Alzo la mirada para verlo, su cara larga y cuadrada lo hace un tipo rudo y sus largas pestañas adornan sus bonitos ojos junto con esos labios comestibles —Tienes varios mensajes, ¿deseas responderlos?—me observa y luego a la carretera y luego a mí con una sonrisa.

Supongo que el sarcasmo es muy notorio.

Vuelve la vista a la carretera—Leé primero los de Matías y luego los demás, asi te contesto que responder —regreso mi vista al celular y busco a Matías en contactos, cuando lo encuentro entro y empiezo a leer los mensajes hasta que cuenta que mamá está con él.

¿Que no era que esa doña no volvería a pisar esa casa?

Bueno, esa será su elección y no la puedo cuestionar.

Salgo de ese chat y voy a la ventana principal —¿Listo para escuchar los mensajes? —asiente y yo el primero que abro es el de Natalia.

—Natalia. ¿Amor, estás en la casa o en la empresa? dime para tener un rato a solas, bebé —arqueo una ceja mientras observó su perfil.

—Dile a Natalia que por favor deje de acosarme o tendré que demandarla por invasión a la propiedad privada y registro a acceso privado.

¿Acosarlo?

Eso no lo había pensado.

Quiero hacerlo también.

Tecleo lo que me dijo y en cuanto el mensaje entra se pone con los dos ganchitos azules y su respuesta no tarda en llegar.

¿Wade, que pasa, ya no me quieres o es que todavía sigues pensando que esa tal mamarracha te va a querer?

Mamarracha tu abuela.

—Tengo el mensaje de tu amada Natalia—ruedo mis ojos— dice que si no la quieres o es que sigues pensando en una mamarracha que no te quiere—lo veo apretar sus manos en el volante y acelera el auto —Ey, tranquilo, nos matarás si sigues conduciendo así.

—Dile a esa loca que deje de hablar estupideces y que se atenga a las consecuencias —tecleo rápido y envío.

Salgo y voy a la ventana principal donde están los otros mensajes, mientras se los leo él va respondiendo y yo mandando.

Ciertamente no puedo negar que la tal Natalia me cae mal, pero yo que puedo hacer.

Nada.

Carraspea—Ya tienen su casa arreglada, digo, que si ya han comprado camas y todo lo demás.

Vuelvo a la posición original en la que estaba sin dejar de vigilar en todo momento a Arturo —pues Elizabeth estos días ha estado durmiendo en el sillón viejo que teníamos anteriormente, en cierta forma, es cómodo, pero aún no tenemos nada ya que mi madre piensa ahorrar primero —miro al frente donde reconozco la calle de mi casa —No es que me guste ser pesimista, pero no me gusta hablar del tema porque ya que soy pobre es algo difícil hablar de comprar y eso.

—Eres pobre, pero con una exelente mente y corazón, aspiras a hacer tu misma y lograr tus sueños, cuando te pones una meta la cumples, eso es lo poco que he sabido de ti.

—No sería nada raro en mí.

—¿Por qué eres tan fría y dura contigo misma? Cuando ganaste solo sonreíste una sola vez y ya no más, ¿por qué?

El Alpha Millonario ©Where stories live. Discover now