Defensa Personal

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-Diario de Lorenzo

23 de Febrero de 1840

Ya van 5 días desde que llego Anurian a la casa, desde ese entonces ella no se despega de la señora Morrigan, aunque ella me ordeno ser quien la acompañara, este mujer solo ha querido estar al lado de mi señora. Como todo Vampiro, Anurian debía instruirse en el uso de sus nuevas facultades y esta mañana Morrigan me ordeno empezar a prepararla, así que la lleve a la armería para empezar con su entrenamiento físico. Al llegar allí Anurian se vio abrumada por el número de armas que se encontraban allí, distintos tipos de espadas, mazos, hachas, guadañas, lanzas, armas de fuego, cuchillos, dagas, arcos y demás utensilios de guerra reunidos a lo largo de las eras de la Familia Von Káiser. Pero Anurian se vio especialmente atraída hacia una en específico, cuando me di cuenta ella se había separado de mí y estaba frente a ellas, eran unas Garras de Acero, no eran un arma que cualquiera elegiría para el combate, pero se notaba en su rostro que estas le llamaban la atención, entonces me aproxime a ella y le pregunte.

-Lorenzo: garras de combate, quisieras probarlas???

Anurian en una voz muy baja pero emocionada me dijo.

-Anurian: si

Ella tomo las garras y como si ya las conociera como viejas compañeras se las puso sin problemas y junto a mí que tome unas dagas nos dirigimos a la arena para enseñarle a combatir, al llegar allí me puse en postura y la invite a iniciar, ese fue mi error...No sé si lo hacía por instinto o en su memoria ella recordaba cómo manejarlas, pero su estilo de combate con las garras era excelente, me asfixio en el combate cortándome toda posibilidad de atacar, e incluso en más de una ocasión sentí que si no hubiera bloqueado sus ataques, no hubiera tenido la oportunidad de escribir hoy en este diario, en sus ojos se podía ver la disciplina de alguien que muchas veces antes había enfrentado batallas y creo que hubiera tenido una oportunidad de aplacar sus ataques si ella no se hubiera acercado lo suficiente para que una de sus garras lograra rasgar mi mejilla, ese pequeño corte, esa pequeña fuga hizo que del nivel profesional al que veía a Anurian, diera un salto a algo morboso, la expresión que tenía paso a una cara macabra, con una sonrisa que mostraba solo maldad pura pase de ser un enemigo a una presa, solo podía escuchar el choque de nuestras armas y su risa maquiavélica que retumbaba en los muros de la arena, su fuerza era brutal y sus ataques poco a poco se volvían más peligrosos, temía por mi vida y este miedo llego hasta el punto del pánico cuando con un golpe Anurian me derribo haciéndome soltar las dagas, solo la veía a ella caminar lentamente con esa risa disponiéndose a darme el golpe de gracia, el pánico me invadió, no podía moverme para mí en ese instante mi vida había terminado, hasta que un voz retumbo el lugar, al darme cuenta la señora Morrigan tomo por la espalda a Anurian pasando su brazo pro le cuelo y usándolo para derribarla.

-Morrigan: Detente Anurian

En cuanto esto sucedió Anurian se calmó, soltó las Garras y confundida empezó a llorar al regazo de mi señora, Morrigan la acogió y pidió a la servidumbre del castillo que me atendiera, más tarde cuando ya había terminado mi tratamiento, en encontraba descansando en mi habitación y recibí la visita de ella, venía muy apenada a disculparse, y se ofreció a cuidarme hasta que me recuperara.

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Coven (En edicion para amazon)Where stories live. Discover now