—Ethan está aquí, Lyd. Nos iremos de aquí muy pronto —aseguró Hannah.

—¿Ethan está aquí? —preguntó, y a pesar del tono cansado y adolorido en su voz, también se notaba que estaba feliz de escuchar eso.

—Sip. Y también Isaac y Derek. Traje a todos para ayudarte.

—Nosotros también ayudamos —añadió Stiles.

—¿Nosotros?

—Sí, bueno, Hannah ya no es parte de la manada de Scott.

—Sí lo es —Lydia recordó que cuando Scott había rugido, Hannah había iluminado sus ojos. No estaban completamente separados.

Apenas avanzaron un par de metros, Lydia se lanzó al suelo de rodillas. Hannah se inclinó a su lado en un segundo, alzando una mano hacia Stiles para indicarle que él se mantuviera alejado. Lydia era peligrosa.

—¡No puedo contenerlo! —exclamó Lydia, tapándose los oídos—. ¡No puedo!

—Lydia...

—¡Corran!

Stiles y Hannah fueron apartados a un lado cuando Parrish llegó, siendo empujados al suelo como si no fueran nada. Scott atrapó a Stiles justo antes de que cayeran abruptamente, mientras que Isaac hacía lo mismo con Hannah.

Lydia gritó. Pero en ese momento, Parrish contuvo su grito. La rodeó con su cuerpo, de tal manera que el grito no llegara al exterior. Llamas salieron. Hannah recordó la conexión entre el sabueso del infierno y una banshee y rogó que fuera suficiente para que ambos estuvieran bien.

Fue como una explosión. Todo comenzó a temblar y a desmoronarse. Pedazos de pared y techo cayeron sobre ellos, y una gran capa de polvo se levantó.

En medio de todo ese polvo, salió Parrish con Lydia en brazos.

—¿Por dónde? —preguntó Parrish, volviendo a ser él otra vez. Scott iba a responder, hasta que se dio cuenta de que a quien le estaba hablando era a Hannah, a la cual observaba fijamente.

Hannah abrió la boca para responder, pero luego como si se arrepintiera de sus acciones, volteó a ver a Scott.

—Tú dirige —le indicó suavemente. Una emoción que Hannah no supo reconocer pasó por el rostro de Scott. Extrañamente, Scott le sonrió.

—Por aquí —fue todo lo que dijo Scott, guiando el camino. Tal vez podrían arreglar sus diferencias y todo se solucionaría.

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—Jalemos todas —sugirió Ethan, encogiéndose de hombros—. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Ya están encerrados en el loquero.

—¿Estás seguro? —inquirió Hayden, nerviosa.

—No. Pero se acaba el tiempo y no hay otra opción.

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Salieron de Eichen House con éxito. Al parecer, Mason y Ethan habían hecho su trabajo. Una vez en la reja, Malia y Kira llegaron en el Jeep de Stiles.

—¿Y Derek? —preguntó Hannah.

—Fue a asegurarse de que Ethan estuviera bien —respondió Malia—. ¿Cómo está Lydia?

Killing /teen wolf |running #5|Where stories live. Discover now