¿Y si...?

173 13 5
                                    


Hey, ¿te has enamorado alguna vez?

Pero, ¿Qué es el amor?

Muchas personas te van a responder con su idea respecto al amor, otros te dirán la respuesta con alguna frase que han leído y otros simplemente no te responderán.

(Piensa un momento en tu respuesta...)

Aquí te va una pequeña historia de amor que me ocurrió a mí se puede decir.

Todo comenzó un día casual, nublado, mucho tránsito, las personas que parecen robots haciendo siempre lo mismo en sus rutinas.

Yo estaba ocupado haciendo mis tareas, cuando de la nada me llegó un mensaje de una amiga diciendo que me invita a su casa esa misma tarde, a la cual decidí aceptar e ir. Cuando llegué, habían muchas personas que yo no conocía, me sentía raro, pero no paso mucho para que mi amiga me viera y me haga pasar. Estando adentro, tome asiento cerca de una pared alejado del resto, mientras que ella explicaba el motivo por el cual nos reunió. Se acercaba su cumpleaños y quería que todos nosotros le apoyemos con una coreografía que quería realizar para esa noche. De pronto, llegó una chica, muy bien vestida, con una blusa blanca, un blue jean y unos zapatos cerrados blancos, yo la miraba para ver que iba a hacer, y me fijé que ella tampoco conocía a nadie en esa reunión, lo cual me dio motivo para poderme acercar y decirle que le puedo hacer compañía porque tampoco conocía nadie, al principio nos sentíamos incómodos, porque ¿quién habla con un desconocido?, pero bueno, después de una conversación incomoda, la confianza nos llegó a ambos, y ya no parecíamos dos extraños hablando.

Los ensayos de dicha coreografía eran todos los martes y jueves por dos horas cada día, para resumirles un poco la historia, en cada ensayo hacía lo posible para hacerla reír, contándole mis anécdotas graciosas y temas sin intereses alguno que tenían como única intención hacer reír, por cierto, me había olvidado de decirles que ella se convirtió en mi pareja de baile, por ese motivo pasaba siempre con ella, al menos era una buena excusa para poder hablarle, y mirarle siempre sus hermosos ojos junto a su sonrisa tan bella que enamora a cualquiera.

Cada vez que estábamos juntos parecía que el tiempo tenía prisa, porque las dos horas siempre se iban volando.

Recuerdo que una vez, ambos nos fuimos a comer helados sin permiso de su mamá, ya que ella siempre la iba a dejar y también la iba a ver, pero ese día la convencí y ambos nos escapamos del ensayo, la pasamos tan bien los dos juntos, riéndonos de muchas cosas y disfrutando cada uno de su helado, los ensayos eran desde la cinco y treinta de la tarde, hasta las siete y treinta de la noche, cosa que siempre veíamos las puestas de sol, y esa tarde no fue la excepción.

(En ese momento sentí que había una sensación rara dentro de mí)

Estábamos sentados viendo ponerse al sol, cuando sonó el celular de ella, era una llamada de su mamá diciéndole que ya la estaba yendo a ver, porque quería ver un poco la coreografía antes de la presentación.

En ese momento, corrimos y lo único que hicimos fue tomar un taxi, para que nos lleve al lugar del ensayo, y, por suerte llenos de mucha angustia, logramos llegar exactamente minutos antes que su mamá, al final no nos pasó nada porque la señora nunca se enteró.

Todos las días que nos veíamos, me llenaban de alegría, desde la mañana porque sabía que esa tarde la iba a ver, pero como todo lo bueno se acaba, en una mañana de sábado, me di cuenta al ver un calendario, que ese día era la presentación del baile en la fiesta, lo cual desde esa hora ya empecé a alistarme. Recuerdo que ese día nos llamaron que vallamos a las cuatro de la tarde para la misa, lo cual, como nunca llegué temprano a la iglesia, y comenzó la misa, luego por la mitad y ya estaba al rumbo del clímax de la celebración eucarística, y créanme, en todo ese tiempo ella no llego, y por mi cabeza pasaban muchas preguntas, ¿y si no viene?, ¿si quede plantado?...Bueno aun no perdía las esperanzas de que llegara, mientras escuchaba lo que el sacerdote decía, de pronto sentí que una sombra se puso detrás de mí, y cuando regresé a mirar, era ella, estaba tan bella, sin maquillaje ya era bonita, y ese día que no se había puesto mucho para no perder su belleza natural, estaba puesto un vestido blanco con turquesa y sus zapatos altos color gris, para que les voy a mentir, se veía como una princesa.

Después de salir de la misa, todo el grupo nos dirigimos al jardín botánico junto a la cumpleañera para una sesión de fotos que se iba a realizar, mientras íbamos en el carro yo estaba tan nervioso como nunca, y les puedo asegurar, ella pensaba que me pasaba algo, pero no era así, simplemente yo no podía dejar de verla y quedarme con la boca abierta, admirando su belleza.

Cuando llegamos al jardín botánico, los dos nos sentamos en una banca esperando que sea nuestro turno para las fotos grupales, y en ese momento de espera confirmé la sensación rara que había venido sintiendo desde el día que nos escapamos al helado, yo estaba enamorado de ella.

Y como no estarlo, si cada vez que la miraba a sus ojos simplemente me encantaban, no eran azules ni verdes, eran color café, café que roba el sueño, un color café que produce desvelos. Su sonrisa me enamoraba, y no era solo eso lo que me volvía loco, sino era el hecho de saber que yo era feliz con ella, además de saber que sonreía por mis ocurrencias, algo que nadie más había hecho, y les aseguro que ella también era feliz conmigo.

Y no vi mejor oportunidad que decírselo en ese lugar, la naturaleza a nuestro alrededor, y justo en ese preciso momento que me había llenado de mucho valor para decirle todo lo que sentía llega una señora y dijo:

-Chicos, ya es momento de ir a la foto grupal.

-Ya vamos –dijo ella, tomó de mi mano y me haló con prisa.

Justo después de haber terminado nuestro turno en las fotos, regresamos al lugar donde habíamos estado y me pude dar cuenta de que el lenguaje humano carece de palabras para expresar todos los sentimientos. El silencio nos invadió por una fracción de tiempo, hasta que dentro de mí las palabras pudieron surgir y le dije:

-Tengo algo muy importante que decirte- esperando una respuesta

-Yo también tengo algo por decirte- respondió, con la voz quebradiza.

En ese momento un frio recorrió por todo mi cuerpo, pude sentir como me sonrojé y por un instante llegué a pensar que era lo mismo que yo tenía preparado para decirle. Decidí cederle el paso para que ella hablara primero, y aún puedo recordar cada una de sus palabras como si las hubiera acabado de decir:

-Me voy a vivir a otra ciudad –aludió con algo de tristeza en su mirada.

No supe que hacer en ese momento, porque miles de cosas irrumpieron en mi cabeza, tan solo recuerdo sonreír y haber dicho:

-Me alegro mucho por ti.

-Ahora sí, es tu turno de decirme –dijo después de otro instante de silencio.

-Simplemente no te había dicho lo bella que luces hoy –fue todo lo que dije, aunque en realidad las palabras que quería decir me tocó callarlas y guárdalas para mí.

Nos dirigíamos a la recepción, durante el camino iba muy callado, pensando en todo lo que pude haber dicho y no me atreví.

Aquella noche nos divertimos mucho, jugamos como dos niños pequeños con la comida y nos burlábamos del maestro de ceremonia de como andaba vestido, y, lo que más recuerdo además de estar siempre perdido en su mirada, es que disfrute al máximo esas horas bailando y cantando, ya que era la última vez que la iba a ver.

No existen fotos entre ella y yo, ni testigos de cuanto la llegue a querer, tal vez nunca hubo tiempo para capturar el momento en una fotografía, porque todos los momentos vividos siempre los disfrutamos al cien por ciento, que estábamos tan ocupados hablando de nosotros que lo pasamos por alto de hacerlo.

Y ahora todos los días, cuando me doy el tiempo de recordarla, me pregunto siempre, ¿Y si...?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 02, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi amor a la cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora