2. Disparo insignificante

Comenzar desde el principio
                                    

—Deja de ser tan dramática —rodó los ojos. ¿Dramática?

Sí, sí lo estás siendo.

—Pues perdóname por no confiar en alguien que le dispara a otro como si nada —ironicé.

Jake se pasó la mano por el cabello a la vez que exhalaba, ya frustrado.

—Ya no hay forma de que te pongas peor con el tema del disparo, ¿verdad?  —preguntó, su tono expresaba fastidio—. Bien  —se encogió de hombros—, entonces supongo que no hay diferencia si hago esto...

Volvió a disparar.

Esta vez, en el pecho del hombre.

—¡Mal parido hijo de...! —comencé, hablando más rápido de lo que planeaba, pero silenciándome al cubrirme la boca con la mano por el shock.

—De puta. Sí, sé cómo termina la oración —sonrió.

Ya no se escuchaba la irritante voz del hombre, solo se había incrementado el charco de sangre alrededor del cuerpo inerte.

—Acabas de... de matarlo  —mi voz salió en un susurro, aún conmocionada.

—Nunca dejo nada sin terminar —justificó, indiferente.

Empecé a retroceder con lentitud, mis ojos (que debían estar del tamaño de una pelota de tenis) aún posicionados en el cuerpo sin vida.

—Oh, vamos, como si tú fueras un angelito —se burló al notar que me alejaba. Pues... en eso tiene razón, no lo soy. ¡Pero no he matado, maldita sea! Y, ¿cómo rayos él sabe que no lo soy?—. ¿Me vas a decir que no te gustaría tenerla? —Hizo un ademán hacia el arma.

Con mucho esfuerzo, aparte mis ojos del cadáver y miré a Jake.

Vi algo en sus ojos, no sé qué, no sabría cómo expresarlo... pero el impacto de que haya asesinado a alguien comenzaba a disolverse, mi mente restándole importancia al hecho, el cual ya se veía borroso en mi memoria gracias a una nebulosa nube que tapaba la imagen. Sintiéndome más a gusto, como si un interruptor se encendiera en mi cerebro, indicándome que actuara con normalidad como si nada hubiera ocurrido.

«¿Qué? ¿Pero cómo puedes actuar como si nada? ¡Tienes un cadáver enfrente! ¡Reacciona, Alexa!»

Algo desconocido susurro en mi mente palabras tranquilizadoras, incitándome a comportarme normal, aunque aún estaba consciente del hecho del asesinato, diciéndome que no le presté atención. Es algo común, después de todo... ¿No? Mucha gente muere alrededor del mundo cada minuto.

«La muerte es algo que ocurre... Pero no, no lo es cuando matan... O no, sí lo es. Los asesinatos también... Es un tema de lo que se puede hablar como si fuera un tema cotidiano, ridículo, ¿cierto? En las películas siempre los ponen... En los libros aún más».

Más confiada, di un paso hacia Jake.

«Es verdad, los escritores son unos tremendos asesinos, mataron a muchísimos de mis novios... Y aún así la gente los aprecia. Es normal, normal... Además, ese hombre merecía la muerte, por lo que no me debía importar en lo absoluto. Puedo actuar normal»

—Sí, dame el arma—respondí a Jake, quien mantenía el brazo extendido con ésta—, prefiero dispararte a ti antes de que suceda algo más —sonreí.

—¿Ves? Lo reconociste —respondió sin verse ni lo más mínimamente afectado. Lo mire incrédula—. Ten —Con un ágil giro, sin siquiera soltar el arma hizo que quedara con la empuñadura hacia mí y el cañón hacia él, inverso a como estaba antes. Me la ofreció y yo dudé—. ¿No que me querías disparar? —Me miró con diversión ante la vacilación que mantenía.

¿Ficción o Realidad? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora