Capítulo 1

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Sentía la fría brisa golpeando mi rostro, caminaba a pasos apresurados intentando encontrar la salida de aquel oscuro lugar. Los latidos de mi corazón cada vez se hacían más fuertes y acelerados... Mi cuerpo estaba siendo dominado por el miedo. Tenía la extraña sensación de que alguien se encontraba observándome. Mi piel se erizó cuando lo vi. Estaba frente a mí vistiendo unos desgastados jeans y un viejo jersey, el mismo que llevaba aquella vez.

—Dylan... — Susurré.

—El mismo que viste y calza. — Repitió aquella frase tan popular. — ¿Qué hace una linda señorita como tú en un lugar tan... peculiar como este? — Dió un paso hacia mí y sin pensarlo dos veces giré sobre mis talones y empecé a correr, como si de eso dependiera mi vida.

— ¡Desirée! — Gritó mi nombre — ¡Desirée! — Repitió, pero esta vez su voz se escuchaba más lejana.

Abrí mis ojos encontrándome con la realidad... Estaba en mi habitación. Sólo fue una pesadilla. Mi corazón palpitaba rápidamente y me sentía sofocada.

—Desirée, ¡Despierta! — Llamó mi madre detrás de la puerta. — No querrás llegar tarde.

—Estoy despierta, mamá. — Anuncié.

No tardé mucho en recordar que... ¡Al fin es viernes! Esta semana ha sido bastante agotadora. La vida en la universidad no es tan fácil, pero no es muy difícil, o al menos, eso creo. Luego de un relajante baño con agua tibia, me vestí con un pantalón beige, una remera blanca con el rostro de un gato estampado y una chaqueta a juego con el pantalón, por último, unos hermosos zapatos que combinaban a la perfección.

Salí de mi habitación en busca de mi madre quien seguramente debe encontrarse en su lugar preferido, la cocina. Antes de bajar las escaleras no pude evitar mirar hacia aquella habitación... ¿Estará despierto?

—Buenos Días, mamá. — Dije sonriendo.

Mi madre, una mujer encantadoramente hermosa. Aún con sus cuarenta y un años de edad, su físico atractivo y espíritu alegre la hacen ver como una mujer de treinta años. Sus ojos color miel son resaltados por sus largas pestañas, su cabello castaño oscuro y su suave piel realzan su belleza. Su alma noble es una de las cualidades que más admiro de ella.

—Buenos días, cielo. — Dijo regalándome una sincera sonrisa.

—Mmm... ¿Puedo ayudarte en algo? —Pregunté mientras servía un poco de jugo en un vaso.

—No. — Respondió. — Se me olvidaba comentarte, Gemma necesita discutir contigo sobre algún asunto urgentemente.

— ¿Algún asunto?

—Mencionó que tú deberías saber acerca de qué se trata.

—Oh, si... — Guardé silencio. — Lo sé, ¿Está en su habitación?

—Si, ¿Quieres comer algo?

—Ahora no mamá, gracias. — Sonreí — Iré a ver a Gemma.

Mientras caminaba escaleras arriba, organizaba todas mis ideas para el nuevo artículo de la revista "LifeStyle" la cual sería publicada en una semana. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no había notado su presencia hasta que sentí el golpe y su cuerpo pegado al mío. Su mano se posicionó sobre mi cintura sujetándome. Rápidamente retomé mi compostura.

— ¡Eres una idiota! —Dijo quien más deseaba no ver en este momento. Abrí mis ojos como platos contemplando el desastre que había causado: un vaso de vidrio hecho añicos en el suelo y una camisa manchada de jugo de naranja. — ¡Demonios! Eres siempre tan distraída, tan... ¡Mira lo que has hecho!

Supuestos Hermanos | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora