Galletas, cuentos y desconfianza

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―¿Y dime, Shinji... ―dijo Gendo―te concentras en las actividades que dicta tu maestra?

―Sí, papá... hago todo lo que puedo ­―se rascó la cabeza con timidez.

―Me parece bien. ¿Y jamás has tenido problemas con nadie, verdad? ―preguntó comenzando a poner algo nervioso a su hijo.

―N-No, papá... ―el tono de voz traicionero de Shinji exponía el hecho de que eso no era del todo cierto.

Gendo sólo lo miró con una expresión incrédula. Finalmente, aunque Shinji no llegaba a comprender esa impetuosa y bastante tardía curiosidad de su padre por su convivencia escolar, decidió hablar.

―Bueno... creo que algunos problemas son inevitables a veces, pero no es nada para que te preocupes, papá...

―¿A qué te refieres?

―A nada. Sólo que... bueno, he tenido algunos pequeños problemas... algunas veces.

―¿Y qué pasa? ¿No te defiendes?

―Bueno, la verdad ahora no tengo que hacerlo. Me siento apoyado y protegido por... mis amigos. Quiero decir, ahora más antes ―dijo Shinji y se levantó de la alfombra para ir a la cocina, en un intento algo evidente por evadir la conversación con su padre.

―Ya veo... ―terminó de hablar Gendo, quien se quedó realmente inmerso en lo que le declaró su hijo.

Shinji en la cocina abrió el refrigerador y sacó las galletas hechas el día anterior y un poco de leche. Luego se dirigió a su habitación pero al pasar ineludiblemente por el living, su padre lo encaró nuevamente.

―Shinji, ¿Sabes que puedes decirme lo que sea, verdad? ―preguntó alzando levemente una ceja.

―Sí, papá... ―susurró Shinji sin mirarlo directamente.

―Bien... ―finalizó Gendo y se puso a leer un libro que tenía al lado.

Shinji suspiró y fue a su habitación, donde encontró bastante más tranquilidad.

――

Más tarde, Yui, que se encontraba en su habitación cosiendo unas ropas de Shinji, salió para ver qué hacía el pequeño y lo encontró tomando una siesta sobre su almohada.

―Shinji... despierta, vamos. Ya va a ser la hora de cenar... ―su madre lo sacudió despacio pero al parecer estaba increíblemente cansado y no pudo llegar a despertar bien. Yui como excepción optó por dejarlo dormir hasta la mañana siguiente, después de taparlo y arroparlo adecuadamente.

――

A la mañana siguiente Shinji se despertó con mucha energía. Además, por fin era día lunes, o sea que vería a Kaworu y eso significaba un reencuentro de lo más grato tras tooodo un fin de semana separados.

Al llegar a la escuela éste lo esperaba en la entrada, como casi siempre.

―¡Shinji, amigo! ―dijo Kaworu uniendo afectuosamente sus pequeñas manos con las de su compañero― ¿Cómo estás? ¡Ahh! ―recordó― ¿Trajiste mis galletas?

―Claro, no podría olvidarme... ―comenzó a escarbar en su mochila hasta encontrarlas― ¡Aquí tienes! ―le mostró la bolsa con orgullo.

―Mh, muchas gracias, Shinji. Deben estar deliciosas... las probaré en el recreo ―guardó la bolsa en su mochila.

―Sí, ojalá te gusten, las hice con mucho esmero y-- ―el timbre de la entrada lo interrumpió de repente―

―Será mejor que vayamos, no quiero llegar tarde más de lo debido ―dijo Kaworu y tomó rápidamente la mano de Shinji para irse al salón.

Seamos amigos (KawoShin)Where stories live. Discover now