Prólogo

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¿Sabes ese preciso momento en el que te das cuenta de que hagas lo que hagas no vas a poder olvidarte de esa persona? Eso mismo me estaba sucediendo a mí. El tiempo que había estado secuestrada con el resto de chicas no lo había pensado, pues el odio se había apoderado de mi cuerpo y la decepción en mi corazón, no dejándome pensar con claridad otras opciones posibles.

Tenía miedo, sí, esa era la gran verdad. Tenía tan metido en la cabeza que Daniel me iba a usar e iba a defraudarme de nuevo, que a la mínima que había hecho algo mal, como desaparecer sin decirme nada, me había aferrado como a un clavo ardiendo a que yo tenía razón, aunque realmente no había sido así, me quería.

Me quería... esas palabras resonaban en mi mente de forma extraña, parecía un sueño. Mis mejillas se sonrojaron solo de pensarlo, con todo lo que le había odiado... y lo mucho que había deseado que cambiara, era una locura.

Era extraño, por más que había intentado olvidarle e intentar pasar página no lo había conseguido. Sí, aunque había querido realmente a Sergio y siempre le había sido fiel, no quitaba que a veces no pudiera evitar pensar "¿Qué estará haciendo Daniel? ¿Estará bien?" Aunque había crecido por fuera, por dentro seguía siendo esa chica de quince años que se había pillado hasta las trancas por él, por esa sonrisa que me hacía olvidarme de todo por completo.

Y todo lo vivido con él...había sido una locura, nunca hubiera imaginado que iba a acabar metida hasta el fondo en su vida, conociendo a sus amigos, su familia...bueno, dejémoslo en a su hermana, el tema de sus padres aún estaba por resolver. Y Cristofer... cómo echaba de menos a ese chico y a sus bromas, desde que había salido del lugar donde estaba secuestrada no le había vuelto a ver, y eso que le había visto algo borroso, no estaba segura de si eso contaba como verle.

Habían pasado varias semanas desde que salí de aquel lugar, Luna y Zeus se habían encargado de que pudiera descansar en condiciones y repararme completamente, aunque ahora vivían con el miedo de que me sucediera algo de nuevo, y Álex había pasado de ser mi hermano mayor a convertirse en algo parecido a un niñero, le mandaban que me acompañara a todos lados y él lo hacía, temeroso por si volvía a perderme otra vez.

Le echaba de menos... el estar sin Daniel en Asturias con tanto tiempo para pensar no me ayudaba para nada, me había hecho darme cuenta de lo grandes que eran mis sentimientos hacia él. De nuevo esa pregunta surgía en mi mente, haciendo que mi cuerpo se tensara por la preocupación, ¿qué estaría haciendo? ¿Estará bien? ¿Saldrá pronto? Tenía ganas de verle pero no sabía cómo contactar con él, no tenía su móvil ni el de Cristofer, al tener que comprar uno nuevo había perdido todos los contactos, a saber qué había hecho Daniel con el mío...

Suspiré, había llamado a Sergio hacía unas semanas y hoy había llegado el momento de hablar con él, lo veía necesario pues no quería darle esperanzas, quería empezar de cero, sin él como pareja, aunque... creo que desde que Daniel volvió a entrar en mi vida, él ya me había sustituido por Melissa.

Me senté en una silla de la cafetería, revolviéndome incómoda, se me hacía extraño volver a verle después de tanto tiempo, verle sabiendo las veces que me había sido infiel. Le seguí con la mirada hasta que se paró enfrente a mí, parecía muy contento.

—¡Mi amor! Cómo te había echado de menos, llegué a pensarme que te habían asesinado.

Le fulminé con la mirada, no entendía cómo podía ser tan hipócrita y pensar que yo no me había enterado de cómo estaban las cosas.

—Sergio —traté de esbozar una sonrisa—. Ya ves que no, sigo viva.

—¿Por qué me llamas Sergio? —preguntó extrañado.

Sombras Unidas #2 (COMPLETA)Where stories live. Discover now