Habría ido a buscarla alguna vez al colegio, compartido un día de risas o lágrimas con ella. La navidad, cumpleaños y celebraciones aunque hubiese sido ellos dos. Paseos los fines de semana, yendo juntos a los restaurantes.

«¿Por qué no te suicidas?»

(...) abrió los ojos y se incorporó 'hasta sentarse en la cama, el diario cayó al suelo. Las gotas de lluvia comenzaron a golpear los cristales de la ventana.

De nuevo escuchaba aquellas malditas palabras en su mente.

―Sal de mi cabeza, Ursula ―(...) se abrazó las piernas flexionadas y poso la cabeza en la rodillas.

Esa noche no pudo dormir. Bueno, en realidad nunca dormía bien y eso después de cinco años le comenzaba a pasar factura a su corta edad. Fácil distracción, nerviosismo todo el tiempo, además de un claro desorden alimenticio.

Unas semanas antes del baile que se solía hacer en las escuelas americanas (...) buscaba a su amiga Laetha en el campus. No aparecía por ningún lado hasta que vio algo que le dejó un mal sabor de boca.

Su única amiga estaba con ellas.

―¿Por qué no eres capaz de hablarme? ―(...) se había acercado a la mesa donde estaban las chicas con la poca valentía que pudo juntar y habló a su amiga. Pero ésta no era capaz de mirarla a la cara―. Somos amigas, ¿no?

No obtuvo respuesta por parte de Laetha, en cambió Ursula y sus chicas se burlaron de la chica con gafas que estaba por llorar.

(...) sintió que la boca del estómago le dolía, respiró profundo y se marchó del lugar en busca de compañía. Increíblemente en el equipo de jugadores de baloncesto encontró aquello que buscaba. Amistad y compañerismo. Debía admitir que a pesar de que eran groseros y algo arrogantes en el grupito de Nash había algo distinto.

Entonces, Silver irá solo y yo llevaré a (...) conmigo ―la mencionada se sonrojó al escuchar los comentarios insinuantes de los presentes, Nash le pasó un brazo por los hombros con gran seguridad y le atrajo más a él―. ¿Verdad, pequeña lady?

(...) sólo sonrió asintiendo, ¿quién iba a negarle algo a ese rubio tan guapo.

Nuestra chica estuvo muy nerviosa al principio, pero poco a poco fue mostrando una sonrisa de felicidad, una que enamoró al capitán de equipo. (...) comenzaba a tener algo de felicidad.

Pero eso no le gustó nada a Ursula.

«¿Podemos quedar para ir de compras juntas?», Laetha leyó el mensaje pero no respondió.

Esa misma tarde (...) se presentó en casa de Laetha y la convenció de pasar tiempo juntas, pero Laetha no dejaba de recibir mensajes y (...) no le dio mucha importancia hasta que esa tarde su amiga se fue sin decirle ni una explicación. Únicamente le pidió que no le hablará más.

(...) pensó que había hecho algo mal y decidió dejarlo por la paz, pero eso no duró mucho pues no quería perder a su única amiga. Muchos intentos tuvo que hacer para tratar de encontrarla sin Ursula y sus dos esbirros.

―Vamos, Lae ―dijo (...) con voz suplicante―. Sólo quiero hablar contigo, cómo antes.

Laetha la ignoró y pasó por su lado sin dedicarle una mirada siquiera.

―La putita se quedó sin amigas. ― Ursula golpeó intencionalmente a (...) en el hombro al pasar haciendo que la chica se lastimara con los casilleros―. Qué triste por ti ―se burló y Raquel junto a Brianna soltaron grandes carcajadas.

―No la vuelvas a llamar, maldita perra engreída.

Tras escuchar aquellas palabras Ursula y las otras dos se giraron para ver al entrometido que frustraba su diversión, pero no contaban con encontrarse con cierto rubio.

―(...), vamos. ―Nash fulminó a las tres zorras con los ojos y les dejó muy claro que no se metieran con ella―. Quedamos después de clases.

La mencionada sonrió muy agradecida la aparición de Nash, pero siempre terminaba pagando al destino esos favores con sangre.

Una hora justo antes de salir (...) fue a buscar su libro de historia, debía entregar un trabajo pero supo que la cosa no iba bien en cuanto vio a Laetha y tres chicas indeseadas esperando por ella.

―¿Te creerás mucho, no pequeña bastarda?

(...) se cansó y abofeteó a Ursula, pero la rubia reaccionó deprisa y con ayuda de Brianna y Raquel sometieron a la chica y la arrastraron hacia los baños. Lugar donde literalmente la destruyeron física y mentalmente.

No sólo le habían golpeado, cortado el pelo y grabado con el filo de una tijeras la palabra «PUTA» en la espalda. También se habían encargado de sacarle fotos al momento para inmortalizarlo.

«He cambiado de opinión sobre lo del baile. Lo siento, Nash.» Los ojos zafiros de Nash no podían dejar de ver aquel mensaje de texto.

Faltaban pocos días para el esperado baile, todos estaban muy felices con los preparativos menos una chica.

(...) había cambiado mucho, tanto en su ropa de vestir como su actitud de chica tímida, de un día para otro apareció utilizando gafas pues había tenido un accidente. En aquel momento los profesores podían jurar que evitaba todo contacto social con los compañeros, incluso con aquellos que se preocupaban por ella.

(...) miró la notificación de un mensaje en su teléfono.

«Aún espero verte esta noche en el baile, pequeña lady.»

―Nash ―murmuró (...) al leerlo.

Volvió a mirarse al espejo ya maquillada camuflando sus hematomas y cortes, había sustituido las gafas por unas lentes de contacto y se había puesto el vestido que compró la tarde que Laetha quiso cortar todo vínculo con ella.

Se veía muy rara con el cabello bien peinado, tan bien maquillada pero sobre todo lo bien que fingía estar ansiosa por ir al baile.

Antes de salir de su habitación agarró su mochila y se puso unos zapatos sin mucho tacón. Para lo que tenía pensado le sería difícil andar con tacones.

Al bajar las escaleras se encontró con Niko que tenía una flor un poco rara en las manos, estaba dentro de una cajita de plástico finamente decorada.

Estás hermosa, felicidades por las notas ―(...) no emitió ningún sonido cuando Niko tocó a través de la tela la herida que tenía en la espalda―. Toma, un presente en tu primer baile. Que te diviertas, preciosa.

(...) se obligó a sonreír de forma fingida.

―Gra... gracias, me tengo que ir.

La chica se fue prácticamente corriendo de casa y no se detuvo hasta llegar cerca del instituto, quizás iba un poco tarde pero eso no la deprimiría. Volvió a abrir su mochila y no reveló emoción alguna al contemplar sus juguetes relucientes y afilados.

«Por supuesto que me voy a divertir», pensó la chica sin expresión alguna.


N/A: No tenía planeado dejar nota en esta historia pero no lo pude evitar. Gracias por las que han leído, votado y comentado, me crean una sonrisa que no tiene precio (no suelo sonreír mucho). Gracias, mil gracias por tenerme paciencia. Kami-sama se los compensará.


Pd: sólo por si no lo han notado, la letra en cursiva es algo del pasado, algo que ya pasó y la puntitos (...) lo recuerda. Acepto cualquier sugerencia. :)

BlueBerry (EDITANDO)Where stories live. Discover now