- Dime Ranma... ¿viniste aquí solo para mirar? - Ryoga estaba molesto. No quería compartir nada con el pelinegro... menos si ni siquiera trataba de ayudarle a conseguir la cena.

- Pues que querías que hiciera, me has estado ignorando desde que llegamos... - gruñó cruzándose de brazos.

- Te dije que deseaba estar solo - respondió tratando de tomar un montón de leña, pero se le cayó. No estaba acostumbrado a levantar cosas con su cuerpo de mujer y cuando trató de juntar la madera contra su pecho, esta resbaló por... por ese volumen extra que no debía estar allí.

- Veo que eres un desastre. Aún no te acostumbras a ese cuerpo y así deseas estar solo - le dijo Ranma tomando la leña por él.

- Nunca voy a acostumbrarme a este cuerpo -

- Lo sé, pero al menos debes aprender cómo levantar cosas con él. No serás chica para siempre, pero mientras esto dure yo te ayudaré...

La mente de Ryoga hizo click.

- ¿Estás diciendo que vas a quedarte conmigo hasta que recupere mi cuerpo? - La cara del Hibiki mostraba horror y a la vez felicidad. No estaba seguro de cómo sentirse.

- Pues sí, yo soy el responsable de todo y esta vez no te dejaré solo - respondió con una sonrisa. Ryoga se sonrojó, pero tal vez solo era por ese nuevo cuerpo que tenía.

- No deberías hacerlo. Akane se preocupará por ti y podría venir a buscarte de nuevo. Sabes que no quiero...

- Si, no quieres verla. Pero tranquilízate, saldremos de esto antes de lo que te imaginas - dijo riendo rebosante de confianza en sí mismo. Ryoga le miró con una gota en su cabeza.

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Un mes después...

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- Dime Ranma, no se suponía que saldríamos de esto... ¡¡RAPIDO!! - Ryoga estaba perdiendo la esperanza. Después de todo, la única forma de volver a la normalidad era recibir un beso de amor verdadero y allí, solo en las montañas con Ranma, eso no iba a suceder. Tal vez debía dejar de esconderse del mundo y enfrentarlo todo como un hombre. Por dentro.

Quizá había una probabilidad de que alguien se enamorara de él como una chica, pero que al ver que en realidad era un hombre decidiera salir corriendo. Así no tendría que casarse con él.

Si, a Ryoga le importaban mucho los sentimientos de "esa persona imaginaria" que aun no conocía, porque así era él. Noble. Y sabía el dolor que significaba perder a alguien que se ama.

Eso era lo único que lo retenía. Su conciencia le impedía jugar con los sentimientos de otra persona para sacar provecho personal y en eso se diferenciaba mucho de su amigo.

Estaba seguro de que si Ranma estuviera en su situación habría utilizado a cualquiera para remediar el hechizo. Pero, Ranma era así y no podía juzgarlo. Al fin y al cabo, era el único que había intentado ayudarlo.

- Sé que me he tardado más de lo que esperaba pero... creo que finalmente he encontrado la solución - Ranma tenía cara de estar planeando algo grande, pero a los ojos de Ryoga solo podía ser una mala idea. En eso, el pelinegro sacó una foto de su bolsillo... - Dime Ryoga ¿Conoces a este tipo?

- Ranma... ¿Por qué traes contigo una foto de Kuno? - preguntó con picardía

- Él las envía ¡Yo no las guardo! - Respondió molesto - ¡Y quieres callarte! ¡No he terminado!

- Te escucho... - respondió Ryoga afirmándose de un árbol.

- Este sujeto es la persona más enamoradiza que conozco, preséntate ante él como chica y te aseguro que te besará. Además es tan idiota que cuando recuperes tu cuerpo jamás se dará cuenta de que eres tú - Terminó Ranma como si hubiese descubierto la cura para el cáncer. Ya comenzaba a reír como psicópata.

Desorientado (RanmaxRyoga)Where stories live. Discover now