Capítulo IX: Miedo al rojo vivo.

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Un par de horas transcurrieron; Eli restregaba severamente su cabello contra las marchitas yemas de sus dedos por el prolongado contacto con el agua, y sus delgadas piernas pálidas, sumergidas, pataleaban torpes tratando de mantenerse a flote en el profundo cuerpo de agua, y abofeteando esporádicamente a su delicada tensión superficial; sus atuendos flotaban cerca de donde ella se encontraba, a merced de los inquietos rizos del agua en movimiento y a la áspera brisa que la escasa nitidez en su visión le permitía ver, que liberaba a su razón, y la invitaba a incursionar en todo tipo de pensamientos:

"La superficie temblorosa del agua, tiene un movimiento tan armónico, tan complejo, tan aleatorio, que mi mente sería incapaz de trazarla con tal exactitud de la nada; un rincón de mi encéfalo sin duda, aún custodia aquel halo de irrealidad. ¿Quien es Bennett? ¿Que es?, es extremadamente complicado adjudicar el apelativo de impostor; no por lo que ha demostrado hacer, ya que, la realidad que mis limitaciones humanas son capaces de ver es fácilmente manipulable, al fin y al cabo el solipsismo nunca será una opción rápidamente descartable; sino porque el cambio de la esfera de realidad ha sido tan abrupto, que un plan para engañar a una simple mujer joven tan tosco esta simplemente demasiado mal planeado como para ser"

El astro solar terrestre privó, después de exiguas horas, a los amarillentos pastos escasos del ambiente de páramo del descomunal lago, de sus avaros rayos carentes de calidez; la niebla circundante perdió regularmente su capacidad de opacar la visión, superada tan solo por la gélida tiniebla del crepúsculo. Eli, sumergida hasta el cuello en sus raciocinios, admitió sin querer que la fluidez del tiempo transcurra; y con las yemas de los dedos levemente azuladas y con notable menor sensación del tacto en las piernas y las mejillas, volvió a la concepción clásica del tiempo, y con un azote de sus ojos hacia la orilla, observó a sus dos concomitantes charlar con una voz grave y calmada, sin entender el valor de sus palabras.    

—¿Qué haremos ahora, Bennett?

—Resistir. Es ilógico tener miedo ahora.

—Pero... si la OPCL al fin es suprimida ¿A donde iremos? ¿Qué haremos?

—La OPCL no importa, es solo una excusa para que los débiles actúen en función del bien, si desaparece al fin, solo obsequiará libre albedrío a sus entrenados componentes, y ese mismo entrenamiento garantizará su buen comportamiento.

"En el fondo tienes miedo Bennett  , no puedes ocultarlo por completo, no puedes ser  inmune a todo"— meditó Eberhard —Sí, supongo que tienes razón.  

Bennett era meditabundo, las leves marcas de resecamiento en sus mejillas parecían incomodar el habla en exceso; cada vez que el silencio arribaba, su iris recorría rápidamente el blanco de sus ojos de lado a lado, ojeando cada detalle de la situación, se aliaban en su espectro mental descabelladas ideas y pensamientos, inteligibles para aquellos que le dirigían su miraba; incluso para Eberhard, que había visto a un muy joven Bennett, hace ya un par de años atrás, y que optó por tan solo acostumbrarse a sus extrañas costumbres, que preguntarse el porqué de ellas. Antes de la llegada de Eli, en la organización habían ocurrido ya demasiadas cosas.






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⏰ Última actualización: Mar 13, 2019 ⏰

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