2. La decisión

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El sonido del despertador me sacó de mis sueños por completo, un sueño donde Daniel estaba presente y podía ir corriendo a abrazarle, le echaba tanto de menos... Adormilada, miré la hora y mis ojos se abrieron de golpe, ¡solo teníamos una hora para prepararnos e ir hacia el parque donde se realizaría el corto!.

Me puse las zapatillas y me dirigí, casi chocando con el marco de la puerta, hasta la habitación de Álex. Vi que había puesto unas cuantas fotografías nuevas en el corcho de su habitación, pero no me detuve a observarlas, iba demasiado apurada pensando en cómo despertarle, cuando Álex dormía era de los que ya podía sonar una orquesta a su lado que no abría un ojo.

Sonreí al verle con el pulgar metido en la boca, seguía siendo mi hermano-bebé, por mucho que hubiera crecido y madurado. Le aparté con cariño un mechón de pelo que le cubría los ojos y me acerqué lentamente hasta su oreja derecha, pegando mis labios.

—Ha venido Sara.

Los ojos de Álex se abrieron de golpe y se recompuso de un salto, tirando su sábana azul de nubes al suelo.

—¿¿Dónde está?? ¿¡Por qué no me ha avisado!?

—Es broma, Cupido. Te lo dije para que te despertaras, en una hora tenemos que estar yendo al parque para el corto.

Álex arrugó la frente y frunció el ceño enfurruñado, sabía que el tema de Sara era especial y delicado, pero en el fondo me reconocería que era necesario, él no dormía, hibernaba. Intenté contener la risa al ver cómo Álex levantaba el mentón indignado y me miraba de soslayo mientras se iba al baño como si fuera una diva.

—Esta me la pagas —me amenazó con un siseo antes de cerrar la puerta.

Un rato más tarde conseguimos salir del piso y fuimos corriendo hasta el parque, jugando al pilla-pilla como si tuviéramos cuatro años. Las personas nos miraban de forma extraña, incluso seguro que algunos se pensaron que me estaba queriendo secuestrar o algo por el estilo —Ya podían haber actuado así el año pasado— parecía que mi destino había sido encontrarme con Cristofer sí o sí.

Al llegar, me encontré a un señor que parecía el director y me dirigí hasta donde se encontraba, con Álex detrás de mí. También había un grupo de chicos y chicas más pequeños con papeles, seguramente preparándose para lo que tuvieran que decir.

El corto estaba bien, era sorprendente ver cómo chicos tan pequeños comenzaban a demostrar grandes dotes interpretativas. Estaba absorta escuchando el monólogo del protagonista cuando de repente entró en escena una silueta femenina. Controlé el impulso de no gritar cuando me di cuenta que se trataba de una Ana más mayor, llevaba flequillo y el pelo más corto.

Me emocioné al escucharla pues nunca había podido verla actuar, dominaba el texto sin problema y emocionaba a los espectadores. El beso final de la escena hizo que todos aplaudiéramos como locos, incluida la gente que se paraba a mirar.

Sombras Unidas #2 (COMPLETA)Where stories live. Discover now