CAPITULO 7

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Y EL TIEMPO PASA… Y NOS VA CAMBIANDO

Había perdido la noción del tiempo. Sumida en la rutina a la que se veía sometida, ya no le prestaba atención a si pasaban días, meses o años. Día tras día todo era igual: levantarse, cocinar, lavar, limpiar, cocinar, descansar, dormir y volver a empezar al día siguiente. Lo único que variaba un poco su rutina eran las escasas visitas de Luna. Si Malfoy tenía buen día y se encontraba de humor, autorizaba a que la rubia visitase a su amiga. Pero aquello sucedía muy rara vez.

Su relación con el mortífagos se encontraba en un punto muerto: apenas hablaban fuera de las órdenes por parte de él y respuestas monosilábicas por parte de ella. No se quejaba por ello, pero al ser Malfoy su único contacto humano prácticamente las veinticuatro horas del día, se sentía abandonada y sola.

Malfoy se había ido sumiendo en un estado apático bastante inusual en él. Estaba… demasiado tranquilo para lo que acostumbraba. Hermione decidió no hacer nada, por si las moscas. Si él quería deprimirse, no sería ella quien lo impidiera.

Pero sus buenas intenciones se fueron a la mierda uno de esos días en los que el rubio decidía no dar señales de vida y no aparecía por ninguna parte durante horas.

Se encontraba releyendo una de las novelas que él le había regalado al inicio de su esclavitud, cuando un estruendo inundó el silencio que era habitual en la mazmorra. Asustada, salió de su cuarto y caminó por el pasillo que llevaba a la antigua sala común. Se encontró con un furioso Malfoy, que destrozaba los muebles con verdadera saña. Parecía un ángel caído en pleno ataque. Sus ojos destilaban furia asesina muy, muy concentrada, mientras murmuraba toda clase de insultos. Incluso en otros idiomas. Hermione abrió los ojos cuando escuchó algunos que ni siquiera sabía que existían.

-Veo que has ampliado tu vocabulario, hurón.

-No estoy para tus sarcasmos tontos, sangre sucia –Draco lanzó una silla contra la chimenea, convirtiéndola en astillas.

-¿Puedo saber qué te ha puesto de este humor de perros? –Hermione se acercó unos pasos, manteniendo la distancia de seguridad para con el mortífagos- Sobre todo porque seré yo la que luego recoja y adecente este estropicio.

-Tu amiga.

-¿Luna? –se extrañó. Por lo poco que había visto de esos dos interactuando, Malfoy trataba a Luna con frío respeto por tratarse de la esposa de su mejor amigo y por ser sangre pura.

-La comadreja menor –escupió entre dientes.

-Esa zorra traidora no es nada Mio, Malfoy –Hermione endureció la expresión de su rostro. El mero hecho de oír mentada  a la pelirroja hacía hervir su sangre.

Él no contestó. Aún estaba molesto y no quería pagarlo con la chica. Aquellas semanas le habían ayudado a aprender a tolerarla todo lo que daba de sí su limitada paciencia. Seguía odiándola con la misma intensidad que antes, pero como no le quedaba más remedio que aguantarla, lo hacía de la manera más pacífica que sabía. No quería sufrir innecesariamente. Por el bien de su salud mental.

-Voy a dormir un rato. Recoge este desastre.

-¿Qué te ha hecho? –Se arrepintió de la pregunta. Preparó todo su cuerpo para el primer golpe, pero él no hizo nada. Estaba agotado en todos los sentidos.

-Como su “adorado” esposo sólo es humano de nombre, la señora se ha tirado a todo elemento perteneciente al género masculino que habita en este castillo. Menos a los elfos domésticos y Zabinni, que al estar casado y en busca de “descendencia” se ha librado de las atenciones de la “señora Riddle”

MALEFICA SANGUINEWhere stories live. Discover now