Prólogo

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- Anastasia, cariño, por favor, llevas horas encerrada llorando – dijo María golpeando mi puerta - ¿Qué ha pasado?

Cobarde.

Era una cobarde, una maldita cobarde. Tan solo pisar el suelo de esta casa, había salido corriendo - como un ladrón que huye de la policía - hacia la habitación que compartíamos Alex y yo, para esconderme del mundo.

Un embarazo a los diecisiete años.

¿Cómo se afronta eso?

Necesitaba a Alex.

El me abrazaría, me protegería en sus brazos, me cuidaría como si fuese de cristal. O quizás me chillaría, me diría que he arruinado su vida, que quería aprovecharme de él y me echaría de su casa.

Pero no, él no estaba aquí conmigo, estaba a demasiados quilómetros de mí como para protegerme o gritarme.

-  Anastasia déjame pasar… - suspiro María.

-  Prométeme que no me gritaras – dije entre sollozos.

-  Te lo prometo Anastasia – dijo al instante.

-  Voy…

Camine descalza hacia la puerta, me pare frente a esta y seque mis lágrimas. Despacio y  con miedo abrí la puerta, María tenía cara de preocupación. Me aparte hacia un lado y deje que entrara.

Cerré la puerta de la habitación cuando entro y camine hacia la cama, me senté en esta y la golpee suavemente un par de veces para que María se sentara junto a mí.

- Le prometí a mi hijo que te iba a cuidar y mírate, el primer día ya estas destrozada – dijo sosteniendo mis manos entre las suyas - ¿Qué ha pasado?

-  Realmente no lo sé – dije mirando hacia el suelo – Nosotros nos cuidábamos, para que esto no pasara, es muy pronto. La culpa debe ser mía...

-   Cariño, no te entiendo – dijo apartando un par de lagrimas de mi cara.

-   Estoy embarazada – dije susurrándolo.

-   Mierda – dijo tirándome hacia sus brazos, me escondí en su pecho y llore, otra vez.

-   ¿Alex se va enfadar? – pregunte sintiendo sus caricias en el pelo.

-  ¿Enfadarse? – dijo acompañándolo de una suave risita – Para nada, a él le harás el hombre más feliz del mundo, él quería que fueras la madre de sus hijo.

-   Pero es muy pronto… - dije temblando.

-   Tal vez… Pero ya no hay marcha atrás cariño, saldremos de esta. ¿Verdad? – me pregunto.

-   Si… – dije calmándome.

Me separe de María, aparte mi pelo - que se había pegado a mi cara por las lágrimas – seque mis mejillas y respire pausadamente. Todo iba a estar bien, esto no era el fin del mundo.

Mierda, mi móvil.

¿Dónde estaba?

Tenía que llamar a Alex.

- ¿Hola? – dijo una voz femenina cuando descolgó el teléfono - ¿Es usted familiar de el señor Alessandro Bassi?

- Si. Soy su pareja – dije extrañada - ¿Y usted?

- Soy la agente Teresa Fuentes, del departamento de desapariciones – soltó un profundo suspiro.

- ¿Qué hace con el móvil de Alex? – dije nerviosa.

- ¿Puede darme su nombre? – ignoro mi pregunta.

- Anastasia Cruz – dije sintiendo como mi corazón se aceleraba.

- Esto es algo difícil de decir y más por teléfono. El señor Bassi ha sufrido un accidente, el avión en el cual iba el señor Bassi  fue manipulado. Este cayó en el mar cuando el motor fallo. Hemos encontrado el cadáver del piloto y de las azafatas del vuelo. Pero el señor Bassi… Llevamos horas buscándolo en el mar señorita Cruz, pero no encontramos su cuerpo.

...............

¡Lo siento mucho! Ayer mi mejor amiga me saco de fiesta y llegue demasiado tarde y demasiado cansada como para ponerme a subir el prólogo.

Pero ya lo tenéis aquí.

Como se que el prólogo solo es muy poco, si llega a los mismos o mas votos que el adelanto antes de las nueve (hora de España) subo el primer capítulo.

Espero vuestros comentarios.

¡Un beso!

Señor mayor, me niego a perderlo. (EDITANDO)Where stories live. Discover now