Capítulo 4: Hibari Kyouka

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-... Si, lo se... - El chico que se había tirado de ese mismo techo hace casi una semana atrás, estaba en la misma baranda, mirando hacia abajo, y apoyado perezosamente en ella... claro, esta vez tenía más peso hacia atrás que hacia delante. Obviamente, el chico no quería volver a caerse, pero también estaba actuando demasiado relajado al respecto. - ¿Es así como se siente no ser popular Tsuna?, se siente increíble, aunque realmente no me gusta que me sigan espiando y ahora me peleen o me traten como si fuera un caso de caridad...

- No, no realmente. No ser popular te hace casi invisible, tú no eres invisible, sigues teniendo demasiada atención. - Un suspiro. - Y en lugar de ayudar, solo están haciendo todo peor, imbéciles.

- Ma Ma, y luego me dices que no me enfade. - Bromeo el beisbolista.

- Soy una voz sin cuerpo aparente, muy pocos pueden oírme así que no importa. - Yamamoto hizo una leve mueca. Por alguna razón tenía el presentimiento de que Tsuna podría estar haciendo cosas indebidas aprovechando que nadie podía verlo, solo esperaba que no fuera cierto. - Además, tu mejor arma es ignorarlos. ¿Sabes que duele?, ser ignorando, en especial si son populares. No me preguntes la razón...

-... ¿Eras popular? - Obviamente no, pero le gustaría saber.

- No, totalmente lo opuesto. Era el inútil y el hazme reír de la clase, aquel a que le dejaban los trabajos, aquel a quien culpaban si las cosas salían mal, aquel a quien perseguían y molestaban... - Una risa no muy feliz. Esa risa le puso los pelos de punta a Yamamoto, y no sabía la razón. - Todos me llamaban Dame-Tsuna...

- Para mí no eres un inútil. - Lo había ayudado mucho en los últimos días.

- Eso es porque en verdad no me conoces. - Fue la respuesta tranquila, casi inmediata, como si fuera lo más común del mundo.

- Tsu-

- Por cierto, tienes visita. - Continuo como si nada, como si no hubiera cortado a Yamamoto en medio de la frase.

- Herbívoro... - Que se supone que debía de siquiera pensar con esto?, iba a buscar la forma de morder hasta la muerte a los fantasmas, porque este merecía ser mordido hasta la muerte muchas veces.

- Ma Ma, buenos días Hibari, ¿cómo estás? - Dijo Yamamoto con una sonrisa estampada en la cara, como si no se diera cuenta en lo absoluto de la sed de sangre del prefecto ni del peligro en el que se encontraba. - Veo que ya conoces a Tsuna, hahaha.

-... - Tonfas en mano...

- Gracias por ayudarme antes, Hibari. Te debo una. - Y de la manera más espectacular... arruino el agradecimiento: - Temo preguntar, ¿pero de donde siquiera salió ese colchón?

Era una pregunta totalmente valida, y cualquiera hubiera preguntado... solo no en frente de Hibari, por razones obvias. Y por supuesto, esas mismas razones se dieron a conocer, pero aun así Yamamoto no se veía ni sorprendido ni preocupado.

- Ma Ma, siempre me pregunto que tenia de divertido ir por allí jugando con esas tonfas. - Comento Yamamoto aun con su sonrisa intacta, bloqueando el golpe con su fiel bate.

La única razón por la que Hibari no iba con todas sus ganas era... lo estúpido de todo el asunto. La pelea habría durado cuanto mucho solo 5 minutos, el tiempo suficiente para decidir:

- Herbívoro, los viernes, luego de clases, en esta azotea, trae tu bate. - Era algo diferente, un desafío...

- Ma Ma, de acuerdo. - Hibari no había logrado golpearlo, pero el otro solo se defendió, así que realmente no había sido una pelea como tal. - Gracias por salvarme, Hibari. - Ya lo había dicho, ¿no?

- Tsk. - Que situación... - No fui yo.

- ¿Eh?, ¿a qué te refieres?, tu-

- No paso por mi cabeza que fueras a cometer la idiotez de cometer suicidio en mi institución... - Eso le recordaba... - Te morderé hasta la muerte, herbívoro.

- Calma, calma... - Yamamoto sudo frío, que rápido era Hibari en iniciar una pelea. - Peleare contigo más tarde, te lo prometo. - Necesitaba respuestas. - ¿Entonces como supiste cuando iba a lanzarme para tirarme el colchón? - Fue demasiado sincronizado, en su humilde opinión.

-... - No quería admitirlo...

- Tsuna me dijo que-

- Tu dichoso amigo fantasmita me ordeno lanzar el colchón sin explicación alguna. - Aunque luego de que el beisbolista aterrizara en dicho colchón, no era necesaria ninguna explicación. - Lo morderé hasta la muerte-

- Ma Ma, calma... - Yamamoto hizo una mueca interna ante la mirada de muerte del prefecto. ¿Cómo iba a morder hasta la muerte a un fantasma?, no quería saber. - Espera, Tsuna te ordeno...

- Hmp. - Los iba a morder a ambos.

-... Me mintió. - Realmente no estaba tan sorprendido como debería. - Él dijo que ya tu sabías todo...

- Obviamente no, herbívoro. - Si lo supiera todo no tendría por qué hacer papeleo ni cazar gente, punto y aparte.

-... Entonces tu tampoco sabes sobre lo de Kyoko y su hermano... - Yamamoto dejo de sonreír. - ¿no?

- Te refieres a los Sasagawa... - Hibari dejo la mirada de muerte y la sed de sangre por un momento. - El mayor de ellos está bajo amenaza de expulsión, si eso es a lo que te-

- Están buscando expulsarlo de la misma forma en como fue suspendido... - No, no sabía. Otra mentira más... - Van a utilizar a su hermana, y ya sabes cómo es el... no podrá controlarse y eso terminará en violencia, lo cual significaría su inmediata expulsión. Y una vez-

- El acoso, sexual o no, está terminantemente prohibido en estas instalaciones... - Oh oh, unas cuantas personas terminarían en el hospital el día de hoy...

-... Bueno... - ¿Que podía hacer?, el prefecto ya había desaparecido y Yamamoto no iba a correr detrás de el para detenerlo. - Tsuna, si estas allí, eres un manipulador.

- Él no me iba a creer. - Dijo el chico a su lado un tanto avergonzado. - Y no quiero molestarlo más de la cuenta, así que...

- Me engañaste para que le diera tu mensaje... - Se sentía estúpido en cierta forma, pero al menos fue con buenas intenciones. - Podrías haberme dicho la verdad.

- Te hubieras sentido utilizado y no habrías hecho nada y no me hubieras escuchado. Luego, hubieran sucedido las cosas malas y te sentirás muy culpable por no haberme escuchado, pero ya sería algo tarde para cambiar las cosas. - La voz suspiro a lo último, como si le pesara decir eso.

-... Cuánto tiempo me has acechado otra vez? - Yamamoto pregunto lentamente, sonriendo un tanto incómodo.

- Unas dos o tres semanas, más o menos. - Un leve bostezo. - Claro, no de forma constante, ni en tus momentos privados obviamente. - Esto sonó muy incómodo, para ambas partes.

-... No eres gay, ¿verdad?

- ¡Claro que no!

- Ma Ma, no hace falta que grites, solo quería estar seguro... - ¿Y quién no en su lugar?, era un fantasma y no lo podía ni ver, lo cual hacia las cosas un tanto incomodas dependiendo de la situación, el lugar, y el momento dados. - ¿Deberíamos detener a-

- No podrás detenerlo... - Yamamoto pestañeo, dejando de sonreír.

- ¿Por qué te pusiste nervioso? – No tenía mucho sentido en su mente...

- Hehe... - Yamamoto simplemente no entendía a que se debía el cambio. – Es que... no quiero ser mordido hasta la muerte, y sé que a Hibari-san no le faltan las ganas de intentarlo...

An Unwanted WishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora