"Los que se pelean se desean"

Comenzar desde el principio
                                    

-¿Crees que George me dirá algo?
-Claro que sí. -afirma Justin, haciéndome dos trenzas.
Sí. Sabe hacer trenzas.
Según me contó, tiene una hermanita pequeña, y esta a veces se enfada porque intenta hacérselas ella misma y no da.
Para que ella no llorara, Justin aprendió a hacerlas, y cada vez que él está en casa, hacen sesiones de peluquería.
Me parto.
Pero eso sí, es muy dulce por su parte.
-Por lo que me has contado, se porta muy bien contigo y es un tío muy... Cariñoso, sí, era esa la palabra. Y pareces gustarle mucho, pues hay algunos detallitos...
-Sí. Como lo de casarse.
-¡Sí, justo! Aunque lo de temer ocho hijos... No sé yo, ¿eh?
-Ahí ya le he dicho que parase el carro. Ocho hijos, a quién se le cuente...
Reímos y le paso una goma para el pelo para que me atase las trencitas. No las tengo muy largas, pero oyes... ¡Molan mucho!
-¡Lista! -me dice.
Me levanto del sillón y me las toco. Parecen muy bien hechas.
-No me veo. -digo, meneando la cabeza.- ¿Qué tal estoy?
-Preciosa.
Justin mira hacia la puerta y yo me giro.
Seamus está apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa y los brazos cruzados.
-¿Qué tal las vacaciones, chicos?
-Eh... Bastante bien. -le responde Justin, aún sobrecogido por la sorpresa.
-Muy bien Seamus. ¿Y las tuyas que tal fueron? -le digo, con una sonrisa.
Pasa dentro del compartimento y se sienta enfrente nuestra, mirándonos.
-Bastante bien. He ido a casa de Dean una semana, y nos lo hemos pasado de miedo. ¡Incluso hemos hecho una exploración en un bosque cercano!
-Suena muy bien. -digo.- ¿Y encontrastéis algo interesante?
-¡Y tanto que sí! Encontramos una cría de unicornio herida.
-¿¡Qué!? -exclama Justin.
-¡No puede ser! ¿¡De verdad!? ¡Pobrecita! -digo, imaginando a la pobre criatura.
Siempre he tenido debilidad por los animales.
-Sí. Aunque no os preocupéis, está ahora en un lugar mejor. -dice, sonríente.
-¿La habéis matado? -pregunta Justin.
Yo le pego un puñetazo bastante fuerte y él se queja, frotándose el hombro.- ¡Eh! ¿Qué haces?
-¡Eres un bruto, Finch-Fletchely! -le riño.- ¡No tienes corazón!
Justin se sigue frotando el hombro y Seamus ríe y se acerca a nosotros, en concreto a mí.
-No, no somos tan crueles. La llevamos con un cuidador. La fuimos a visitar aún ayer. Deberíais verla, ¡era preciosa! Como... -se calla y yo lo miro esperando una respuesta.- Como una noche de estrellas. Porque en serio, ¡tenía el pelo tan oscuro como la noche misma! Debería haberle sacado una foto... -dice, rascándose la barbilla.
-Bueno, gracias al señor que está bien. Me daría toda la pena que, por algún casual, ¡MURIERA! -miro mal a Justin y este niega, rodando los ojos.
-Perdón, ¿vale? -me dice. Seamus vuelve a reír y se levanta.
-Bueno, me alegro de que vuestras vacaciones hayan ido guay. Rosie, lo vuelvo a decir, estás muy guapa con trencitas. Quiero decir, te quedan muy bien... -dice, algo colorado, pero en seguida vuelve a la normalidad.- Me voy ya, Dean ha de estarse preguntando donde me he metido... ¡Adiós a los dos!
-Chao Seamus. -le digo con una sonrisa.
-Adiós. -dice Justin, serio. Cuando se cierra la puerta del compartimento, se gira y se cruza de brazos.- Sabes que todavía siente cosas por ti, ¿no?
-Oh, vamos Justin, lo ha superado. -le digo, señalando a la puerta.
-Eso es lo que crees tú. Iba a decir que la cría de unicornio era tan preciosa como tú. Pero se inventó lo de la noche.
-No creo, Justin.
-¡Sabes perfectamente que es así! ¡No te hagas la tonta! -me tira de una trencita y me quejo.
-Ay... ¡Para!
-Pararé cuando me des la razón.
-¡No voy a darte la razón!
-Cabezota... -tira más de la trenza y yo me quejo, cada vez más.
-¡Me haces daño!
-¡A Seamus aún le gustas!
-¡CÓMO SI LE GUSTO A FILCH, DEJA DE TIRARME DEL PELO!
Justin se echa a reír y me suelta, haciendo que me levante y lo mire, enfadada.
-No creo que le vayas a poner los cuernos a tu novio con Filch, Rosie...
Mientras él ríe, una pequeña sonfisa aparece en mi cara.
¡Será posible que no puedo estar seria ni un minuto!
-Me voy a comprar chuches.
-¡Ya ni vuelvas, vas a ver a George, no te veré hasta la cena!
-¡No es eso! Solo tengo hambre...
-Hambre de novio. -ríe.
-¡Estás tú hoy muy gracioso, ¿no?!
-¡No veas! -ríe. Yo niego, con una sonrisa y salgo del compartimento.
Aunque realmente no sé a donde ir. Puedo ir junto a mis amigos, aunque Harry, Hermione y Ron están en un compartimento hablando de algo de lo que no tengo ni idea. Y Ginny se ha ido con Dean, y Dean está con Seamus.
Solo me quedan George y Fred.
Y si él no me ha venido a buscar, tampoco voy a ir yo de arrastrada, no señor.
No significa esto que esté enfadada con él, ni mucho menos.
Pero creo que debería venir él a disculparse, por lo menos.
Junto a cinco o seis compartimentos se encuentra la señora del carrito, hacia la que corro con una sonrisa que pide dulces a rabiar.
-¡Hola! -digo, alegre.
-Hola querida. ¿Algo del carrito?
-¡Sí, porfa! Quiero dos ranas de chocolate, tres varitas de regaliz, ratoncitos de menta, otraa dos ranas de chocolate... Y ya. -sonrío.
-Muy bien, querida. Son tres galeones y veinticinco sickles.
Rebusco en mi bolsita de dinero para pagar a la señora, pero alguien tiende unas cuantas monedas en la mano de la señora.
-Invito yo. -dice, alguien que conozco perfectamente. La señora me sonríe y se va siguiendo su camino, yendo hacia un grupo de niños que la esperan impacientes.
Me giro y veo que George me mira con una sonrisa. Yo me pongo colorada y juego con el dobladillo de la túnica, que ya me había cambiado.
George me agarra el mentón y hace que levante la cabeza para mirarlo. Me sonríe de esa manera tan tierna y acto seguido...
Pienso que me va a besar, pero en vez de eso, me abraza con ternura.
Yo al principio no entiendo, pero luego sonrío y le abrazo también, acariciándole la espalda.
-Lo siento... -me susurra al oído, y yo sonrío aún más.- Lo siento mucho. Muchísimo.
-Fred te ha dicho un par de cositas de mi parte, ¿a que sí?
-Sí. -ríe.- Soy muy tonto.
-Y tanto.
-Sin faltar, ¿vale? -ríe de nuevo y me aprieta contra él.- Estoy intentando arreglarlo.
-Bueno, está bien. Me callaré.
-Así que... ¿Te gustó ver mi culo ayer?
Suspiro y lo empujo, con una sonrisa.
-Quieres arreglarlo y lo estropeas.
-Lo siento, es que... Me pareció alucinante que dijeras todo eso... -ríe.- ¿Por qué siempre te sueltas más con los demás y conmigo andas... Ahí ahí?
-No sé. Me da vergüenza.
-Pues que no te de. -sonríe y vuelve a acercarse a mí.- ¿Me perdonas?
-Ya te había perdonado desde que Fred vino a hablar conmigo, pero entiédeme, portándote tú mal conmigo, no iba a ir yo a buscarte.
-Claro, por supuesto.
Le sonrío y él me mira, con un brillo en los ojos que no sabría explicar.
La verdad, tiene razón.
Soy demasiado vergonzosa.
Le conozco desde principios de curso. Y ahora que salgo con él, no debería haber ningún problema.
Me acerco a él y le cojo la cara, obligándolo a bajar la cabeza hasta mi altura y lo beso.
Lo beso con la misma intensidad con la que soñaba cuando lo vi, aunque fuese lo suficientemente estúpida como para decir que no era así. Le acaricio el pelo, con el mismo deseo que tenía de hacerlo, cuando éramos solamente amigos. Lo abrazo... Como él me abrazaba a mí, intentando que me diera cuenta de sus sentimientos, pero yo era demasiado lerda como para darme cuenta. Me pego a él... Como él se pegaba a mí los primeros días, temiendo que me vaya de su lado.
Me separo y pego mi frente cuenta n la suya, respirando fuerte y acariciando sus mejillas.
-¿Cuando...? ¿Cuando te darás cuenta... De que yo solo te quiero a tí? ¿Que no amo a nadie más?
Él también respira fuerte, y abro los ojos para mirarlo. Él todavía tiene sus ojos cerrados, y también tiene la respiración alterada. Me abraza y vuelve a besarme en los labios, pausadamente. Se separa y es entonces cuando los abre.
-Te amo. Te amo muchísimo... -me coge la cara con sus manos y me acerca a él, tanto que al hablar parece que nuestros labios van a chocarse.- Y si una cosa tengo clara... Es que quiero vivir el resto de mis días contigo. Estar contigo. Para siempre.
-¡Vaya, vaya, qué bonito...!
Me doy la vuelta y George mira detrás de mí.
Zabini nos mira con reproche, junto con una tía de Slytherin que me parece un tanto ridícula.
-¡La españolita está saliendo con la fotocopia pobretona! Primero el enano explota-cosas y ahora esa zanahoria andante. ¡Estás en racha!
George frunce el ceño y se adelanta, pero lo paro con un brazo, frunciendo el ceño yo también.
-Mira que tenías a chicos detrás, y vas y te quedas con este... No tienes gusto, querida.
-Retira eso. -le dice George, enfadado, queriendo ir junto a él, pero yo le agarro el brazo.
-Quieto, George. -le digo, tranquilizándolo.
-¡Oh vamos! La fotocopia sabe que, incluso, con el explota-cosas te iría mejor. Podrías, al menos, comer tres veces al día. -la niña ríe y yo frunzo el ceño- Y comer algo que no sea... Pan duro.
Noto como George baja la cabeza y se encoge.
<<Maldito seas...>>
-¡Cállate Zabini! -le digo, enfadada.
-¡Uhh, ha sacado las garras! -dice la niña.
Que voz tan impertinente, por Dios...
-Por todos es sabido que los tejones... -se acerca a mí.- No tienen garras más poderosas que los colmillos de una serpiente... -y intenta tocarme la cara, pero George se interpone.
-¿Qué crees que haces?
-¿No lo ves? Ella estaría mejor conmigo. Además, soy más guapo. Y tengo un hogar seguro. Que no tiene goteras. Y que no parece que se la va a llevar el viento.
-¡Zabini, no me busques las cosquillas! -le digo, enfadada. Él ríe y con un movimiento, me aparta de George, agarrándome de la cintura.
-Te las buscaré esta noche, cuando te acaricie toda...
-¡NI SE TE OCURRA TOCARLA! -George saca su varita y Zabini la suya. Ambos se apuntan directamente.
-¿O qué, Weasley?
-Que la sueltes te digo.
-¿Tienes miedo de que pueda irse conmigo, eh? Normal, fotocopia. Esta chica... No te la mereces.
Me deshago de su agarre y le apunto con la varita, pero la niña saca la suya y actúa.
-¡Expelliarmus!
Nos quita a mí y a George las varitas y Blaise vuelve a atraparme con sus brazos.
-Y ahora, pobretón... Vas a ver lo que es que te quiten a la chica... -me mira y yo frunzo el ceño, intentando salir de esa trampa. Él acerca sus labios a mí y yo no doy escapado.
Aunque...
Cuando esta lo suficientemente cerca, echo atrás mi cabeza y le golpeo la suya todo lo fuerte que puedo.
Él se queja y yo no pierdo un segundo.
Lo empujo y recupero mi varita.
-¡Expelliarmus! -la varita de la chica sale volando y me dirijo a Zabini, furiosa.
Le cojo del cuello de la camisa y lo empujo. Voy hacia él...
Y le pego. Con todas mis fuerzas, con el puño en su cara.
-Esto. Por. Meterte. Con. Quién. No. ¡Debes! -digo, pegándole todo lo que puedo. Cuando me canso, lo levanto y lo empujo hacia su amiga.- Lárgate. Y no me vuelvas a tocar en lo que te queda de vida, maldito imbécil, o lo pagarás caro.
Echan a correr y yo los miro con odio. Luego me froto la cabeza y la mano.
Ambas me duelen.
-Hala... -dice George. Me giro para mirarlo y él tiene el semblante sorprendido.
Y yo estaría igual de estar en su situación.
Aunque no debería haber hecho eso.
No queda muy... Fino. Podría haberle echado un hechizo a esos dos y a tomar por saco.
Pero noooo, Rosie "la dura" tenía que pelearse cuerpo a cuerpo con ellos, vaya.
Echo a andar hacia cualquier lugar, pero en seguida George me coge de un brazo y tira de mí.
-¿A dónde vas?
-No tendrías que haber visto eso... ¡No! No tendría que haber hecho eso, sí, eso sería lo correcto.
-¿Bromeas? ¡Ha sido alucinante! Yo... ¡Yo...! -me giro para verlo y descubro que está colorado. Baja la cabeza de una forma muy adorable y me mira, cual niño.
-¿Qué?
-Si te lo digo no me creerías. O te pondrías muy roja.
-¿Más que mi cabeza ahora mismo? No creo.
-Me he puesto cachondo.
Me quedo en silencio y lo miro, con los ojos muy abiertos.
Empieza a entrarme el calor en las mejillas y él sonríe, timidamente. Se encoje de hombros y su sonrisa se ensancha.
Yo todavía no acabo de asimilar lo que me ha dicho.
-¿Tú...?
-Sí, Rosie. -ríe, nervioso.
-¿Pero cachondo de...?
-Cachondo de sentir calor en ciertas partes en las que normalmente no deberías.
...
...
<<Ay Dios.>>
Que Dios nos pille confesados.
Abro todavía más los ojos y yo...
Me niego a imaginar nada.
Al menos delante de él no.
No.
Nooo.
No.
-Para ya, te van a salir los ojos de las órbitas... -ríe.
-Y a ti te van a dar el premio al más sinvergüenza de la historia. -acierto a decir.
-No es raro ponerse cachondo con tú novia. Y menos decírselo.
-Mm. -digo, sin quitarle los ojos de encima.- Ya.
-¿Y tú te pusiste cachonda ayer?
-¡GEORGE!
George ríe y me coge de la mano, atrayéndome a él.
-Era un broma. -me sonríe y me da un pico en los labios.- Estás ardiendo.
-¿En serio? ¡Vaya! ¡No me había dado cuenta! ¿De verdad estoy ardiendo? ¡Hala!
-Que tonta eres... -me coge en brazos y me besa en los labios.- Venga, vayamos a un compartimento. Espero poder echar a Fred y a Lee de allí.
-George... -río y él me besa suavemente.
Nos vamos así, yo en sus brazos y agarrándome a su cuello y él besándome el pelo de vez en cuando.
-Me siento un poco... Mal. -me dice.
-¿Qué? ¿Y eso? -le miro, preocupada.
-Es que... No he podido defenderte. Me sienta fatal que se rían de nosotros. ¡Ni que hubiéramos elegido ser pobres!
Lo miro con pena y me incorporo para darle un beso en la mejilla y acariciarle la cara suavemente.
-Creo que ya te lo he dicho más de una vez, guapo. La familia Weasley tiene algo que no todas las familias tienen. Amor. ¿Te has parado a pensar que se meten con vosotros por envidia?
George me observa atentamente y niega.
-No. Nunca lo había visto así...
Sonrío y le doy un pequeño beso en los labios.
-¿Mejor? -le pregunto.
-Mucho mejor. -sonríe.- Gracias, Rosie. -frota mi nariz con la suya y me da otro beso en los labios.- ¿Sabes en lo qué he pensado?
-No. ¿En qué has pensado?
-En gastar bromas. A Zabini y a Umbridge.
-Me parece una idea...
-¿Estúpida?
-Excelente, iba a decir.
Sonríe con ternura y asiente con determinación.
-Entremos. -dice, al llegar al cuando compartimento.
Yo sonrío y me abrazo a él, cariñosona y George me besa el pelo.
Aunque...
A lo mejor es una fumada muy loca...
Pero...
¿No hay...?
Miro detrás nuestra y no veo nada. Ni nadie.
Mm.
Que raro.
Tenía la sensación de que alguien nos observaba.
Pero supongo que soy yo, que estoy media grogui por culpa del amor que me da George...



Sí.
Sí.
Que sí :v
Sé lo que dije.
Nada de nuevos capítulos hasta la semana que viene.
¡Pero necesitaba ir publicando! Más que nada para volver a coger el ritmo -.-
Ay...
Hace tiempo que no publicaba y comentaba algo, ahora me da corte... •////•
Bueno...
¿Y si alguien te estuviera viendo, Rosie?
¿No os lo habeis parado a pensar...?
Al menos George y Rosie han resuelto au pequeña disputa.
Y en caso de que la estuvieran observando desde su escondite...
¿Quién creeis que puede ser?
Os daré una pista, ya digo, en caso de serlo, Fred no sería XD
No sé que más conentar, la verdad, :v pero me da vergüencilla...
Espero que os haya gustado mucho, mucho, mucho el nuevo capítulo que sé que dije que no iba a publicar hasta la semana que viene...
Así que...
¡Sorpresa! :D
¡Se os quiere! <3

¿Y si fueras a Hogwarts...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora