—¡Te amo papá hermoso! —dijo Ana Paula feliz—. ¿Le hablo a Martha para que venga?

—Sí, y ya ve a la casa para yo poder terminar todo para mañana.

—Bueno papi, ¡adiós! —dijo y salió casi corriendo.

—¡Ana Paula! ¿Y mi beso? —dijo él aprovechando de la situación y ella rapidamente le dio un beso haciéndolo reír. Seguid salió corriendo en busca de su chofer para ir a casa.

Tiempo después alguien toco la puerta de su oficina.

—Adelante —dijo el para que pasara—. Señorita Álvarez ¿cómo le va?

—¿Cómo que señorita Álvarez? —dijo aquella mujer— Alfonso, soy Claudia para ti. Ayer pasamos la noche juntos...

—Perdón, pero ayer fue ayer —dijo en tono frío—. Ahora estamos en el trabajo, Claudia.

—Uy, veo que no estas de humor... ¿No se le antoja uno rápido, señor empresario? —dijo mientras tomaba un mechón de su pelo y lo enrollaba con el bolígrafo que traía.

—Mi hija está por aquí, no puedo señorita Álvarez.

—Ay Alfonso, yo vi que tu hija se acababa de ir con su chofer...

—Pero fueron por comida a la cafetería que esta por aquí cerca, no tardan en volver —mintió. Él no tenia ganas de estar con ella, tenia mucho trabajo por el viaje de su hija.

—Ash, bueno —dijo resignada.

—¿Se te ofrecía algo más? Tengo mucho trabajo que terminar.

—Ay, eres muy amargado... Pero bueno, luego nos vemos —dijo saliendo de su oficina.

—Y tú una empalagosa —se dijo para si mismo y rió.

...

—¡Mami, ya llegué! —dijo Anahí avisando a su madre y la vió muy débil sentada en la sala.

—Que bueno Any —dijo Marichelo escondiendo algo.

—¿Qué traes ahí? —preguntó Anahí y vió que tenía un papel con sangre— ¡¿Otra vez te sangro la nariz?! Vamos directamente al médico, ya fue mucho —tomó la silla de ruedas de su madre dispuesta a llevarla a una clínica.

—¡No Anahí! Ya te dije, con el calor que esta haciendo últimamente me sangra, no hay necesidad de ir al médico, y aparte no me atenderán de urgencias.

—Entonces iremos mañana —se detuvo un segundo por la hora—. Digo, hoy a primera hora del día —dijo seria.

Parecía que su madre empeoraba en cuestión de salud y no mejoraba en su rehabilitación, ya había podido dar unos pasos antes y ahora solo podía –con suerte– pararse de su silla unos cuantos segundos para pasar a otra o volver a sentarse.

Algo malo estaba pasando.

...

—Listo Amor ¿ya está todo lo de la lista en la bolsa? —le preguntó Alfonso a Ana Paula, ya en casa.

—Si papá, está todo. Hasta los veinte litros de bloqueador solar —dijo burlandose.

—Síguete burlando, me preocupo por tu salud —dijo y ésta rió, luego alguien tocó la puerta de su habitación—. Adelante, pase.

Doble Vida.Where stories live. Discover now