— Mi… sueño… es… que… me… des… un… beso… de abuela. — me burlé mientras seguía trabajando. Cada vez que subía mi cara quedaba bastante cerca de la de Alex, no es que fuera la primera vez que estábamos tan cerca, había otros ejercicios en los que nuestro espacio personal quedaba completamente violado pero creo que nunca antes me importó o no me di cuenta de ello.

— Sé que un beso mío te haría hacer 300 abdominales en menos de 3 minutos. Admite que besarme es un gran incentivo.

— ¿Cuántas voy?— pregunté para cambiar de tema.

— No sé, ¿se supone que debo contarlas?

— Alex, yo hago los ejercicios y tú cuentas ese es el trato. — me quejé sin detenerme.

— Creo que ya estás lo suficientemente grandecita como para contar hasta 50 tú solita. Creo que vas 10.

— ¡¿10?!— exclamé y mis piernas cedieron, haciendo que cayera de espaldas sobre el tatami, es decir, el colchón sobre el que practicamos.

— Me toca… ¿me vas a aguantar?— preguntó mientras extendía una mano para ayudarme a ponerme de pie.

—Quiero pensar que me preguntas eso porque sabes que estás gordo y no porque piensas que soy débil.

— Querida, yo no estoy gordo. — se abrió el traje para dejarme ver su ya bien formado torso. Alex era del tipo de chicos que está seguro de su cuerpo y no usa una camiseta debajo del uniforme y yo, internamente, se lo agradezco. —Jay, la baba.

Puse los ojos en blanco. Creo que me quedé mirándolo más tiempo del que debí.

El saltó sobre mí y cruzó sus piernas. Las mías temblaron un poco al soportar el peso pero traté de mantenerme firme. Él subía y bajaba con mucha facilidad y más rápido que cualquier otro. La rapidez con la que lo hacía me hizo perder el equilibrio y los dos caímos, él de espalda y yo de rodillas casi encima de él.

— ¡Jay!— se quejó. — Estaba a punto de terminar.

— Me estabas golpeando las piernas con el impulso que tomabas al bajar. — me excusé mientras me ponía de pie.

—Ahora vamos a hacer Uchi Komi de su técnica favorita. — anunció el sensei después de que todos terminaron el ejercicio. Uchi Komi significa repetir la técnica, en nuestro caso lo hacía 10 uno y 10 el otro hasta llegar a 50. Mi técnica favorita se llamaba Harai Goshi, abrazo con una mano el cuello, estiro la otra mano de él con la mía y hago una especie de péndulo con mi pierna y eso forma una especie de zancadilla y cae de espaldas al piso. Cuando la realizo bien todo el mundo sale volando.

La técnica favorita de Alex es Morote Seio Nage, en esta técnica él se da la vuelta, pone uno de sus brazos debajo de mi axila y flexiona las rodillas para levantarme con su cadera y hacerme dar un giro encima de él para caer de espaldas. Creo que es una de las técnicas más difíciles porque necesitas mucha fuerza en las piernas para bajar y subir con el peso del otro. Mientras más pequeño es tu oponente más tienes que bajar con esa técnica.  Es decir que Alex tiene mucha fuerza en las piernas. No importa con quién practique, todo se ve sencillo si él lo hace.

Una de las cosas que menos me gusta de este deporte es caer, es elemental que sepas caer, pero yo odio hacerlo creo que es porque me dan miedo las alturas y como Alex siempre me levanta como si yo no pesara nada se me mueve el estómago y tengo miedo de caer.

Yo no soy tan delgada que digamos. En campeonato suelo entrar a la categoría de 57 hasta 62 kgs. No soy de las que usan camisetas o blusas pegadas al cuerpo porque tengo un poco de pancita y no me gusta cómo se ve. Trato de bajar de peso pero me cuesta un montón, días y días de sacrificio. Por el otro lado aumento de peso muy rápido, es como si comiera un chocolate y ya estuviera pesando 1 kilo más. No es que esté acomplejada de mi cuerpo o mi peso, pero en este tipo de deportes tu peso determina si peleas con más altas y pesadas o con chicas parecidas a ti.

A mil KilómetrosWhere stories live. Discover now