Primera parte

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- Serás carne de cañón aquí, lindura.- JongWoon ignoró las palabras del policía que lo empujaba sin mucho cuidado, si estuviese libre y en otra situación le hubiera dado un golpe por llamarlo de aquella forma, pero con las cosas como estaban le convenía mantener la calma.

Mientras caminaba por los largos pasillos mantuvo la mirada siempre hacia el frente, no era la primera vez que estaba en prisión, sabía como se manejaban las cosas allí; si de por casualidad mirabas a algún prisionero, automáticamente te convertías en su enemigo, y si mantenías la cabeza agachada para ignorarlos, te veían como débil, un potencial blanco para los abusos.

Dos perpetuas. Pasaría lo que le quedara de vida encerrado allí. Mentiría si dijese que eso no lo angustiaba, le gustaba su libertad, su solitaria libertad.

- ¿Con quién pondrás al nuevo, HanGeng?- El policía frenó sus pasos sin avisar haciendo que sus muñecas doliesen.

- Con KangIn ¿Lo quieres tú?

- Es atractivo, si se une al negocio tendría futuro.- JongWoon no pudo evitar reír sarcásticamente ante aquella elección de palabras: "futuro", el suyo ya estaba arruinado, su futuro era simplemente ver el tiempo pasar hasta el día de su muerte.

- Me aseguraré de venir primero en cuanto esté listo para el juego.- Pudo sentir con claridad la mano rozando su trasero y apretó sus puños para contenerse de cometer una locura.

- Soy EunHyuk, puedes dormir en la de arriba.- Dijo señalando la cama una vez que estuvieron solos en la celda. YeSung se giró para enfrentarlo, lo mejor era dejar las cosas claras desde un principio.

- Sea cual sea tu negocio, no me uniré.- No tenía que ser muy inteligente, en la cárcel todo se conformaba por estúpidos estereotipos y el rubio gritaba por todos lados "homosexual".

- Lo suponía.- Contestó riendo mientras tomaba asiento en su cama.- Aunque es un desperdicio, eres hermoso.

- ¿Entonces por qué pediste que me quedara aquí?

- Sólo quería ayudar, la celda de KangIn no es de las más gratas de estar. Por lo que yo cobro y tengo satisfacción, tú lo harías gratis y con dolor.

Un escalofrío cruzó todo el cuerpo de JongWoon, él no dejaría que nadie lo tocara, lo mataría antes, de todas formas no podía ir a un lugar peor.

- Mh, gracias, supongo. Soy YeSung.- Se presentó con su apodo, era una forma de guardar distancia, según él.- No sabía que existía... un trabajo como el tuyo aquí dentro, pensé que simplemente tomaban lo que querían sin consentimiento.- Comentó luego de un momento, tomando asiento en el frío suelo de la celda.

- Normalmente es así, pero aquí un hombre cambió las cosas.

- ¿Mh?- En realidad no le interesaba en absoluto pero debía saber como se manejaban en aquel lugar, además que toda una vida era mucho tiempo para pasarla sin hablar con nadie.

- Se prostituía afuera, conocía a uno de los guardias y a varios presos, y como si fuera poco, tiene una habilidad innata para seducir, todos los presos lo amaban. A la semana de estar aquí uno se atrevió de violarlo en lugar de pagar, el guardia le dio la golpiza de su vida y cuando lo dejo en su celda, el resto terminó el trabajo. Nadie se atrevió nunca más a tocarlo sin su consentimiento.- Una sonrisa apareció en los labios del rubio antes de elevar sus hombros despreocupadamente.- O eso es lo que él dice, yo llegué aquí hace dos años y las cosas ya funcionaban así. Deberías considerarlo.

- No, gracias.- Iba a decir que prefería morir antes de ser una puta, pero no quería ofender a su compañero cuando no había hecho nada para merecerlo.

Prisionero. 《Kyusung》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora