1. "Akatsuki"

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Capítulo 1.

-El objetivo es una chica de diecisiete años, alta, de cabello negro y ojos azules que pueden pasar al rojo sangre...-

-¿Diesisiete?- uno de ellos chasqueó la lengua -Entonces será fácil-

-No la subestimen, es muy poderosa, por eso mismo la queremos dentro de la organización-

-¿Es guapa?- preguntó el mismo de la vez pasada, todos lo miraron seriamente mientras el se ponía nervioso y acomodaba sus palabras -Digo, creo que sería más... fácil reconocerla si la vemos-

-Pues... eso estará a su descisión- 

-Evades la pregunta porque tu novia podría enfadarse, ¿cierto?, y ninguno de nosotros querría eso- se mofó y se calló al ver la mirada asesina que le enviaban. Tenía miedo y no era para menos, esa mirada atemorizaría a cualquiera. Aunque su cara fue épica.

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-No sabemos como se tomará la propuesta que le haremos, así que, por favor, sean cuidadosos con las palabras (si, se los digo a ustedes, Hidan y Deidara)- dijo el pelinaranja seriamente al grupo que formaba un círculo a su alrededor, todos usando capas negras con una que otra nube tintada de rojo esparcida por esta y todos hombres, a excepción de, obviamente, una mujer, con el cabello azulado y una flor en la parte superior derecha de la cabeza.

-¿Y porqué específicamente a nosotros?- preguntó un rubio haciendo un mohín, claramente ofendido.

-Porque tu y Hidan son unos bocazas que no saben cuando parar su lengua- uno de ellos, con el cabello plateado, y el rubio chasquearon la lengua en señal de enfado.

-Ya. Mejor sigamos pensando como convencerla ¿no?- habló el peliplata.

-De hecho ya lo hemos hecho, pero no han puesto atención, por lo tanto si les toca hablar, se las apañaran solos para no hablar de más y lograr que no los mate- advirtió el poseedor del rinnegan, los dos advertidos pusieron cara de enfado y se miraron entre si, después siguieron al resto del grupo entre los frondosos árboles del lugar, internándose en el corazón del bosque. Donde se supone, se encontraba la chica a la que buscaban: Kasumi Takemure.

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El flechazo no fallaría, su presa era fácil. Del carcaj que colgaba de su espalda, cogió una flecha y la puso sobre la cuerda de su arco, ahora tensada. Hubiera sido más practico sólo sacar un kunai o utilizar las katanas que pendían a los costados de su cadera, pero ella prefería el arco, era su arma favorita para cazar. ¿Cazar? Si, ella cazaba para alimentarse, no iba a comprar comida o algo parecido para alimentarse, el bosque le daba todo lo que necesitaba para vivir, y la verdad no vivía nada mal a pesar de estar apartada de la civilización, pues estar en compañía de alguien no era su fuerte. Claro que no estaba totalmente sola. Había animales por toda la región, y tanto ella como ellos, se acostumbraron a la existencia, compañía y cercanía del otro. Los animales que cazaba eran indispensables en la zona y además eran los que tenía permitido cazar. Con los que pasaba la mayor parte del tiempo cuando se encontraba ahí, eran los lobos, ella podía invocar a los lobos, pero esos eran mucho más grandes y peligrosos, en cambio los del bosque eran normales, aunque no por eso dejaban de ser un peligro. Era algo extraño -y probablemente era porque ella invocaba a estos animales- pero podía comunicarse con ellos, y se había convertido en alguien especial para el macho alfa a pesar de ser un ser humano.

Fijó la vista en su presa poniendo la debida atención para acertar. Soltó la flecha y esta silbó en el aire hasta que un golpe sordo le indicó que había dado en el blanco. Sonrió con satisfacción y caminó hasta el conejo gordo y muerto que se encontraba con el pelaje manchado de sangre fresca. Lo cogió por las patas, pero se detuvo al sentir el chakra de varias personas acercándose. Un pequeño humo se formó a su alrededor y cuando se esfumó, la chica estaba convertida en un lobo blanco, uno de sus tantos secretos como talentosa ninja. Se escondió entre las ramas y esperó. En otros casos se hubiera ido del lugar hasta asegurarse de que las personas o cualquier ser ajeno al bosque -el cual conocía al derecho y al revés junto con todos los seres que habitaban en el- se hubiera marchado, pero esto era diferente: en primero porque era un grupo grande, en segundo porque sus chakras eran poderosos y sus auras no se sentían como para tomárselo a la ligera, y en tercero porque tenía curiosidad por esas personas, pues pocas se atrevían a ir al corazón del bosque, claro que ninguna llegaba, también por el poder que emanaban de si y por el peligro que detectaba en esas personas. Si era necesario tendría que luchar para que no dañaran nada de por ahí. 

Esperó algunos minutos hasta que los vio. Obervó sus capas, sus rostros, sus protectores tachados, sus chakras...

-Sabemos que estás ahí, Kasumi- habló el del rinnegan -Sólo hemos venido a hablar contigo- esta vez la miró fijamente. La chica salió de su escondite y se convirtió de nuevo en humana. Ninguno de ellos se sorprendió, sabían lo que les esperaba, o al menos un poco, y si estaban sorprendidos, no lo demostraban.

-¿Quiénes son?- 

-Somos una organización llamada Akatsuki...-

-Se que organización son- cortó -Estoy apartada de la sociedad, pero no soy idiota como para no ponerme al tanto de la situación de los alrededores- ninguno se imutó, nuevamente, pero si que estaban sorprendidos por la forma en que interrumpió y habló al líder. -Me refiero a que cómo se llaman y esas estupideces-

-¿En verdad quieres saber o te haces?- preguntó el de pelo plateado y ojos lilas alzando una ceja, al cual todos miraron con frialdad.

-No me interesa, es cierto, pero ya que han llegado hasta este punto vivos debo saberlo y qué tan peligrosos pueden ser para mi o para este bosque-

-Bien- asintió el de pelo naranja -Mi nombre es Pain, soy el líder de la organización, ella es Konan, el azul con la espada vendada es Kisame, el rubio es Deidara, el que te habló es Hidan, el de a su lado es Kakuzu, el pelirrojo es Sasori y el del sharingan es Itachi- este último miró a la chica fijamente, esta le devolvió al mirada y se quedaron así un buen rato hasta que Pain habló. -Faltan otros dos, pero no vinieron- Kasumi desvió la mirada del Uchiha.

-Eres uno de los seis caminos de Pain- soltó -Y se que Nagato los controla, así que no faltan dos, faltan tres si contamos a los Pain como si fueras únicamente tu- algunos de ellos dejaron que la sorpresa se acentuara en su rostro; eso no lo sabían muchos, incluso podía que sólo los de la organización lo supieran.

-La chiquilla o es cotilla o es muy lista- dijo Deidara sin saber que su comentario podría traerle muchos problemas. 

-¿Es que no puedes callarte, baka?- masculló Kisame viendo como a los ojos de Kasumi se les iba subiendo un color rojo sangre hasta que el azul no fue visible. El cambio del que Pain les había advertido, el cual no presagiaba nada bueno.

Kasumi cogió una flecha y volvió a ponerse en posisión para lanzarla con el arco, todos se pusieron en guardia al darse cuenta de que apuntaba a la cabeza de Itachi. La chica desapareció un instante dejándolos más al pendiente y cuando apareció se encontraba detrás del Uchiha, sus dedos viajaron a la capa de este y los pasó por su hombro, cuando los retiró, había sangre en ellos. La olisqueó y rápidamente se dio la vuelta disparando una flecha hacia un punto ciego, o eso al menos les hizo creer, pues a lo lejos se escuchó un chillido agonizante.

Siguieron a Kasumi entre los árboles cuando ella se dispuso a caminar rápidamente. Llegaron a un pequeño espacio donde la sangre estaba salpicada alrededor del animal muerto. Kasumi retiró la flecha del cuerpo de un pequeño tigre, pero esa no era la peor herida, estaba cortado por todas partes y con una pata rota, seguramente algún otro animal lo había hecho y la chica sólo lo mató para que ya no sufriera. Dijo algunas palabras incomprensibles para los Akatsuki y después lo miró fijamente a los ojos a cada uno, aun que se detuvo un poco más en Itachi.

-¿A qué han venido?- preguntó.

-Queremos que seas parte de Akatsuki

La shinigami de AkatsukiWhere stories live. Discover now