-No mires a nadie, camina natural- recomendó mi amiga y acto seguido, me dió un pequeño empujón para animarme a ir primero.
Clásico de Elena. El plan macabro era suyo, pero yo era la idiota que arriesgaba primero el trasero.
Subí peldaño a peldaño los escalones del autobús. En cuanto al ruido que había dentro de ese lugar, no existía gran diferencia con los estudiantes más jóvenes. Incluso, había notado que los mayores eran más ruidosos, como si se tornasen más inmaduros con los años.
Un avión de papel voló de un lado a otro del lugar y un silbido lo seguía después.
Me sentía en mi zona de confort. Había nacido para ese lugar, los mayores eran siempre mejores. Más atractivos, más divertidos, más ocurrentes y además eran legales.

Al fondo del camión había un par de lugares libres. Cerca de un grupo de chicos, entre quienes reconocí a uno de ellos porque lo había visto charlar con Elena entre clases.
Consideré que ese era el mejor lugar para sentarse, pero en medio del camino, un pie entorpecia mis planes.

No me sorprendió ver esos tacones robustos, medias blancas y tobillos delgados.
No tenía idea de quién era esa chica, al menos no la conocía por su nombre, pero su rostro me resultaba familiar porque siempre murmuraba a nuestras espaldas y se reía fuertemente al vernos.
Tal vez se sentía ofendida por nuestro atrevimiento al usar esos autobuses. Quizá pensaba que yo era la clase de chica ciega e idiota que caminaría sin prestar atención a su pie traicionero que se cruzaba en mi camino, con el claro objetivo de hacerme tropezar al frente de todos.
Imaginé lo vergonzoso que eso resultaría, más aún porque llevaba un cono de helado entre las manos... aunque si lo pensaba detenidamente, eso podría ser útil.

Mantuve mi marcha sin titubear. La chica cruel, estiró la pierna otro poco cuando me faltaban tan solo un par de metros para la fatídica caída, pero yo lo tenía todo bien calculado y en cuanto mis pies se encontraron con el suyo, monte la escena más llamativa del siglo.
Alguien debía reconocerme como la mejor actriz de la ciudad.
Mi acto de chica inocente al tropezar y estrellar rudamente mi helado contra su blusa, fue el mejor de todos.
Los gritos y aullidos no demoraron en retumbar en el lugar y la engreída se puso en pie para empujarme tan lejos como pudo.
-¡Estúpida!- gritó mientras todos reían a su alrededor- ¿Qué no ves tú maldito camino?
-Lo lamento- resoplé divertida por mi travesura- ten más cuidado donde pones las patas, pendeja.

¡Wow! Esas palabras me costarían caro.
Me sentía bastante victoriosa, pero no dejaba de ser una novata y la otra chica estaba indignada.
Una fuerte bofetada golpeó mi rostro y trastabille como un fantoche entre los asientos, mientras Elena intentaba interponerse.
-¡Hey! ¿Quien mierda te crees?- levantó la voz.
En pocos minutos el alboroto aumento hasta convertirse en una guerra de poderes.
Éramos Elena y yo contra un grupo bien preparado de arpías, así que recurrimos a las uñas y las patadas hasta que una de las monjas del colegio apareció para terminar con eso.

Nos dieron un sermón religioso a todos y a nosotras nos esperaba un castigo al día siguiente.

Al menos, no todo fue trágico y el resto del camino a casa, un grupo de chicos de último año se acercaron para charlar.
Fue en cierto modo vergonzoso. Mi fechoría no fue como la planee y al final si había lucido como una tonta, pero al menos intenté defenderme. Eso tenía un valor importante entre las personas de mi edad. Me preguntaba si todo eso pasaría a la historia.

-Esta noche es la inauguración de un bar en el centro, iremos con algunos amigos a beber algo ¿Quieren acompañarnos?- preguntó uno de ellos y lo pensé dos veces.
Era miércoles, al día siguiente debía ir al colegio y sabía que la abuela no me dejaría desvelarme en algún bar con chicos mayores, sin embargo eso no era algo que yo pudiera decir en voz alta.
-Claro- respondí rápidamente y Elena a mi lado me miró confundida, pero no dijo nada hasta que abandonamos el autobús, y caminamos en dirección a la casa de mi abuela.
-¿Cómo nos fugaremos?- preguntó.
-No tengo idea- suspiré.

Dulce Criatura | Harry Styles |Where stories live. Discover now