ESPECIAL 10M - Parte uno

Start from the beginning
                                    

Quisiera tenerle rencor alguno, poder elevarlo en groserías. Pero no puedo, vivimos muchas cosas y sentí demasiado para odiarlo. Ahora solo le deseo lo mejor, porque sé que él hace lo mismo conmigo...

I feel your world keep dying, no more use in tryin'

Tony del demonio. No ha dejado de cantar esa maldita canción desde que le conté sobre cómo me rompieron el corazón. Lo peor es que siento que va dirigida a mí y solo a mí. Claro, como mi vecino adolescente no tiene ningún drama con mi hermana y el tema del amor a distancia le está sentado bien, no tiene ningún derecho para cantar una canción sobre despecho y odio.

Esto es una burla para mí.

Oye, deja que el muchacho cante lo que se le dé la gana, si te sientes identificada es tu problema, corazón.

Cállate.

And my body's trashed and low, but to you I'll never show myself for what's insideeeeee!

Rezongo dirigiéndome con zancadas, cual dinosaurio, hacia la ventana que, antes, nos unía y le servía como medio de escape de su casa y problemas. Como mi vecino adolescente no tiene ningún pudor —aunque eso va por cuenta doble— ni siquiera ha cerrado las cortinas de su habitación para vestirse. Está echándose desodorante en las axilas y por el pecho. Ha salido recién de la ducha y trae una toalla gris colgada en la cintura. Antes de que pretenda quitársela, me aferro a los fierros de la rejilla.

—La próxima vez que cantes esa canción le mandaré una foto de tu trasero a Chloe.

—¿Qué quieres que haga? Se me pegó.

—Me llega al corazón, también me incita al rencor y sabes que soy demasiado benevolente para odiar a alguien.

—Pues sí. ¿Murph odiando a alguien? No, señores, eso jamás ha pasado.

—No me gusta tu sarcasmo, Tony. —Guarda silencio caminando hacia la ventana. Por un momento me siento como papá, queriendo decirle que no se acerque a la ventana o puede enfermarse. Prefiero omitir mi advertencia al notar que me examina—. ¿Qué?

—¿Vas a salir?

—Ah, sí —respondo con un nerviosismo que trato ocultar—. Tengo que regresar el diario al chico con el que choqué. Ya sabes.

—Oh... Tu versión masculina.

Suena ridículo, aunque lo sea. Eso sí, el chico del diario se veía mucho más tímido que yo.

—Tengo miedo —confieso tras echarle un vistazo a la puerta, así nadie me oye—. Sé que es posible coincidir en las reglas, tener un pensamiento similar, pero sus tres reglas tienen las mismas palabras que las mías. Si soy víctima de una broma y tú eres parte...

—Relájate —me calma esculpiendo una sonrisa—. Dudo que sea una broma, y no me prestaría para algo así.

Es cierto, Tony no se complementaría con alguna fechoría de mal gusto, sino que me advertiría sobre lo que está pasando. Ese no ha sido el caso, pero sigo cuestionándome la gran coincidencia entre el chico del diario y yo.

Por qué darme una oportunidad tan repentina después de que el amor me apaleó y escupió diciéndome: «eh, tú no sales de infierno friendzoneano. Ahora eres ama y señora».

—Bien —accedo entonces—, ya debo irme.

—Suerte con tu cita —alcanzo a oírle.

—No es una... olvídalo.

Maya me dio el perfil del dueño del diario. Su nombre es Alan y tiene dieciocho año; un año menor que yo. Que es de Nueva York, pero que vino a esta ciudad para acompañar a sus amigos. Estudiante en primer año de Arte. Mencionó también su facilidad para titubear y sonrojarse, cosa que pude notar cuando chocamos. Le gusta leer y es adicto al brócoli. ¿Quién puede volverse adicto al brócoli? Esa verdura es la pesadilla de todos los niños. Ah, y hablando de niños, trabaja de niñero.

Cambiando tus Reglas TR#3 ✔️| DISPONIBLE EN FÍSICOWhere stories live. Discover now