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—¡Eres un tonto!—Valentina estaba quitándose el cabello de la cara mientras que él se limitaba a sonreír.—¡Yo ya había tomado una ducha!

—Me pareció que no se había enjabonado muy bien, Señorita Ferroso—Frederick sonreía divertido.—Así que quise ayudarla con eso

—¡No es verdad!—Valentina le golpeaba el pecho pero no muy fuerte.—Yo me duche bien, tu eres un mal perdedor que no acepto la decepción de no haberme visto desnuda.

—Justo ahora puedo hacerlo solo necesito quitarte esa molesta bata de baño y podré verte desnuda

Valentina lo miró horrorizada para después fruncirle el ceño molesta. Ella tomó la bata de baño más fuerte y la junto lo más que pudo. Eso solo hizo que Frederick pusiera atención en su escote, por el que escurría el agua.

No le servía de nada, se dijo Frederick. Podía ver la forma en la que la tela se adhería a sus pechos; era demasiado erótico. Frederick podía apreciar la forma en la que sus pezones se tensaron debajo de la tela ya que sus puntas se notaban ligeramente contra la tela mojada. Miró más abajo y vio que las caderas de Valentina si bien no eran exageradas, eran generosas.

Quiso seguir explorando su cuerpo pero una mano en su mentón lo hicieron regresar su vista a los ojos de Valentina.

—Mis ojos están aquí, Señor Rousseau

—Solo estaba explorando un poco con la vista

—Mejor que no lo haga—ella le sonrió de lado

—¿Prefieres que lo haga con mis manos?—Frederick llevó las manos de su espalda a sus caderas, haciendo ligeros círculos con sus pulgares.—Ciertamente me gusta más acariciarte con mis manos. Recorrer cada parte de tu piel mojada y secarla con mis labios.

Frederick pudo ver cómo la piel del cuello y pechos de Valentina se erizaba, fue ahí cuando supo que estaba ganando esa batalla.

—Te encantaría, ¿verdad, dulzura?

Valentina puso las manos en su pecho pero no lo empujaba. El agua nublaba un poco su vista pero podía ver la seriedad en el rostro de ella y algo más, un brillo en sus ojos distinto a cualquier otro que había visto en ellos hasta entonces.

—Debo salir de aquí y dejar que te duches.

—No estoy pidiendo que salgas

—No, pero es peligroso estar aquí

—¿Por qué?

Frederick lo sabía pero quería escucharlo de sus sensuales y rosados labios. Podía sentir el calor de sus cuerpos juntos y apostaba a que ella también, no podía ser posible que estando tan cerca ella no pudiese notar lo mucho que le afectaba en ese momento.

—Porque ya he tomado una ducha anteriormente

—¿Es la única razón, Valentina?—Frederick inclinó la cabeza hasta su cuello, donde deposito un suave y largo beso con la boca abierta, probando el sabor de su piel mezclada con el agua de la regadera y el jabón que había utilizado para ducharse. La sintió estremecer un poco. Sabía que estaba excediéndose de los límites pero ella le tentaba demasiado y había algo en ella que le hacía no poder resistirse a ella.

—No es correcto lo que estamos haciendo, Frederick—susurro ella

—No veo por qué no hacerlo—susurró él a su vez contra la piel de su cuello

—No sería nada más que sexo

Tenía razón, Frederick lo sabía y aun así no podía parar. Subió sus besos hasta la parte sensible detrás de su oído. Valentina se aferró a su camisa mojada mientras él besaba el lóbulo de su oreja para después morderlo suavemente y darle un ligero tirón, sin hacerle daño.

Francés® (Terminada)Where stories live. Discover now