El desamor que se convirtió en amor

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Cuando Julia recibió la llamada de Mario, se quedó paralizada y empezó a hiperventilar. Habían pasado ya cuatro meses desde aquel mensaje que decía: 'Julia, necesito tiempo, necesito desconectar, lo mejor será que acabemos con esto'. Desde entonces no había vuelto a saber nada de él, ya que por lo que le dijo su hermana, Mario cambió de número y se mudó de ciudad.

El día en que Julia recibió ese maldito mensaje, se le cayó el mundo encima. Estuvo algunos minutos asimilándolo, no entendía nada. La relación se había acabado sin motivo alguno. Llevaban un año perfecto, Julia acababa de conocer a la familia de Mario y viceversa. Tenían un maravilloso viaje a París pendiente que ansiaban, pero de repente ocurrió lo que más miedo le daba a Julia en el mundo: que la relación acabase.

Desde aquel horrible día Julia no había vuelto a ser la que era. Ella era una chica alegre y alocada. Parecía que su hobby era alegrar a las personas, pero a partir del 4 de septiembre, tanto su vida como su personalidad cambiaron radicalmente. Cada día sin él se le hacía eterno; ya no se le veía por la calle y desgraciadamente había perdido esa sonrisa tan bonita que le caracterizaba.

Fueron los peores meses de su vida, hasta que por suerte, Gonzalo apareció en su vida. Gonzalo era repartidor de pizzas a domicilio. Julia, en una noche de tantas de las cuales no paraba de llorar, pensó que sería una buena idea pedir pizza. Y tanto que lo fue. Cuando ésta abrió a la puerta y vio a Gonzalo fue amor a primera vista. El chico le entregó la pizza y tímidamente le preguntó por su llanto. Ella se sorprendió, ya que hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por ella. Julia se hizo la loca, le pagó y le cerró la puerta. Estaba tan nerviosa que no pudo ni comerse la pizza. A la mañana siguiente, al ir al trabajo, Julia se encontró con una nota que alguien había dejado por debajo de la puerta... ¡¡era Gonzalo!! Le había dejado su número de teléfono por si se decidía a contestarle.

Tras todo el día pensando en lo sucedido, Julia decidió llamarle. Pensó que le iba a venir bien hablar con alguien desconocido que no supiera nada de su historia. Quedaron para tomar un café rápido, el cual fue tan corto que tanto ella como él se quedaron con ganas de seguir hablando, por lo que quedaron para cenar al día siguiente. Los días iban pasando y el interés del uno por el otro iba aumentando. Julia no quería ilusionarse, ya que acababa de pasar por el peor momento de su vida, pero era inevitable. Gonzalo era un chico amable, guapo y sobretodo sabía cómo tratarla. Sin darse cuenta, ya había pasado un mes desde que Gonzalo apareció en su puerta. La relación iba viento en popa y no se había vuelto a acordar de Mario.

Una noche, cuando Julia estaba arreglándose para una de las tantas cenas que Gonzalo le proponía, escuchó vibrar el móvil; era un número que no tenía guardado. Al cogerlo, escuchó la voz de Mario: -Hola Julia, ¿qué tal? ¿sabes quién soy?- Julia no sabía cómo reaccionar. Le contestó simplemente con un sí. Él le propuso tomar un café ya que iba a ir a Manchester a pasar unos días y andaba un poco perdido, por lo que necesitaba su ayuda. Julia se armó de valor y le dijo que no, que ya no le interesaba y que gracias a él, se había dado cuenta de lo que ella misma valía. Seguidamente, colgó el teléfono y siguió arreglándose para su cena con Gonzalo.

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⏰ Last updated: Oct 02, 2017 ⏰

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El amor en la pizzaWhere stories live. Discover now