03 Perdido en la Sorpresa

28.7K 782 31
                                    

Ya es Sábado, Daniel observa su taza de café vacía mientras mira de reojo los amplios espacios de su sala, frente a él, el televisor encendido sintonizando una película que él no ve,  solo piensa: "¿Qué se llevó? ¿Volverá? ¿Volveremos?" Se hacia una pregunta tras otra, hasta que ve la hora en su celular.

- ¡Mierda! ¡las 10!

Llegando a su negocio, estaciona el vehículo y se queda meditando. Había pasado mucho tiempo en que no veía a Victoria. Suele sucederle que cuando piensa que ya esta recuperado de ese quiebre, ella vuelve a revolverle la cabeza y dejarlo babeando. Estuvieron 4 años juntos, fue su segunda relación después de Francesca, una muchacha de 16 años con quién perdió la virginidad en la época escolar. Con ella solo duro 5 meses, pero ahí aprendió a recorrer el cuerpo de una mujer para que esta gozara siempre en sus brazos en el acto amatorio, no había quien disfrutara más con darle placer a una mujer como él.

Baja del auto, un Ford Mustang del 2009, ciertamente el negocio marchaba bien ya que le permitía darse pequeños lujos, como un buen carro, aunque se decía a si mismo que podía darse esos gustos por que estaba solo, la verdad es que el restaurante le daba para tener una cuenta de ahorro bastante grande y no influiría si estuviera solo o con 20 críos que mantener.

Ingresa al restaurante, era una amplia sala dónde el espacio permitía la cómoda ubicación de 29 mesas, cada una con sus respectivas 4 sillas, con manteles color azul marino y una carpeta color marfil, todo debajo de un vidrio que facilitaba la limpieza de las mesas una vez los clientes se retiraban satisfechos. Eran las 11 y ya había clientes desayunando, 16 mesas ocupadas, personas comiendo tartas o bebiendo sus té y café.

Dirige la vista al mesón donde estaba Macarena haciendo un inventario, curiosamente se encuentra en el mismo lugar donde hace un tiempo habían tenido aquel encuentro carnal que él sentía que había manejado tan mal.

- Buenos días - La saluda esbozando una sonrisa.

- Buenos días, Daniel - Lo saluda ella de vuelta, usando el nombre como se había acostumbrado desde aquella noche. - Lo extrañe anoche - Agrega ella coqueteando.

- Si, claro - Responde él con una sonrisa - ya me imagino lo mal que la pasaste en la fiesta. - Macarena calló, sintió entonces que la figura que Daniel tenia de ella era errónea y guardo silencio, no molesta, si no que pensando en como lograr cambiarla para que él lograra verla como ella deseaba que la viera. Él no se queda esperándola y avanza, camina a su oficina para ver los papeleos correspondientes al negocio.

- ¡Daniel! - Exclama, antes de perderlo de vista, y una vez este se acerca, agrega - Maria, la ayudante de cocina, renunció

- ¿Qué? ¿Por qué? - Daniel ingresó a la cocina para hablar con Raúl, el chef y mejor amigo de Daniel, que era de hecho el novio de Maria, compartían la cocina por que eran inseparables. Se conocieron en el mismo restaurante cuando comenzaba todo, Daniel sabe que el éxito de su negocio era en gran parte gracias a los talentos que tenia en la cocina.

- ¡Buenos días hombre! ¿Qué a pasado con Maria?

- Terminamos - Responde Raúl, un hombre moreno y alto de 27 años

- ¿Qué les ha pasado? Yo los veía inseparables.

- No quiero hablar de eso, mas tarde hablamos.

- Esta bien, espero no te importe que hable con ella, se le aprecia mucho.

- Claro, se que son amigos, no te preocupes.

- Bien, iré con ella ahora mismo.

- Pero te advierto que si ella vuelve, yo me voy. - Sentencia al último Raúl, dándole de inmediato la pauta a seguir a Daniel, que por esta vez entiende que hable así a causa del quiebre.

Daniel maneja a la casa de Maria que está a un par de kilómetros, estaba evidentemente preocupado, algo serio había sucedido, Raúl claramente estaba dolido y molesto. Estaciona su vehículo y toca el timbre de la reja, nadie contesta, escucha unas risas provenientes del patio trasero. Insiste. Al cabo de un par de minutos y tras no recibir respuesta, decide ingresar. La casa es grande, un buen barrio, todas casas aisladas, por lo que camina por un costado guiado por bloques que hacían de pasillo. Llega y ahí esta Maria, una mujer blanca, de 1, 66 de altura, cabello castaño corto, de labios gruesos y mirada seductora, ríe sentada en un sillón, dentro de una sala con paredes de vidrio que hacia de terraza en esta época fría. Probablemente no se encuentre sola en ese momento, ignorando este factor decide insistir y camina, sin tomar en cuenta una sensación interna que le decía que lo mejor era devolverse. Se acerca más y decide alzar la voz para llamar su atención, pero antes de llevar a cabo aquella acción, el siguiente paso que da lo hace reaccionar, junto a Maria había otra mujer que estaba en ese momento aproximándose a ella, la posición lo dejaba a él sin ser visto, pero a él tampoco le permitía ver los rostros de ellas. Pese al frío del invierno, vestían un tanto ligeras de ropa, seguramente dentro estaba calefaccionado. La mujer que se acerca viste un enorme sombrero que dificulta la posibilidad de identificarla, se termina posicionando detrás de Maria, y para la sorpresa de Daniel, termina agachándose y besándola.

-Oh Dios... - Murmura Daniel atónito y sin reacción a lo que veían sus ojos. Maria era bisexual, y ahí hay una prueba, saca el teléfono para sacar una fotografía, no podía no decirle a su amigo a quien vio afligido antes. Trata de acercarse más, pero la posición no lo beneficia en nada, así espera paciente hasta que le rinde frutos, la mujer que besa por tan prolongado tiempo se saca el sombrero que estorba y termina dejando helado a Daniel que sin creerlo murmura un par de improperios. Aquella mujer que besaba intensamente a Maria no era ni más ni menos que la misma mujer con la que había compartido su cama la noche previa, Victoria.

Carne DébilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora