♠ Viernes - Sugar Daddy ♥

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Se acaba el concurso mañana y no sé como tomar esas noticias ;-;

Como dicho ayer quería basar el capitulo previo sobre una canción pero al pensarlo después lo he reservado para hoy – y aun así no están tan relacionados. Al principio también quería basarme sobre la película norteamericana Stoker, pero después me parezco demasiado.
Por razones no me atreveré a escribir un smut/lemon porque no sé como carajo se escribe, y tampoco en español (BUENO de verdad he publicado uno de Phichuuri sobre mi perfil ao3.... En inglés ^^'). Por eso escribiré una versión alternativa del sugar daddy kink, más... inocente? (tengo 19 y aun así el daddy kink me pone súper incomoda cuando lo leyó en fics). El día en el qué podré escribir smut en español, lo sabréis ;)

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Yuuri no fue muy triste cuando se acabo la relación que tenia Mari con Yuri Plisetsky. No era que no le encantaba el ex novio de su hermana, a pesar de la manera muy brutal en la que se comportaba en general y con él en particular, pero eso lo ponía la culpa a las hormonas de adolescentes. Sino que le daba alivia no verlo más pasar por la casa. Siempre le había molestado saber que el amante de su hermana no solo compartía nombre con él, sino también que era más joven y tenia pinta de unos de esos chicos de banda que veía sobre los pósteres de su habitacion. Por supuesto nunca había revelado sus sentimientos hacia este tema mientras salían, y ahora agradaba jamas tener que hacerlo.


Lo que le sorprendió, al contrario, fue la llegada del nuevo novio de Mari.


Ni siquiera se había enterado de que ya había encontrado un nuevo novio solo días después de acabar con Yuri. Según Mari se habían conocido cuando había salido con amigas de la universidad a una discoteca donde había puesto una de las canciones de su banda preferida, haciendo unos remixes muy chulos que le habían encantado, por eso había ido hasta él para pedirle otras canciones.


No le había hecho mucho caso al principio, pensando que era asunto de Mari y manteniendo una distancia cordial para darles espacio. En su cabeza Otabek solo estaba aquí para reemplazar a Yuri, siendo igual de menor que él y no muy alto. Pero era simpático con Otabek, a pesar de no hablar mucho el chico era de buena compañía y no le importunaba.


Se había fijado sobre su apariencia sin querer. Era tanto más diferente de Yuri Plisetsky, como sol y luna, día y tarde. A pesar de ser bajin por alguien de su edad, seguía unos centímetros más alto que Yuuri – lo que dio lugar a unas bromas privadas por parte de sus amigos, llamándole Alto Altin – y se veía más maduro. Aunque era joven Otabek tenia una mirada muy seria que nunca había visto ni siquiera en sus compañeros de la misma edad, un contraste flagrante con su cabello y su manera de vestirse: siempre venia en negro, con una chaqueta de cuero, unos vaqueros rasgados y su casco de motocicleta, la misma moto estacionada en la entrada de Yutopia Akatsuki.


Y si su mente no estaba engañándolo, no era el único en hacerle caso al otro. A veces le parecía que Otabek lo miraba mucho, aun con Mari y sus padres en la misma habitacion. Este tipo de atención no le había parecido muy extraño al empezar su relación con su hermana. Quizás solo estaba buscando la aprobación de Yuuri en su calidad de hermano menor, o quería volverse su amigo, o ver si su comportamiento amoroso le molestaba mientras estaban en la misma habitacion.


Se detuvo cuando se dio cuenta que, en realidad, el comportamiento de Otabek no tenia nada de amoroso. No que era un chico malo o que Yuuri buscaba razones para echarle de la vida de su hermana u odiarle, pero seguía siendo una observación. No seguía su hermana con su mirada cuando caminaba por los pasillos de la casa, no le daba besos, sus mejillas no se enrojecían cuando Mari ligaba con él o lo abrazaba de manera poco sutil. De hecho nunca les habían visto besarse sobre los labios, tanto en la casa como afuera.


Por otra parte, Mari tampoco había presentado a Otabek como su novio, sino como amigo y nuevo ayudante en la posada...


Y no podía regañarlo por esto porque en fin de todo, estaba bueno para su hermana y sus padres. Buen educado, ayudaba con la gestión del restaurante y del onsen con su presencia y, por la sorpresa general, con su dinero. Los Katsuki habían naturalmente rechazado lo más amablemente que podian su oferta de apoyo financiero cuando lo había propuesto, pero se había negado a retirarla. Después habían aprendido que en su tiempo libre trabajaba por la tarde en más discotecas que en la cual donde había conocido a Mari, como DJ.


Le encantaba ver a toda la familia no necesitando nada más con él aquí, aunque le ponía incomodo saber que Otabek gastaba tanto para ellos, también para las cosas más sencillas. Hasta ahora el no le había prestado tanta atención, sino para ayudarle en sus tareas más físicas o preguntarle como iba su día, por lo menos para llenar el silencio que marcaba a menudo sus "conversaciones". Sigo así, hasta el día en el que le compro patines, el primer regalo que dio a Yuuri.


Inmediatamente Yuuri quiso devolverlas. "No deberías, Otabek, eso es demasiado para mí! Te lo agrado mucho pero eso no era necesario."


Otabek, como lo había anticipado, se niego a aceptar la caja de vuelta y se la dio otra vez "Para mi si. Sé que te gusta mucho patinar y que hace tiempo que querías comprarte nuevos patines. Y me gustaria comprarte cosas, te ves muy feliz cuando lo hago para los otros, así que por qué no."


Se sonrojo al darse cuenta de las palabras del menor.


"Vale, pero solo por esta vez, vale? No más regalos caros después de esto."


El kazajo había asentido, dándole una leve sonrisa en respuesta; pero algo le decía que no fuera la ultima vez que lo haría.


Vinieron después muchos regalos: desde mucha ropa, azul y negro – se pregunto como sabia que eran sus colores favoritos – , hasta un cachorro que llamo Vicchan, todos los accesorios que necesitaría para el perro, los discos de sus grupos favoritos, y un casco por si acaso le interesaría montar sobre su motocicleta (nunca lo admitiria, pero que si le interesaba... por lo menos montar sobre la moto).


Incluso hasta sus padres y Mari le animaban a aceptar sus regalos muy considerados, al cual solo negaba con la cabeza o sonrojaba antes de darles la vuelta y regresar a su habitacion. Si se había fijado en sus rostros habría visto sus sonrisas, y la más traviesa de Mari.


Pasaron unos días antes de que tomo su decisión, y al hacerlo se levanto y fue a la habitacion del menor, quien se había vuelto un habitante permanente del onsen.


"Otabek, um... quería hablarte sobre... Bueno, todo esto de los regalos y las compras que haces para mí."


Otabek levanto una ceja, esperando su pregunta con curiosidad.


"Necesitas algo más? Pídemelo y te lo daré, ya lo sabes."


"Lo que quiero no me lo puedo comprar, ni siquiera obtenerlo."


"Estas seguro de esto?"


Antes de darse cuenta, Otabek se había levantado y tocaba su barbilla para alzar su mirada al nivel de la suya. Se acerco a él y se percato de que estaba a punto de besarlo.


"Otabek..." Pero no lo dejo terminar cuando el kazajo junto sus labios.


"Eso que si, no tiene precio."

Fools in love  - *Otayuuri Week*Where stories live. Discover now