―¿Entonces? ―la miró curioso.

―¿Estarías de acuerdo con que Kaworu venga el mismo viernes? Después tú podrías ir a su casa con total seguridad por nuestra parte, cualquier otro día que ustedes lo planifiquen. ¿Qué te parece?

―Creo que está bien... ―hizo una pausa― ¿Puedo llamar a Kaworu y preguntarle?

―Claro que sí, llámalo en seguida si quieres.

Shinji se levantó del suelo y fue corriendo hacia el teléfono que estaba en la sala.

―Vamos... contesta... ―pensaba Shinji mientras se le hacía cada vez más larga la espera.

―¿Hola?

Hola Kaworu, soy yo...

―¡Hola Shinji! ¿Tan pronto me llamas? ¿Pasó algo?

―Eh... más o menos...

―Ese tono de voz... ¿No te dejaron venir?

―Es que hay un problema con mi padre. Él no quiere que yo vaya a la casa de una familia que aún no conoce. Al menos por ahora. Creo que también es porque tu casa está muy lejos, de verdad lo siento. Lo que me dijo mi mamá es que si no hay problema por tu parte, puedes venir tú a mi casa... por esta vez.

―Ah... yo... creo que no hay ningún problema... es una lástima que no puedas venir aún pero lo entiendo. Supongo. Bueno, les preguntaré a mis padres ahora mismo, espera un poco, no cuelgues.

Kaworu tenía mucha confianza en sus padres, y ellos en él. Ya había demostrado en tantas ocaciones ser un chico maduro para su edad que se había ganado el derecho a decidir sobre algunas cosas que normalmente eran impuestas para muchos niños de su edad. Por tanto sabía que lo más probable era que sus padres accedieran a la simple petición de ir a la casa de su amigo, por mucho que él haya sido el invitado primero. Finalmente y aunque dudosos, los padres de Kaworu acabaron aceptando sin mayor problema.

―... ¿Hola, Shinji?

―¿Sí? ¿Qué pasó?

―Mis padres no tienen problemas, pero mi madre dijo que debían llamarla primero para ver todos los detalles...

―Sí, claro, no te preocupes, Kaworu, mi madre la llamará...

―Bueno, nos vemos mañana. Que tengas buena tarde y noche.

―Está bien, adiós...

Ambos colgaron y Shinji se desanimó un poco por todo lo acontecido. No era nuevo que se sintiera desalentado por su padre a hacer algo que le gustaba, pero en esta ocación había ido demasiado lejos. Poniendo una condición que a su modo de ver era ridícula y exagerada, pero que por suerte no pasó a un conflicto que generara que ambos amigos no pudieran juntarse. Como de costumbre este tipo de cosas no se las contaba a su madre y pasaba por una simple molestia cuando en realidad se sentía muy frustrado.

―¿Shinji, qué pasó? ―le preguntó su madre ni bien dejó el teléfono de lado.

―Nada, que Kaworu sí puede venir... ¿Hablarás con su madre verdad?

―Claro... mañana mismo puedo llamarla a su casa.

Yui, también estaba acostumbrada al caracter pasivo de Shinji y le costaba distinguir cuando algo le molestaba en serio. Al pasar la tarde y la noche se encontró con un desganado pero conformista Shinji, que se rindió a la voluntad de sus mayores, como siempre.

――

Cuando se preparó para la escuela al siguiente día, Shinji se encontró con la idea que pudo reconfortarlo un poco: Kaworu le había dicho que pronto llevarían un piano a su casa, pero que al parecer no estaría listo hasta después de que él hubiera ido. Muy probablemente cuando fuera, ya estaría el piano ahí, y podría verlo. Realmente era una idea que le hacía ilusión. Quería ver cómo tocaba el piano su amigo, y posiblemente que le enseñara algo.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now