El Billar

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Le miro, no puedo evitarlo. Le miro aunque sé que me va a descubrir. Me va a descubrir mirándole, repasando su cuerpo para no olvidarlo, su rostro, sus facciones...

Y se da la vuelta.

Me empiezo a poner colorada, e intento apartar la vista, pero esos ojos dorados me atrapan. Él me mira, mira hacia el interior de mis ojos. Me mira de una forma que me hace sentir como si estuviera desnuda frente a él.

Ninguno de nuestros amigos parece ser consciente de esta pelea de miradas, en la que nos encontramos ambos inmersos. Están más atentos de si su jugada en el maldito billar será la adecuada.

Aparto la vista, no lo puedo soportar por mucho tiempo más. Siento cómo se acerca hacia mi con sus andares leoninos, imponentemente.

Llevo así un tiempo. Mirándole desde la distancia, hablando con él a veces, intentando acercarme poco a poco. Supongo que es ésto a lo que llaman "enamorarse". Era cuestión de tiempo que se diese cuenta. Y ha sido aquí, ahora.

-¿Qué mirabas?-me pregunta

-Nada, miraba al vacío, estaba distraída.-miento.-¿Y tú?-decido contraatacar.

-Miraba tus ojos, ¿por?- las mejillas se me colorean

-¿Por qué?

-Porque me parecen bellos.-su sinceridad me golpea en el pecho, quedándome sin palabras.

-¿Algo más de mí te parece bello?-le digo en tono socarrón. Veo cómo duda un poco antes de responder, y eso me inquieta.

-Toda tú me pareces bella.-me quedo en blanco. ¿Eso ha sido una declaración? Se oye un golpe de bolas del billar, y él se va, es su turno. Se coloca para tirar de un modo muy provocador, y antes de dar el golpe, alza los ojos hacia mí.

-Si acierto, quiero un beso tuyo.-me dice con un poco de rubor en sus mejillas.

-Está bien.-digo cruzándome de brazos.-Pero no creo que lo consigas.-añado desafiante. Agacha su mirada hacia la mesa del billar. Veo cómo se concentra como nuca antes se había concentrado. Da con fuerza a la bola blanca, que rebota dos veces y hace lo que nunca habría previsto.

La cuela y acierta.

Me mira otra vez. Yo alzo la cabeza, intentando mostrarme imponente, pero quedo totalmente fuera de juego cuando se acerca a mí lentamente.

-¡Bésala, bésala, bésala!-se oyen voces por detrás. Él me sujeta la barbilla y hace que le mire a los ojos.

-Habrá que contentar al público.-dice en un susurro.

Y me besa.

Sus labios se mueven con suavidad por encima de los míos, describiendo deliciosos círculos. Yo no puedo hacer más que corresponder. Su mano se desplaza de mi barbilla hacia mi cuello, y de allí a la nuca. Se inclina un poco para hacer más profundo el beso. En ese momento, siento cómo su lengua busca la mía y ambas dan vueltas. Se separa de mí bruscamente, rompiendo la magia.

-Bueno chicos, hemos ganado, vámonos a casa.-se oyen gritos de emoción y salen del local casi corriendo. Yo me quedo la última, rezagada con él.

-Espera...-digo yo.Él se vuelve- Podríamos...¿podríamos quedar alguna vez para repetir ese beso?-digo algo turbada aún.

-Si quieres mi compañía, deberás aceptar mis condiciones.-dice cogiendo una servilleta y escribiendo algo.

-¿Quieres decir que podría tener tu compañía más veces?

-Sí.-dice él.-Y a solas.-me tiende la servilleta y se va.

06005554 Llámame si quieres escuchar mis condiciones

¿Pecas conmigo? - ParadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora