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Mi nombre es María vivo en un pequeño pueblo rural alejado del ruido de los autos a las 5 de la tarde atrapados en las grandes presas, alejado del estrés de las personas que les da miedo que en cualquier esquina salga alguien los asalten y los tiren al rio, y allí si no mueren ahogados, mueren contaminados entre tanta basura, pues creo que hay mas basura en esos rios que agua, por dicha vivo muy lejos de ese ambiente. Acá mi mayor frustración es que llueva y no poder disfrutar de las tardes de sol en la plaza.
Hoy era el primer dia de clases del presente curso lectivo, como una persona normal detesto madrugar, sin embargo hoy me encuentro emocionada de volver a ver a mis amigas después de tres largos meses, desperté antes de que sonara la alarma y como diría mi mamá le di una cuchara de su propia medicina, pues comencé a tararear el sonido estresante que hace cada día para despertarme ¡Ja punto para mi! Después de bañarme, me pare frente al espejo, y ahí estaba mi cabello negro, que no se sabe si es liso o ondulado, es mas o menos una combinación entre un choque eléctrico y un enjambre de abejas juntos.

Al terminar de "peinarme" o mejor dicho "hacer el intento" tomé mi util escolar que no me puede faltar jamás que son mis audífonos, junto con mi bolso y celular, me despedí de mi madre y salí a esperar el autobús, al estar de pie frente a la carretera volví a tener ese sentimiento de nerviosismo y emoción que sentí el primer día que entré al colegio, al subir me senté junto a una de mis mejores amigas, llamada Lucía, ella al igual que yo amaba ir en ratos libres a jugar bola, o como decimos aquí a "mejenguear" y pues ahí fue donde la conocí, nos pusimos al tanto de todos los chismes, o de todas las cosas que nos habían ocurrido durante las vacaciones, pues el contacto con ella había sido mínimo durante este tiempo.

Al llegar al colegio salude a mis amigas y amigos, reímos un rato mientras esperabamos el hermoso timbre para entrar a clases, y eso es un poco de sarcasmo pues no conozco a nadie que le guste ese sonido.

Al dirigirme a mi aula me tope con dos chicas sus nombres eran Alicia y Michell, las cuales mi dulce corazón no quería, y yo misma me preguntaba ¿por qué? y pues no había respuesta, es esa sensación de ver a alguien que ni siquiera conoces y simplemente te cae mal por qué sí, y cada vez que nos veíamos en los pasillos las tres hacíamos ojos de vaca ahorcada.

¡Y pues que gran manera de empezar el día!

Me encontraba en lecciones de Educación Física y este año había llegado un profesor nuevo, antes de entrar al aula por los pasillos escuché comentarios de algunas personas sobre él, asi que quería comprobar si tanto alboroto tenía una buena razón, al entrar lo vi, era de una estatura media tenia piernas muy trabajadas, se notaba que hacía ejercicio constantemente (no como la mayoría de profesores de educación física), su piel era morena de cara no era muy impresionante, pero había algo que no se le podia negar, y era la causa de todos los comentarios que estaban realizando, y pues tenía un trasero bastante impresionante, en ese instante me di cuenta que probablemente iba a reprobar su curso ¿Como pretenden que uno ponga atención cuando tiene tanta distracción? Nos asignaron dos profesores para desarrollar la clase, uno se encontraba en la institución desde hace varios años, de hecho desde que entré al colegio lo conocía, así que ya le tenía más confianza, en ese momento que me encontraba perdida en mis pensamientos este se acerco y tocó mi hombro, y me preguntó que como estaba, reaccione y respondí que bien, con una cara de confusión debido a que andaba como en otro mundo, le devolví la pregunta y me contesto que bien, a lo cual le respondí con una sonrisa, platicamos un poco, y entre tanto me comentó que quería mi presencia en el equipo de futsala, la cual era por asi decirlo la selección mayor del colegio, con cara de incredula, quedé como paralizada ante la noticia, debido a que esto era mi sueño, pero mi edad no me daba para hacer las pruebas, sin embargo existía una regla que desconocía, y esta me permitia estar dentro del equipo.

El profesor me volvió a hacer la pregunta y sin pensarlo acepté, sali del aula con mi máximo nivel de felicidad, aún no lo podía creer.
Finalizó mi primer día de clases.
Llegue a mi casa, tiré mi bolso, me acosté en mi cama, y dije ¡Este año será el mejor y el más espectacular de todos!

Una Historia Sin Un Final FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora