-Hecho - me dio una palmada en el hombro - Mandaré al mesero y, tendrás tu pescado especial con limón y esa salsa extraña - se alejó riendo, y yo me senté al lado de Tom, todos veían el menú, definitivamente los llevé al mejor lugar, y me llevé a mi, de vuelta a mis amigos, los que nunca decidimos dejarnos ir, los problemas lo ameritaban, y solo así todos pudimos saber que eramos, y que queríamos, para resurgir como los fenix -

-Si que es un gran lugar cariño - me dijo Tom sonriente al sentarme a su lado, sujeté su mano por debajo de la mesa y sonreí - Creo que quiero tener un pez de mascota -

-No Tom, se moriría por que no los cuidas - dijo su madre graciosa, lo cual nos hizo reír, a todos menos a Tom, que se puso rojo, así es su madre, suele contar anécdotas graciosa - Y como olvidar cuando hizo a Romeo, se veía tan lindo, o como cuando se reto con Ben y tuvo que pintarse el cabello de rosa, sus hermanas le pusieron troll, y frutlups - reí sonoramente al escuchar esa tontería -

-Hice algo así una vez en la universidad, había algo llamado la noche de las palomas, y no no es lo que piensan, los novatos, osea nosotros, al graduarnos, nos hicieron pasar del quinto piso al primero, a obscuras, no es temible, pero, metían en sabanas todo lo que encontraba, planchas, pedazos de metal, sarténes, y nos hacían pasar mientras nos golpeaban, fue horrible y creeme no hay reto que me asusté desde eso - todos reían, e imaginaban la tontería que había hecho y si que lo fue -

Si, nos dieron el mejor servicio, me sentía mal aveces de mirar como a los demás no les llevaban su comida a tiempo. Comimos y reímos, y cada vez me era más difícil acostumbrarme, y me convencia, y me repetía a cada segundo, que ellos no serían igual, que estaba vez, había hecho una buena elección. Que no me había equivocado con Tom, que no me había equivocado al dejar todo, al cambiarme, en querer ser mejor, por él, y lamento que haya sido por alguien más y no por mi, pero así sucedió, aveces vamos siempre buscando eso que queremos sin darnos cuenta que lo tenemos enfrente. Al terminar la comida, Tom volvería con sus madre y hermanas a su casa, y para ser sinceros, no quería estar sola, aun era temprano, y hoy, no quería ver películas ni leer, ni música ni nada, solo quería compañía, solo de Tom, pero sería egoísta pedir que dejara a su madre y hermanas solas, después de todo vienen de muy lejos. Y seria molesto pedir quedarme en su casa, y quizá inapropiado, pero que podía decir, me volví muda un instante, y ya solo disfruta el instante oliendo su perfume. Me quedé parada afuera del restaurante, después de despedirme de mi amigo, mirando con calma las luces de la ciudad, y viendo cuan afortunada soy, no solo por encontrar a Tom, si no por seguir con vida, cerré los ojos y disfrute de la brisa fría que traía el viento, sentí la tela del saco gris de Tom, me puso su saco por detrás al ver que tenia frío, yo había ganado, tenía su saco, y podía enloquecer con su perfume, el me rodeó con sus brazos, y colocó su barbilla en mi hombro, tuvo que agacharse un poco, ambos veíamos hacia las luces de la ciudad, esperando a sus hermanas, que compraba recuerdos para su regreso a Londres.

-Se cuan cursi va a sonar, pero ya no me importa mucho, contigo me cuesta mas trabajo ser más serio, mereces un príncipe, y cada día intento serlo - sentí su respiración en mi cuello, y cuanta paz me daba su presencia - Cada día agradezco haberte encontrado entre tantas gentes, eres una variante en un mar de infinitas constantes, es tonto decir que eres una chica indefensa, por que eres tan fuerte, y tu fortaleza me da   esperanza, y es motivo para ser igual, por eso cada día, intento ser ese príncipe, ese caballero, ese hombre varonil, y todas su variedades, cada día soy algo diferente, solo por que lo mereces, y algo en mi me hace hacerlo, me enloquece solo pensar en ese hombre -

-Me encanta que seas tú - dije en un susurro oliendo su perfume - Que seas todo eso, aun que no me importaría no tener al hombre de acero, al varonil, al príncipe, me encanta que solos seas tu mismo, la naturaleza es sencilla y eso es lo que la hace bella - sonreí al repetir las mismas palabras que el me dijo, el sonrió también, para después dejar un beso en mi cuello, que causó una pequeña descarga eléctrica en mi ser -

Cuando Nos Descubra La Casualidad Where stories live. Discover now