— ¿A qué si? —Lo toma de la mano—. Pero en realidad no estoy aquí para eso, venía a decirte que hoy Christian y yo nos sentaremos juntos en química.

¡Disculpa! ¿Tú vienés a decirme? Ni siquiera a preguntarme si podías, eso sí que no, Christian es mi compañero de laboratorio. Bueno de todas las clases. Y el único al que parece gustarle, en pocas palabras, se puede ir a la porra, ella y <<su Christian y yo nos sentaremos juntos>>, respiro profundo y respondo:

—Lo siento Megan, hoy no será, no he entendido la última clase así que Christian me explicará —me encojo de hombros—será para la próxima —jamás.

—Eso ya lo arreglé, ¿Recuerdas a Derek? Bueno, hable con él y aceptó ser tú nuevo compañero.

¿Es en serio? ¿Derek? El único chico con el que no logro congeniar, con quien tengo una rivalidad en las clases de química.

—No se me viene en gana hacer equipo con él —respondo amargada.

—Bueno Megan podemos sentarnos juntos en geografía, ¿Bien? —interviene Christian.

Le doy una mirada dolida antes de detenerme a pensar, se supone que hoy no tenemos geografía, o sea; que Christian está actuando a mi favor, no puedo evitar sonreír.

—Claro, en geografía se pueden sentar juntos —repongo.

La clase se me ha hecho una pesadilla, Derek no ha parado de interrumpirme y corregirme, sin duda alguna, quiero golpearlo con mi guía de química. Me levanto de mi asiento y pido permiso para ir al baño, asegurando que no me siento muy bien.

Ya en el baño me lavo la cara y me subo en el cimiento de cerámica junto al lavabo, saco mi libro, comienzo a ojear la portada y sin darme cuenta ya estoy leyendo de nuevo.

— ¿Pero qué carajo haces?

Aparto la mirada del libro y me concentro en la persona frente a mí— ¿Leer? —Ahora que lo pienso, tal vez, solo tal vez parezco loca leyendo en un baño.

—Llevas media hora aquí —señala—. Tuve que decir... No importa cómo me excuse, el punto es que pensé que te desmayaste o algo, ya que no aparecías.

—Derek me saco de mi casillas —me encojo de hombros. —No te pedí que vinieras tras de mí.

—Cabeza de chorlito —sacude la cabeza divertido—, vamos a clases.

— ¡Yo no soy una cabeza de chorlito! —Me pongo de pie encima del cimiento—. ¡Soy la reina del mundo! —levanto los brazos en el aire.

—Reina, ¿Podría bajarse de ahí?

—Yo soy la Reina y a mi nadie... —Me resbalo debido a mis zapatos, si no me hubiera agarrado del espejo... Me abría caído y a lo bueno.

—A ver, baja de ahí antes de que te saques un ojo o algo por el estilo —Christian rueda los ojos. Okey, esto es muy divertido, exactamente no recuerdo como me subí, la verdad es que no suelo hacerlo por el simple hecho, y muy ridículo hecho, de que luego no encuentro como bajarme sin golpearme en todas partes antes, si, es algo estúpido.

— ¿Crees qué podrías ayudarme?

— ¿Es en serio? —Se acerca a mí con los brazos entendidos—. Está bien pequeñita, ya te ayudo a bajar.

— ¡No te burles de mi estatura! Tengo una altura promedio, lo que sucede es que tú eres árbol —dejo que me rodeé la cintura con las manos.

—Tranquila rezongona.

—Tonto —murmuro mientras me este ayuda baja. Cuando las chicas de los libros dicen que sienten mariposas en el estómago, no lo describen correctamente, más bien, es como si te golpeara un rinoceronte e hicieran figuras con tu estómago al mismo tiempo, dé esas que hacen los payasos con globos.

Mil Palabras Por Decir Where stories live. Discover now