-Buenos días. Soy Olivia Reed - la señora de pelo canoso y gafas de culo de botella asiente y se marcha a buscar toda mi información.

-Aquí tienes tus llaves de la residencia y tus horarios y normas de la universidad. Por lo que veo estás en la residencia C, solo tienes que cruzar el pasillo que hay en los jardines de aquí enfrente y buscar el bloque C, la habitación 34, tercer piso. Las clases comenzarán el lunes a la hora que tengas asignada, cualquier duda que tengas la puedes venir a consultar y espero que pases un magnífico año - su última sonrisa me deja claro que le da igual cómo me vaya, solo quiere hacer su trabajo y deshacerse de mí.

-Gracias - con el sobre que me ha tendido me dirijo por el pasillo que me ha dicho y busco el bloque C, no me es difícil encontrarlo ya que están ordenados alfabéticamente.

Por suerte para mí, cuando entro en el bloque veo que hay por lo menos cinco ascensores y me meto en el primero que pillo libre. Para ser el primer día, veo a pocas chicas rondar por la residencia.

Ya en el tercer piso voy en busca de la habitación número 34, que resulta estar casi al final del pasillo, al lado de los baños comunes. Con dificultad introduzco la llave en la cerradura y abro la puerta como puedo.

Lo primero que veo al entrar es una gran estantería que divide el cuarto en dos. Uno de los lados ya está ocupado, por lo que me toca instalarme en el lado izquierdo. Dejo el sobre encima del escritorio que hay pegado a la pared, junto a la puerta, y la maleta la dejo cerca del armario empotrado que me corresponde.

Mi compañera no ha perdido nada de tiempo en instalarse ya que llego a ver fotos colgadas en su lado de la pared y varias cajas abiertas al lado de su cama.

Un golpe en la puerta hace que me sobresalte y giro sobre mis talones. Un pelo negro y bien trenzado aparece en mi campo visual.

-Oh, veo que ya has llegado - se acerca hasta donde estoy y me da un efusivo abrazo -. Soy Stacey Hill.

Sus ojos verdes y bien delineados me reciben con mucha ilusión y esperan una respuesta por mi parte:

-Soy Olvia Reed, pero llámame Liv - salta emocionada sobre mi cama y da unas palmadas para que me siente a su lado.

-¿Eres de primer año? - asiento en respuesta y aplaude con entusiasmo -. Yo también. Estaba nerviosa por ver con quién me tocaba pero creo que hemos tenido suerte.

Mientras hablamos me voy fijando en Stacey. Lleva una camiseta de tirantes de color turquesa y unos pantalones cortos, muy cortos, vaqueros. Y en su look no pueden faltar unas sandalias de tacón a juego con su camiseta.

-¿Te animas a explorar todo esto un poco?

-La verdad es que me vendría bien. ¿Tú conoces algo? - niega con la cabeza y me coge del brazo para salir de la habitación.

Ambas cogemos las llaves antes de salir y nos adentramos en uno de los ascensores, junto a un par de chicas más. Recorremos todo el campus hasta llegar al final, que es donde se encuentra la cafetería. Hemos podido comprobar que hay un edificio para cada modalidad, están los de letras, ciencias y artes; aparte de eso, están el campo de fútbol, una cancha de baloncesto y un polideportivo, rodeado de unas pistas de atletismo.

Cuando entramos en la cafetería vemos que por lo menos la mitad de la universidad debe de estar aquí metida. Stacey y yo echamos un vistazo y cuando veo un cabello castaño que corresponde a un cuerpo que viene corriendo hacia mí, una sonrisa aflora en mis labios.

-¡Livy! - grita mi hermano cuando me alcanza y me estruja contra él -. ¿Has llegado hace mucho? - niego divertida y la mirada de mi hermano se desplaza a la chica que tengo al lado.

-Stacey, este es mi hermano. Justin, esta es mi compañera de cuarto - se saludan con dos besos en las mejillas y mi hermano vuelve a centrar su atención en mí.

-¿Queréis comer con nosotros?

-En realidad íbamos a ir a ver un poco más las instalaciones - no noto que Stacey se había marchado hasta que vuelve de nuevo con un batido de chocolate para cada una -. Te veo luego.

Me despido de mi hermano y cuando me voy a dar la vuelta alguien choca conmigo haciendo que el batido que tenía en la mano se derrame en toda mi blusa blanca.

-Perdón, perdón, perdón - me dice mientras sigue restregando el batido por toda mi blusa-. Ha sido un accidente, perdóname.

-¿Es que acaso no miras por dónde vas? - le reprocho, dirigiendo la mirada hacia mi, ahora marrón, prenda de vestir.

-Sí, sí. Iba mirando otra cosa y... me he chocado. De verdad perdóname, yo te pago la blusa, o quédate con la mía - cuando veo que lleva sus manos a los botones de la camisa, la miro horrorizada.

-¿Se puede saber qué haces? ¿Piensas desnudarte delante de media universidad? - la sigo viendo dispuesta a hacerlo y me llevo las manos a la cara -. Déjalo, iré a cambiarme.

La dejo ahí y junto a Stacey me dirijo de nuevo al bloque C para poder quitarme la nueva obra maestra que alguien ha plasmado en mí.

HASTA QUE DECIDAS DEJARMEDove le storie prendono vita. Scoprilo ora