Al comienzo pensé que su muerte, era una treta del viejo, porque eso ocurrió solo momentos después que llegue a Hogwarts y se supone que lo deje débil con Rosmerta, ella vino a verme, dijo que Dumbledore se fue segundos despues, tomo dos de sus escobas y trato de alcanzarme, al parecer voló a la torre, lo que quiere decir que el viejo vio mis alas. Con todo el alboroto, no me percate si algún mortifago subió cuando baje, mi objetivo era llegar a Draco.

Además, Madame Pomfrey, informo que Dumbledore tenía una maldición y una poción que daño sus órganos internos, eso lo debilito mucho y aunque no hubiera caído de la torre, estaba condenado, la maldición en su mano estaba muy avanzada y solo le quedaban días. La profesora McGonagall me lo conto, preguntándome donde fue que salí con Dumbledore. Se lo conté, ella se horrorizo y dijo que Dumbledore fue inconsciente, pero seguro lo hizo por una buena razón. Me abstuve de decir que ninguna razón es buena para poner en peligro a un estudiante, pero como empezó a llorar, solo la consolé.

El viejo se sacrificó por el bien mayor, como tanto le gusta recalcar. Llegar a tales extremos y sin consultar o pedir ayuda a alguien, su mayor error fue que creyó siempre tener la razón y que el fin justifica los medios.

Los estudiantes más jóvenes se emocionaron mucho, cuando vieron por primera vez un carruaje azul pálido, del tamaño de una casa y tirado por una docena de enormes caballos alados de crin y cola blancas, que llegó volando a última hora de la tarde, el día antes del funeral y aterrizó en el borde del Bosque Prohibido. Desde una ventana, ví a  Madame Máxime que baja los escalones del carruaje y se lanza a los brazos del sollozante Hagrid.

Entretanto, iban acomodando en el castillo a una delegación de funcionarios del ministerio, entre ellos el ministro de Magia en persona. Evite con diligencia cualquier contacto con ellos, aunque estoy seguro que, tarde o temprano, volverán a pedirme que relate la última excursión de Dumbledore.

Nos hemos mantenido todos juntos, atraemos mucho la atención, ya que a pesar que somos amigos desde hace meses, es la primera vez que nos ven a todos juntos. En todo este tiempo, Draco ha estado en mis brazos, para molestia de muchos magos y brujas, que se creen con el derecho de opinar sobre mi vida privada.

Le enseñe a Draco el guardapelo falso y la nota de Regulus, aún no le hemos contado a nuestros amigos sobre los horrocrux y no creemos que sea el lugar ni el momento, con tantos magos alrededor y que pueden escuchar todo lo que digamos.

Al día siguiente nos levantamos temprano para preparar el equipaje, puesto que el expreso de Hogwarts partirá una hora después del funeral. En el Gran Comedor, se respira una atmósfera de profunda melancolía.

—Odio esto, lo que menos deseaba es que el Viejo muriera como un mártir, quería desenmascararlo, mostrar su verdadera forma de ser. Que no le importaba que métodos usar, con tal de conseguir su objetivo. Pero que tenemos a cambio, a un mago benevolente que lucho hasta el último momento de su vida contra el mal—Draco me acaricio el brazo y sonrió con pesar.

—Lo que más te duele, es que la persona que consideraste un abuelo, te haya manipulado y dañara a las personas que amas. No tienes que ocultar lo que sientes, sabes que podemos sentir el sentimiento del otro, hay tristeza y dolor en tu corazón—suspire cansado, tiene razón, si tan solo hubiera aceptado mis decisiones y no tratarme como un idiota, se hubiera dado cuenta que mi familia no es un estorbo, sino fuerza para vencer a Voldemort.

—No tiene nada de malo que estés triste o llores por él, aunque toda tu vida te manipulo, fue alguien importante sin importar lo que hizo, solo perdónalo, deja de ir toda la rabia y el odio, te sentirás mejor—asentí y lo besé, no sé si puedo hacerlo, pero tratare de superar todo lo que hizo.

Destinos EntrelazadosWhere stories live. Discover now