo. Hasta que el rey se dispuso finalmente a hablar.

-No eres bienvenida aquí, Maléfica. -Dijo el hombre intentando reprimir su temor.

-Oh. -Dijo ella tornando su expresión a una de tristeza y pesar, pero en menos de cinco segundos, aquella expresión fue reemplazada por una sonrisa maligna. -Cielos, qué situación tan incómoda.

-¿No se ofendió? -Preguntó la reina, quién se denotaba bastante preocupada.

-Claro que no. -Respondió Maléfica. -Y para demostrar que no hay rencores, vine a ofrecerle un don al niño. -Añadió con una sonrisa inquietante.

-¡No! ¡No queremos tus dones! -Se apresuró a exclamar el rey saltando de su trono.

Aquella figura tremebunda le dirigió otra mirada rebosante de rencor y sin hacerle caso, se acercó a la cuna donde yacía el inocente niño de cabellos negros.

-¡Aléjate del príncipe! -Gritó Steve, el hada líder.

-¡Si! ¡Fuera de aquí! -Lo secundó Tony.

Con el movimiento de una mano, Maléfica los hizo volar fuera de su camino hasta caer en un baúl.

-¡Demonios! -Exclamó Tony desde dentro del baúl y sintió cuando el hada Steve lo golpeó con su varita.

-Lenguaje. -Lo corrigió y este se cruzó de brazos.

Los ojos de maléfica lo contemplaron y algo en su interior se conmovió al notar la intensidad de aquella mirada esmeralda. Pero al recordar lo que el rey había hecho años atrás, se sacudió toda compasión.

Hizo unos movimientos con su mano para luego hacer anuncio de su don.

-Ahora todos escuchen esto. -Dijo y atrajo la atención de todos a cada una de sus palabras. -El príncipe crecerá dotado de gracia y belleza, quién lo conozca, lo amará. -Comenzó mientras de su mano salía una luz verde. Se alejó del niño y continuó hablando. -Pero al cumplir los dieciséis años antes de que el sol se ponga, se pinchará el dedo con la aguja de una rueca. -Dijo mientras alzaba los brazos y era rodeada por llamas verdes que resaltaban el efecto de sus palabras. -¡Y se sumirá en un sueño de muerte eterno, un sueño del cual él jamás despertará! -Exclamó finalmente.

-Maléfica ya basta, no lo hagas. -La detuvo el rey. -Te lo imploro.

-¿Rogarás? -Bajó los brazos. -Me gusta que rueguen. Arrodillate delante de tu reina. -Ordenó y el rey no tuvo otra opción que obedecerle y se arrodilló. -Te escucho.

-Te lo imploro. -Dijo el rey con la cabeza baja.

-Bien. -Dijo Maléfica en voz alta para que todos pudieran oír. -El príncipe sí despertará, pero con un sacrificio de amor verdadero. -Sentenció y caminó hacia la salida. -¡El hechizo durará hasta el fin de los tiempos! No hay fuerza en la tierra que logre romperlo. -Dicho esto salió del castillo.

Se imaginarán lo que pasó después, puesto que es igual al cuento original. El rey mando a quemar todas las ruecas del castillo.

Entonces, les encargó a nuestras tres pequeñas hadas hacerse cargo del bebé muy lejos del castillo, en el bosque, para asegurarse de que el pequeño Loki estuviera a salvo.

Allí es donde comienza nuestra historia, con un pequeño príncipe color azul llorando con toda la fuerza de sus pulmones y tres hadas hombres que discutían más entre ellos más de lo que se ocupaban verdaderamente del bebé.

Continuará...

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Amo a Maléfica. Haciendo esto me di cuenta de que tiene mucho en común con Loki y que se llevarían chido porque ambos son villanos y al mismo tiempo no.

Y bueno, algunas cosas cambiaron, como las haditas porque no podían faltar las referencias y los dones porque los originales me parecieron muy de niñita mimada. Estos dones me parecen más útiles.

Continuaré luego, se me hace muy entretenido escribir esto.

The Sleeping Jotun (Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora