CAPITULO 23
En la habitación de los chicos
(Narra Abraham)
-A ver, ¿entonces que pretendes hacer para su cumpleaños?
-Hombre, está sacando un pastel del horno, para ti no creo que sea Alex. -Gonzalo reía.
-¿Podríais ayudarme? No sé, si no os supone mucho esfuerzo... -les dije con un tono en el que entendieron que tenían que venir a echarme una mano.
Se miraron unos instantes y acudieron a ayudarme. El pastel salió perfecto, justo como había planeado. Un bizcocho relleno de chocolate con un “Felicidades princesa” escrito con sirope. Le eché un poco más de azúcar por encima y listo.
-Le va a encantar. -dije sonriendo.
-Si, y a June también, que esta para el chocolate... -dijo Gonzalo riendo.
Alex también rió.
-Bueno, pues esto ya está, ¿no? -dijo Alex aun medio riendo.
-Si, creo que si. -yo.
-¿Llamo a tu hermana para ver qué le compramos? -volvió a sujerir Alex.
-Si, llámala.
(Narra Ane)
Estábamos todas sentadas en una mesa tomando un café, menos Oihane y Nerea, no soportan el sabor del café, por lo que estaban tomándose una coca-cola, cuando de pronto me suena el teléfono. Es Alex.
Me levanté de la mesa y me alejé, seguramente sería para algo del cumpleaños.
Cogí el teléfono:
-Dime Alex.
-Eh... una cosa, ¿que le compramos a Oihane?
-¿Habéis hecho ya el pastel que le va a dar Abraham?
-Si si, está perfecto. Falta el regalo de grupo, ¿que compramos?
-A ver... un momento.
Me posé el móvil en el hombro y le hice a June un gesto con la mano para que se acercara.
-Tía, dicen que que le compran a Oihane. -le dije con un tono de preocupación.
-¿Quiénes?
-Los chicos idiota.
-Ah, vale, pues no lo sé... a ella le gustan detalles simples, como marcos de fotos... ramos de rosas... no sé, algún detalle. Ah, ¡espera! Ella quiere un libro que se titula “Un camino sin fin”.
-Mmm... vale, perfecto.
Volví a atender a la llamada de Alex.
-Alex.
-Sí. -me hizo entender que seguía al teléfono.
-A ver, según June le gustan los detalles simples... y quiere un libro llamado “Un camino sin fin”.
-Vale, ¿alguna idea sobre los detalles?
-¡Oye! ¿No sois vosotros los que os encargáis del regalo? Pues a pensar.
Colgué el teléfono y volví con las demás.
-¿Quién era? -me preguntó Oihane.
-Esto... nada, Abraham para preguntarme donde estábamos, quizá vengan después. -mentí.
Oihane se quedó satisfecha con mi respuesta falsa.
(Narra Alex)