Cada habitante del planeta, al menos los 500 millones que sobrevivieron, se vio obligado a entrar en las cápsulas de suspensión de vida en las colmenas, permanecerían en ellas por 200 años; al despertar, la tierra habría tenido bastante tiempo para auto-regenerarse, ya que según cálculos científicos, el mundo necesitaba 200 años de "descanso de la actividad humana", sumado a la maquinaria purificadora de aire y agua, el nuevo mundo estaba a 200 años de sueño de distancia. El planeta tierra renacería como en el pasado, cuando se veía azul desde el espacio. Este era el Plan "Resiliencia" que el mundo patrocinó sin chistar.
Cuando toda la población entró en el gran sueño, una reunión secreta se llevaba a cabo. La Asamblea General de Naciones Unidas estaba decidiendo a quiénes salvar. El Plan "Resiliencia" era la mentira más grande que se había vendido a nivel mundial. Posiblemente el mundo necesitaba unos 20 mil años para volver a ser habitable. Lo cierto es que la riqueza de las naciones se invirtió en 20 naves nodrizas diseñadas en Japón con tecnología motora-espacial americana, metales raros para los motores que solo provenían de China, sistemas operativos e inteligencia artificial alemana, soportes de vida capsular de Rusia e instalaciones y maquinaria de colonización automatizada del resto de potencias. Ganimedes ya estaba colonizado (secretamente), actualmente habían 5 mil científicos especialistas residiendo en ella, también habían descubierto un planeta en otro sistema 100% habitable, con vida animal y vegetal. El plan era llevar las naves a Ganímedes, recoger a los científicos, alimentar los motores nucleares con los recursos extraídos del mismo y continuar a dicho planeta. Las probabilidades estaban al 90% de éxito, pero todo esto se mantuvo ultrasecreto.
La Asamblea finalmente decidió. Solo les tomó una hora. Los líderes presentes y sus familiares abordarían las naves, el 70% de cupos totales pertenecía a los países antes mencionados, el resto se repartiría según las aportaciones de los países al proyecto. Impresas sus huellas y órdenes, las naciones debían llevar a los encapsulados a las naves, los cuales debían estar en un rango de edad entre 18 y 27 años. La I.A Principal ya estaba ejecutando los protocolos de abordaje.
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En Ganimedes, los científicos estaban ansiosos por la llegada de las naves. Este viaje marcaba un nuevo comienzo, una nueva esperanza. Los protocolos de la I.A Se siguieron tal cual estaba planeado. La tripulación y civiles estaban en suspensión capsular desde que salieron del planeta. Solo despertarían cuando lleguen a su destino. Los científicos se encargaron de abastecer los motores nucleares, ya que la Tierra solo pudo abastecer lo necesario para llegar a su Estación. Terminada su tarea, acoplaron su nave exploradora a una nodriza, entraron en suspensión vital y continuaron con el protocolo.
Cuando los científicos despertaron de la suspensión, pudieron ver un planeta azul orbitado por las 20 naves. Inmediatamente se comunicaron con los puentes de sus homólogos, pero solo vieron niños.
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Luego de tomada la decisión, los representantes de la ONU imprimieron sus huellas y órdenes de voz para que la I.A tome el control, inmediatamente después, todos fueron asesinados, pues nunca previeron que los soldados que ejecutaron a todos los constructores y personal de mantenimiento de las naves, los exterminaría una vez que empoderaran a la I.A., pues ésta ejecutaría los protocolos de despegue, navegación e incidencias, dejando a libertad, el abordaje de los encapsulados. Irónicamente, fueron los Escuadrones de la muerte quienes establecieron la prioridad: A menor edad mayor prioridad, pero jamás a mayores de 18.
Gracias a ellos, 1.8 millones de niños se convirtieron en los padres de la nueva humanidad.
