Sonrisa Fingida |TERMINADA|

Capítulo 47: Una carga menos

《Amor, ya estoy de regreso en mi departamento, extrañé tu compañía a mi lado en toda la noche de ayer con mi familia, espero que el nuevo año lo hayas pasado igual o mejor que yo, nos vemos mañana aquí mismo si así lo deseas, te diría que hoy, pero vengo agotado y requiero mi descanso, de este modo, cuídate tú también hermosa. 》

Elimino el mensaje que ya es algo antaño y, guardo mi móvil para disponerme a encender mi auto.

¨No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy¨, ciertamente, lo sorprenderé con mi visita.

Al llegar a la vivienda edificada, bajo del auto y lo aseguro mientras acomodo mi abrigo en el cuerpo a la vez que detallo la construcción modesta frente a mis ojos mientras me adentro a ella. Es un lugar escandaloso y fuera de clase, pero grato para él puesto que se anexa a su trabajo. Detengo mis pasos progresivos por las escaleras al llegar al cuarto piso y, buscando la puerta de mi interés me poso frente a ella acuclillada para poder alzar de un extremo el tapete del umbral y levantar del suelo la única llave que Daniel esconde por debajo de ésta. Adentro el metal en la cerradura y abro la puerta de madera emitiendo un leve chillido, pero con pasos prudentes me integro al departamento para poder observar con más detalle su desorden y, finalmente detengo mi inspección del lugar al recibir sonidos provenientes de la única habitación, lo cual me impulsa a seguir mi camino por el corto pasillo hasta esa puerta que aumenta en algarabías mientras más me precipito a ella, y al girar el picaporte lentamente a sabiendas de lo que me espera en el interior del cuarto, me consciente sorprenderme ante tal espectáculo en la cama

La pareja que estaba en medio de su faena lasciva, se paraliza abruptamente al verme también, forjando al sujeto encima del cuerpo desnudo de aquella reportera poco reconocida, que se levante torpemente mientras ambos se cubren su impudor.

—R-rose—balbucea un pálido Daniel jadeante y, exaltado.

Opto por negar de inmediato para luego alejarme de aquella morada incontinente con pasos decididos, hasta llegar y ser detenida en medio de mi camino de descenso por las escalones.

—Lo siento amor, eso que acabas de ver solo ha sido... —lo interrumpo con un mohín austero

—No quiero oír tus explicaciones que son puras excusas, no se puede negar algo que estuvo obvio frente a mis ojos, mejor ahórratelo que aquí todo ya está dicho, hecho y terminado

—No Rose— niega de inmediato tomando mi brazo y mirándome con arrepentimiento — Por favor escúchame

—Da igual—Refuto con un encogimiento de hombros y apartando con repulsión su toque, lo que genera en él extrañeza — Esto tarde o temprano sucedería, ¿Y sabes por qué? —Su mirada atormentada me hace sonreír, veo la culpa iluminar los ojos del pecador— Yo solo vine a hablar contigo, para terminar esta débil relación, así que, sólo me has hecho un gran favor amor— Le explico mordaz ganándome su mirada iracunda

— ¡No puedes hacer eso! —Exclama en un gruñido

Genero otra mueca asqueada por su olor: alcohol. Daniel esta borracho y eso explica un atisbo de su estado exaltado.

—Ya lo hice y, no te quejes porque me has dado los motivos perfectos para acometerlo — Palmeo su rostro comprobándolo acalorado por su realidad enardecida — No vuelvas a llamarme ¿sí?, hasta nunca — Vuelvo mis pasos al frente saliendo de aquella pocilga que con los días incontrovertibles, decae más unido a sus habitantes claro está.

— ¡No te puedes ir! Todo ha sido un mal entendido ¡Perdóname! — Sus pasos torpes me siguen y me vuelven a detener con su agarre frenético en mi brazo al pretender conseguir las llaves de mi auto y detenerme frente a él.

—No seas ridículo Daniel y, hazme el favor de dejar tu escandalo — Lo detallo con desprecio al distinguirlo semidesnudo. Ciertamente es un sinvergüenza sin pudor alguno.

—Quédate por favor... ¡Hablemos mejor! ¿En dónde quedó tu amor? — Toma mis dos brazos mientras continua sus vociferaciones atolondradas.