-Cameron, vete. Vete antes de que te maten. 

Se detiene y vuelve a mirarme. Entrecierra los ojos. 

-¿Estás loca, acaso? No te dejaré, ¿es qué no lo entiendes? 

-Cameron, te matarán si sigues aquí. Esto es imposible, quizás la llave ni siquiera está ahí.

Él toma mi rostro entre sus manos y pega su frente a la mía. Desde aquí puedo olerlo perfectamente. Cameron, mi aroma favorito. Lo extrañaba tanto. Pareciera que pasaron años, cuando en realidad sólo han sido semanas sin verlo. 

-No me importa morir, si la razón es por ti –susurra contra mi rostro. Su aliento huele a menta- Lo haría sólo para poder protegerte, es simple. 

Frota su nariz con la mía y lentamente se acerca e intenta juntar sus labios con los míos. Nuestro aliento choca, es emocionante. Sin embargo, esto es algo que no podrá pasar. 

Pongo mi mano libre en su hombro y lo empujo un poco para que se aleje de mis labios. 

-No quiero –murmuro –No quiero que me beses. 

Frunce el ceño. 

-¿Por qué? 

-Porque sé que después tendrás que alejarte y…

-¡Cameron! –Grita una voz que me resulta familiar.

Me giro rápidamente y veo a Matt entrar. ¿Matt está aquí? ¿Con Cameron? 

Su cara se llena de alivio al mirarme. Corre con sus brazos extendidos y me abraza con muchas fuerzas. Oh, había olvidado los exagerados abrazos de Matt. 

-Mi pequeña –susurra y besa mi cabello. 

-Papá. Tranquilo, estoy perfectamente. 

Matt se aleja y mira la esposa. 

-¿Quién infiernos te esposó? 

Voltea a ver a Cameron y arquea una ceja. 

-Fue él. –Cameron señala a Walter con su barbilla.

Matt lo mira impresionado. Walter sigue en el suelo, en la misma posición 

-¿Lo mataste?

Cameron se encoje de hombros. Vuelve a tomar el aro con las llaves y sigue intentándolo. Matt sigue mirando el cuerpo de Walter completamente perplejo. 

Escucho un ‘crack’ y siento mi muñeca liberada. 

-Bingo. –Exclama Cameron.

Acaricio mi muñeca. Tiene una pequeña línea roja alrededor. Me lastimó bastante. 

-Gracias –susurro. 

Cameron asiente. 

-Tenemos que irnos –dice Matt. 

-Me parece una gran idea –Cameron sonríe. Vaya, no lo había visto sonreír hace tiempo.

Pasamos por un lado del cadáver sin vida del chico rubio que mató Cameron y caminamos por unos pasillos. Cameron está muy cerca de mí. Demasiado diría yo. Camina con su pistola apuntando. 

De pronto, no sé cómo ni de dónde, sale un grupo de hombres armados. Nos apuntan. Mierda, estamos en problemas. 

Cameron toma una pequeña radio que tiene a un lado de su cintura y lo pone en su boca. 

-Steven… adentro, ¡ahora!

Había olvidado que era un policía. Se acerca a Matt, que ya también tiene su arma en la mano. A pesar de que estoy alejada de ellos, logro escuchar lo que susurran:

-Yo los de la derecha –dice Cameron– Y tú los de la izquierda. ¿Trato?

-Trato –responde Matt. 

Negocios Miserables (Cameron Dallas y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora