Capitulo VIII: Nada Puede Salir Mal

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"-Tienes que ser una perra y hacer sufrir a los hombres- repetía una figura desaliñada, encorvada y con unas cuantas lagrimas corriendo por su muy común rostro.

Todo esto se reflejaba en un espejo de medio cuerpo, con una brecha a un lado de este

-Ahora seca esas lágrimas y saca esa perra sin corazón que sé que eres-Annabelle pasó el dorso de su muñeca por su rostro, secando aquellas lagrimas que había derramado momentos antes

Tenía claro en que se quería convertir, ya no obligaría a nadie a quererla, al contrario, los alejaría; no saldría con nadie y mucho menos se enamoraría. Quería ser una perra fría y sin sentimiento, ya no quería sentir, su corazón lo volvería de hielo

-Nada dura para siempre- dijo segundos antes de cerrar su mano en un puño y estamparlo contra el viejo espejo que tenía enfrente, este al instante se hace añicos y de la mano de esta comienza a brotas un mar de sangre. Annabell aprieta aún más duro su puño y se da cuenta que el dolor de sus nudillos no es nada comparado con lo que su corazón siente y se reprocha que sea así

Cierra sus ojos y bota un suspiro para luego salir del pequeño cuarto de baño, dejando atrás todo su pasado, y sellando con sangre su nuevo futuro"

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-dile tu- La inconfundible voz de laura llega a mis oído

-¿yo? ¿Estás loca?-segundos después la voz ronca de carlos, hace presencia.

Sus voces no están tan lejos de mi habitación, hasta podría decir que están detrás de la puerta, me levanto dejando a un lado mi teléfono y caminando hacia esta

-para nada, porque estoy cuerda es que te mando a ti-escucho decir a Laura y podría jurar que en estos momento esta cruzada de brazos.

-A mí no me jodas, vez y has tu tarea, yo me largo de aquí antes que aparezca la perra mayor y comienza a ladrar-no puedo evitar soltar una risita al escuchar como Carlos le dice a Lau, haciendo referencia a Fernanda

Abro la puerta y dos pares de ojos me quedan viendo con cara de "mierda, llego la hora" no le presto mucha atención y termino de salir de mi habitación cerrándola a la vez

-¿se puede saber que hacen afuera de mi habitación? - pregunto cruzándome de brazos y pasando mi mirada del uno al otro

-yo no tengo velas en este entierro, así que como dijo pedrito, compermisito-arrugo mi frente, en signo de confusión y lo miro sin entender lo que quiere decir, a la vez que lo veo alejarse

Cuando ya lo he perdido de vista, vuelvo mi atención a la morena de ojos grandes que tengo al frente, que no deja de mover sus manos dándome a entender que está nerviosa

-¿y bien? - le pregunto para romper el silencioso momento

-¿te han dicho que hoy estas más linda? – ella responde a mi preguntan, con otra pregunta.

Ya me está molestando esta situación, yo no soy una mujer paciente

-Al grano Laura-le digo un poco más fuerte de como lo que tenía planeado decir, esta traga saliva y baja su mirada fijándola en sus tacones de unos cinco centímetro de alto

-es que...bueno, ¿sabes qué día es hoy? -me pregunta de la nada, hago un gesto de confusión

-no, no sé qué día es hoy y tampoco me interesa saber -y es la verdad, no sé qué día es hoy y tampoco estoy interesada en saberlo.

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