Capítulo 23

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2 Semanas después...

KAROL

Viernes 1:07pm.

Cerré las puertas de mi casillero y al otro lado me esperaba el chico que se apoderaba de mis sonrisas.

—Hola hermosa, ¿tienes planes para hoy? —Preguntó Ruggero con su típico acento coqueto.

—No, ¿y tú? —Dije.

—Iré a dar un paseo con mi linda novia. —Me tomó de la mano y nos dirigimos a su auto, llegamos a nuestro sitio, donde cada vez que nos sentíamos tristes o felices íbamos para aliviar nuestras penas, el lindo parque donde los abuelos nos preguntaron si éramos novios.

Nos sentamos donde siempre lo hacíamos bajo ese gran y viejo roble.

—Juguemos a algo. —Dijo Ruggero.

—De acuerdo, ¿a qué?

—Si tú adivinas el número que estoy pensando, me besas, y si no ganas, yo te beso. ¿Aceptas? —Dijo, con una risita.

—Ese es el juego más estúpido que he escuchado, pero acepto. Primero tú. —Dije tumbándome hacía el césped.

—Ehm… ¡ya!, ¡adivina!

— ¡Ocho!

—No, ¡perdiste! ¡Ahora dame mi beso!

—No, ¡eres un tramposo! —Me levante y empecé a correr muy rápido. Él me siguió, pero antes de que me alcanzara me perdió el rastro, mientras yo me escondía tras un árbol.

—Karol, cariño, ¿dónde estás? —Decía, mientras miraba cada uno de los árboles, me tapé la boca ya que una risita se me salió. Escuché unos pasos cerca. — ¡Aquí estas! —Sus brazos se apoderaron de mí, haciéndome caer bajo él. Me tomo fuerte de los brazos para no dejarme escapar, yo solo reía por su cercanía.

Silenció mis risas en el momento en el que sus labios decidieron plasmarse junto con los míos. Con delicadeza mordió mi labio inferior, y sus labios formaron una peculiar sonrisa orgullosa. Rodeó mi cintura con ambos brazos, y me apegó a su cuerpo. En un torpe pero ágil movimiento, mis piernas se aferraron a ambos lados de su cadera, y mis brazos de apoderaron de su cuello. Me senté sobre el césped, lo miré fijo a los ojos y empezó a hablar.

—Me encanta tu risa, me enamoran tus ojos, amo la manera en la que tus labios se unen con los míos, el brillo en tus ojos cuando hablamos, la manera en la cual entrecierras tus ojos cuando ríes, la manera en la cual alborotas mi cabello, tu voz, tu personalidad, tu nariz, tus largas pestañas, la manera en la cual parpadeas, la forma en la cual muerdes tu labio inferior, la manera perfecta en la cual… —Mis labios se plasmaron junto con los de él por unos cuantos segundos— La manera en la cual tus labios me interrumpen. —Sonrió.

—Yo te amo todo. —Solté una carcajada.

Un trueno se escuchó muy fuerte.

—Va a llover. —Dije apegándome a él. De repente, las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nuestros rostros, desatando una tormenta.

—Debemos irnos ya. —Dijo mientras se adelantaba y me tomaba de la mano, me detuve.

— ¿Qué sucede? —Preguntó, mientras sus ojos denotaban preocupación.

— ¿Alguna vez has dado un beso bajo la lluvia? —Él sonrió.

Me acerque lentamente, puse mis brazos en su cuello y él en mi cintura, nuestros labios se encontraron, cerré mis ojos y nos dejamos llevar. La lluvia mojando nuestros labios, lo bese apasionadamente. Fue la combinación de su perfume, ese tan característico de él, sus suaves labios junto a los míos, su aliento fresco, todo hacía que el momento fuera perfecto. Nos separamos lentamente, mirándonos fijamente.

QUE COMIENCE EL JUEGO  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora