Capítulo 17

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NICK

Me quedé mirando la pantalla de mi ordenador, sin saber muy bien como sentirme, puesto que todo aquello seguía pareciéndome una completa locura.

Era un correo de Anne, la asistente social de Maddie; en él me explicaba que en vistas de que ya no quedaba duda alguna con lo referente a la paternidad de mi hermana, y tras las acciones legales que había puesto mi padre contra mi madre por haberlo ocultado durante años, a este por fin le habían dado la custodia; y las visitas que yo antes tenía concertadas para visitar a mi hermana, quedaban canceladas, quedando ahora a disposición de mis padres el dejarme verla o no; esos mismos padres que me habían mentido, tanto a mí como a mi hermana, haciéndola creer que su padre no era su padre para después soltarle que todo lo que había creído conocer hasta el momento era una mentira tan gorda como su casa en Las Vegas.

Cuando me enteré de todo esto me alegré, joder, claro que me alegré, mi hermana era mía por fin, por entero, nada de medio hermana o hermanastra, siempre había odiado pensar que al tener un padre distinto no me pertenecía por completo—, había odiado los horarios de visita y las malas caras de Grason cada vez que me llevaba a Maddie conmigo. Estaba claro que las cosas ahora iban a ser mucho más fáciles, o eso creí.

Mi hermana no entendía nada, es más, las pocas veces que mi padre había ido a visitarla había llorado hasta quedarse sin aliento. No quería ir con un desconocido, no quería irse de su casa, no quería saber nada de su nuevo papá.

Suspiré llevándome la mano a la cabeza. Ahora mismo yo era el intermediario de Maddie con mi padre, que parecía haber perdido cualquier tipo de práctica en cuanto niños pequeños se trataba. En realidad nunca es que hubiese tenido mucha paciencia, solo había que ver la relación que tenía conmigo. Lo que sí que me sorprendió fue su esfuerzo y determinación por intentar ganarse su afecto.

Mi padre no dudó ni un instante en poner todos los papeles en marcha para que le dieran la custodia compartida y que quedara bien claro que Madison Grason, ahora era Madison Leister.

Aun no estaba todo resuelto... ni de lejos, pero la que más estaba sufriendo era Mad, y eso me ponía de los nervios.

Su padre, bueno el que supuestamente había sido su padre durante más de cinco años, se había lavado las manos, no quería saber nada ni de mi madre ni de la niña que había visto crecer. El muy hijo de puta no había ni querido siquiera formar parte del proceso de adaptación que mi hermana tenía que sufrir, habíamos tenido que explicarle de forma muy delicada pero clara que su padre ya no lo era y que ahora tenía uno nuevo que la quería mucho. Lo que normalmente pasa en estos casos, es que el padre que no es padre biológico lucha por la custodia de quien ha creído su hija hasta el momento, al menos lucha por seguir formando parte de su vida y ni que decir de seguir a su lado todo lo que ella necesitase.Pero eso no es lo que había pasado, y mi hermana solo repetía que quería a su padre, a su padre de verdad, y que no entendía porque la había dejado de querer y la había regalado a otro papá distinto.

Mi hermana estaba irritable y había pasado de ser aquella niña adorable y llena de sonrisas a convertirse en una niña dolida y resentida con todos.

Mi madre se había mudado a la cuidad, había dejado Las Vegas, y recidía en un bonito apartamento en el centro y Maddie no parecía terminar de adaptarse a tantos cambios. Al único al que parecía querer ver era a mí, y al único a quien llamaba a altas horas de la noche para poder dormirse. Estaba asustada, su casa nueva no le gustaba, decía, sus uguetes ya no eran los mismos, sus amiguitos estaban lejos y ella no quería ir a ese colegio tan feo al que iba ahora, ella quería vivir conmigo; sí, eso era lo que me decía cada vez que hablaba con ella por teléfono.

Culpa nuestra © (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora